GEORGES MÉLIÈS

    419

    El ilusionista, actor, director de teatro, fabricante de juguetes, cineasta pionero y primer gran creador del cine de ficción, Marie-Georges-Jean Méliès, conocido simplemente por Georges Méliès, nació en el Boulevard Saint-Martin de París el 8 de diciembre de 1861. Su padre, Louis Méliès, era un conocido empresario del calzado parisino, y su madre, Johannah Catherine Schueringh, era holandesa, hija del zapatero de la corte, que se trasladó a París. George fue el último de los tres hijos del matrimonio, perteneciente a una burguesía culta, relacionada con la alta sociedad, pero conservando los viejos vínculos con los antiguos gremios, que los llevaban a mantener una conexión profesional en la formación de su familia.
    Desde pequeño Georges Méliès mostró interés y habilidad en el dibujo. El sentido del clan, que reinaba en su familia había hecho que sus dos hermanos se casasen con dos hermanas, la tercera de las cuales estaba destinada a Georges. Pero este se enamora de Eugene Génin, , que estaba interna en un convento, a la que rapta casándose con ella en 1885, con la total oposición de su familia. Un año antes, ante el previsible escándalo, su padre manda al joven Méliès a Londres. Durante su estancia en Inglaterra, y debido a que su falta de soltura con el lenguaje le impedía comprender las obras de teatro, entró en contacto con el mundo del ilusionismo al frecuentar la «Egiptian Hall», sala de variedades dirigida por el célebre mago Maskelyne.

    Más tarde regresa a París, y a pesar de sus intenciones de ingresar en la Escuela de Bellas Artes, es obligado por su familia a participar en el negocio del calzado junto a sus hermanos. Pero a George no le interesa el calzadio sino las maquinarias. Se encarga de la reparación y el perfeccionamiento tecnológico de esta industria, mostrando las habilidades mecánicas que posteriormente le resultarían tan útiles como creador de ilusiones cinematográficas. Méliès siempre fue un caballero distinguido. Cuando su padre se retiró del negocio, Méliès se negó a continuar con el mismo, utilizando su parte del reparto de la herencia para comprar en 1888 el teatro «Robert Houdin», del que era asiduo visitante.

    Con la incesante capacidad para el trabajo que caracterizó su vida, entre los años 1889 y 1890 combina sus labores de director del teatro con las de reportero y dibujante en el periódico satírico La Griffe, donde su primo Adolphe ejercía como redactor jefe con caricaturas de la política del momento que firma como Geo Smile. Durante los años siguientes se escenifican en el teatro espectáculos de ilusionismo, cuyos decorados, trucos y maquinaria fueron en su mayoría creados por el propio Méliès. Son años de un desbordante progreso industrial y tecnológico: se crea el teléfono, el micrófono, la luz electrica, el gramófono, el motor de combustión interna, el tranvía eléctrico… se había perforado grandes túneles, se había abierto el Canal de Suez y estaba en marcha el primer ferrocarril transcontinental de los Estados Unidos. Se tenía una fe ciega en el progreso, el positivismo y las ciencias.

    Cuando el 28 de diciembre de 1895 Georges Méliès asiste invitado por los hermanos Lumière a la primera representación del Cinematógrafo, decide comprarles una máquina inmediatamente, pero ellos se niegan a vendérsela. Empeñado en hacerse con el invento, optó por construir su propia máquina cinematográfica. Así, el 5 de abril de 1896 proyecta las primeras películas en su teatro Robert Houdin; eran pequeñas escenas al aire libre, documentales similares a las de los hermanos Lumière. Su estilo evolucionó rápidamente buscando crear películas parecidas a sus espectáculos de ilusionismo.

    Méliès fue pionero en la utilización del truco de sustitución de elementos mediante el parado de la cámara, y también lo fue en la exposición múltiple del negativo (doble sobreimpresión) y los fundidos a negro y desde negro. Invirtió una gran cantidad de dinero para la creación del que se consideró el primer estudio de cine, en el que se utilizaron sistemas mecánicos para ocultar zonas al sol, trampillas y otros mecanismos de puesta en escena. En su finca de Montreuil construye el considerado como el primer estudio cinematográfico del mundo, levantando complejos y magníficos decorados. Lo hace e inventa todo Actor de sus películas, dibuja los primeros story-boards de sus historias, valiéndose de sus estudios picctóricos, crea decorados, se convierte en figurinista…
    Trabaja en todos los géneros: Escenas cómicas desde «El regador», imitacióin del «Regador regado» de los hermanos Lumière, «Guillermo Tell», una parodia del famoso personaje medieval, «Le cake-walk infernal», «Una casa tranