GINGER ROGERS

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    Actriz, bailarina y cantante estadounidense, en sus 35 años de carrera, hizo un total de 73 películas, aunque sus papeles más recordados fueron los que hizo junto a Fred Astaire en una serie de diez películas musicales, que revolucionaron el concepto del musical moderno. Virginia Katherine McMath conocida como Ginger Rogers nació en Independence, (Missouri) el 16 de julio de 1911.

    era hija de Eddins McMath, de ascendencia escocesa y Lela Owens McMath, de antepasados galeses. La pequeña Virginia tuvo una infancia difícil. Su madre se separó de su padre poco después de su nacimiento. Así madre e hija se fueron a vivir cerca de Kansas City. A partir de ahí, la pequeña Virginia vivió una constante lucha entre sus padres por su custodia hasta que se quedó definitivamente viviendo con sus abuelos Walter y Saphrona Owens. Muchos de sus primos empezaron a cortar el nombre de Virginia por el de «Ginga», dando origen a su nombre artístico.
    Cuando contaba con nueve años, su madre se volvió a casar con John Logan Rogers. Ginger comenzó a usar el nombre de Rogers, aunque nunca fue legalmente adoptada. Vivieron en Fort Worth, Texas, y su madre empezó a trabajar como crítica de teatro para un diario local, el Fort Worth Record. Así fue como Ginger empezó a interesarse por el mundo del espectáculo. Esperando a su madre mientras terminaban las entrevistas, Ginger empezaba a cantar y bailar encima de los escenarios.

    Cinco años después, Ginger Rogers hizo su debut en el mundo del espectáculo. El espectáculo de vaudeville de Eddie Foy organizó un concurso para encontrar jóvenes talentos. Ginger entró y ganó el concurso con un baile de charleston. Comenzó así una gira con el teatro de variedades por todo el país durante los siguientes tres años. Rogers tenía 14 años. A los 17 años, Ginger se casó con Jack Culpepper, también bailarín, pero su matrimonio no duró demasiado. Más tarde, viajaría a Nueva York con su madre. Allí empezó a hacer diferentes trabajos en la radio y en Broadway, donde debutaría con un musical llamado «Top Speed», que se estrenó el 25 de diciembre de 1929.
    Su debut en el cine se produjo en 1929, en una seie de cortometrajes que llevaban por título «Night in the Dormitory», «A Day of a Man of Affairs» y «Campus Sweethearts». Poco después, Rogers fue elegida para protagonizar en Broadway el musical «Girl Crazy» de George Gershwin e Ira Gershwin. Allí también estaba Fred Astaire, que fue contratado para ayudar a los bailarines con su coreografía. Así fue como Astaire conoció a Rogers, en lo que sería el principio de una historia irrepetible. El éxito de «Girl Crazy» fue inapelable y en 1930, con 19 años, Rogers firmaría con la Paramount Pictures un contrato por siete años.

    A pesar del contrato, Rogers pronto se desvinculó del mismo y empezó a buscarse la vida en Hollywood por si misma. Su debut empezó en 1930 con tres películas con Pathé que no tuvieron transcendencia. Una serie que continuó durante los siguientes años hasta que en 1933 le llegó su auténtica oportunidad con un musical que hizo historia: «La calle 42» («42nd Street»), dirigida por Lloyd Bacon y Bubsy Berkeley, y producida por Warner Brothers. En ella compartió cartel con algunos de las jóvenes promesas del cine norteamericano del momento, que se consagrarían con los años: Dick Powell, Warner Baxter, Ruby Keeler o Una Merkel. La cotización de Rogers subió y trabajó en «Vampiresas 1933» y al año siguiente con RKO para rodar «Volando hacia Río» («Flying Down to Rio») de Thornton Freeland (1933), un musical concebido como vehículo para la famosa y exótica actriz mexicana Dolores del Río, afincada en Hollywood desde los años finales del cine mudo, en la que Rogers tuvo como partenaire a Fred Astaire por primera vez, logrando llamar más la atención el número que compartían Rogers y Fred Astaire que la propia película en sí.
    Ginger Rogers se convirtió de la noche a la mañana en la mejor pareja de baile de Astaire. Juntos, desde 1933 hasta 1939 hicieron nueve musicales para RKO y dieron un nuevo sentido al musical cinematográfico, introduciendo rutinas de baile envueltos en una excelente elegancia y virtuosismo, componiendo canciones que se convirtieron en éxitos como «Cheek to cheek», «They Can´t Take That Away From Me» o «They All Laughed». Aún hoy en día, la expresión «Ginger y Fred» todavía es referencia de una de las parejas más grandes de la historia del cine. Con su bella figura, su personalidad burbujeante y su sentido del humor, Ginger inyectó en el cine musical una vitalidad moderna. Lejos de la imagen puritana de la princesa etérea más propia de la opereta, ella era de carne y hueso. Y le sobraba gracia y encanto natural para enamorar a Astaire y a la platea masculina.

    Croce y John Mueller consideraron en 1933 hacer de Ginger Rogers la pareja perfecta de Astaire, principalmente por su habilidad de combinar sus dotes de baile, su belleza natural y sus excepcionales dotes dramáticas y cómicas. El resultado lo describió a la perfección Katharine Hepburn: «Ella da la sensualidad, él, la clase». Aunque los números los realizaba Astaire con su ayudante Hermes Pan, ambos reconocieron el mérito de Rogers y pronto dejaron que entrara en el proceso de creación, dando su punto de vista y toque personal a los números. Paradójicamente el público siempre consideró a Rogers mejor bailarina de lo que fue, y a Astaire peor actor de lo que en realidad demostró ser.
    De esa prolífica carrera juntos, hay que destacar los grandes números cómicos de «I’ll Be Hard To Handle» de «Roberta», de (1935), «I’m Putting All My Eggs In One Basket» de «Sigamos a la flota» («Follow the Fleet»), de Mark Sandrich (1936) o «Pick Yourself Up» de «En alas de la danza» («Swing Time», 1936), de George Stevens. También otros de gran romaticismo como «They Can´t Take That Away From Me» de la película «Ritmo loco» (1937) de Mark Sandrich.
    Entre los grandes números de baile de Ginger Rogers con Fred Astaire están «Smoke Gets In Your Eyes» de «Roberta» (1935) de William A. Seiter, «Cheek To Cheek» de «Sombrero de copa» («Top Hat», 1935), dirigida por Mark Sandrich o «Let’s Face the Music and Dance» de «Sigamos a la flota» (Follow the Fleet», 1936) o «Let´s Call the Whole Thing Off» de «Ritmo loco» en un maravilloso baile en una pista de patinaje neoyorquina. La serie se cerraría con «Amanda» («Carefree», 1938), de Mark Sandrich y «La historia de Irene Castle» («The story of Vernon and Irene Castle»), de H.C. Potter (1939). Al igual que otras muchas películas famosas de la década de 1930, éstas ofrecían la ilusión de un mundo lleno de elegancia para un público hundido por la depresión económica.

    Con el final de la década de los 30, la pareja decide separarse por la intención de ambos artistas de seguir creciendo en sus carreras así como un cierto recelo de Rogers hacia el director Mark Sandrich. Al parecer estaba un tanto descontenta porque Sandrich dedicaba toda su atención y sus elogios hacia Astaire, dejándola a ella un tanto de lado.
    Aún así, hubo una décima película en la que volvieron a unir sus grandes talentos. Tras una larga etapa sin colaborar, el reencuentro se produjo en «Vuelve a mí» (1949) («The barkleys of broadway»), de Charles Walters, donde Ginger fue la elegida para sustituir a la malograda Judy Garland, quien había conseguido un gran triunfo junto a Astaire en «Desfile de Pascua» (1948).
    A pesar de su éxito junto a Astaire, Ginger Rogers siempre intentó potenciar su carrera en solitario. Logró varios triunfos personales en la comedia de intriga «Estrella de medianoche» (1935) junto a William Powell, «En persona» (1935), «Damas del teatro» (1937) junto a Katharine Hepburn en una de sus mejores interpretaciones no musicales, «Un ardid femenino» (1938) junto a James Stewart o «La muchacha de la quinta avenida» (1939) acompañando a Walter Connolly.
    Tras su separación de Astaire, Rogers comentó que no pensaba hacer más musicales durante una temporada. Y su primer papel no musical llegó en 1939 donde hizo pareja con David Niven y Charles Coburn en «Mamá a la fuerza» («Bachelor Mother») de Garson Kanin. Con «Espejismo de amor» («Kitty Foyle»), de Sam Wood, logró el Óscar a la mejor actriz por un papel que, como suele ocurrir, no está entre sus mejores interpretaciones.

    A partir de ahí, sus ofertas de papeles se multiplicaron y protagonizó películas como «Unidos por la fortuna» (1940) junto a Ronald Colman, «El mayor y la menor» («The major and the minor»), debut en Hollywood como director de Billy Wilder (1942) junto a Ray Milland, «Once upon a honeymoon» (1942) junto a Cary Grant, «Compañero de mi vida» (1943) con Robert Ryan, «Te volveré a ver» (1944) con Joseph Cotten y Shirley Temple en un estimable melodrama producido por Selznick, «Fin de semana» (1945) o el remake del clásico «Gran hotel» (1932, Edmund Goulding) con Van Johnson, o la ya citada «Vuelve a mí» en la que el gran productor Arthur Freed la volvió a unir por una última vez a Fred Astaire diez años después.
    A partir de la década de 1950, la carrera de Rogers entró en un suave pero firme declive, confirmado en la década siguiente:la frenética y corrosiva «Me siento rejuvenecer» (1952), junto a Cary Grant, Charles Coburn y Marilyn Monroe fue su único gran éxito en esta época, aunque tanto «No estamos casados» (1952) como «Forever Female» (1953)-junto a William Holden- contienen estupendas interpretaciones de la actriz. Eternamente relacionada con la figura de Astaire, presentó los Premios Óscar en 1950 y en 1967. En 1992, Rogers recibió un Óscar honorífico por su carrera. En los 60 regresó al teatro. En 1965 para interpretar el famoso musical «Hello Dolly», con el cual conseguiría un nuevo éxito encima de los escenarios, y en 1969 con «Mame», otro éxito apoteósico. Ginger siguió durante muchos años fiel a Broadway y a sus shows personales.
    En 1940 Rogers compró un rancho de 1000 acres en Oregón, al que bautizó como 4-R’s (por Rogers’s Rogue River Ranch). Allí vivió durante 50 años, período en el cual falleció su madre, en 1977. Allá abastecería de leche durante la Segunda Guerra Mundial. Rogers iba a pescar cada día al río Rogue cada verano. Políticamente, Rogers era del Partido Republicano. Duante los años de la Caza de Brujas de Hollywood, Ginger Rogers apoyó sin fisuras al Comité de Actividades Antiamericanas.

    En 1987, su nombre volvió a los titulares cuando quiso entablar un dudoso pleito contra Federico Fellini, al sentirse ridiculizada por el director en su película «Ginger y Fred” protagonizada por Marcello Mastroianni y Giulietta Massina. En 1973, la actriz, respondiendo sobre sus relaciones con Astaire apostillaba: «Muy secas, estrictamente profesionales. Nunca fuimos amigos. Fuera del plató, Fred era un hombre aburrido. Insignificante. Poco comunicativo». Pero en 1991, se publican sus memorias «Ginger, mi historia” en ellas, cómo no ,se refería a su eterno paternaire del que más benévola afirmaba: «…Fred y yo fuimos colegas, y aunque nos peleamos ocasionalmente, trabajamos juntos magníficamente. Basta con vernos en la pantalla: nos divertíamos trabajando y eso se nota.”
    Rogers se casó cinco veces. El primer matrimonio fue con Jack Pepper, el 29 de marzo de 1929, cuando ella tenía tan solo 17 años, y duró unos pocos meses. En 1934 se casó con su segundo marido Lew Ayres (1908 – 1996), del que se divorció en 1941. Dos años después, contrajo matrimonio con el tercero, Jack Briggs, del que se divorció en 1949. En 1953 Rogers conoció a su cuarto marido, el abogado Jacques Bergerac, 16 años más joven que ella, y que más tarde se convirtió en actor y ejecutivo de una empresa de cosmética. De él se divorció en 1957. Y en 1961, se casó con su quinto esposo, el director y productor William Marshall del que se separó en 1971.
    Rogers pasaría sus últimos veranos en el rancho de Rancho Mirage en California, y los inviernos en Medford (Oregón) hasta su muerte, el 25 de abril de 1995 a los 83 años a consecuencia de un coma diabéico. Fue enterrada en el Cementerio Oakwood Memorial Park en Chatsworth (California).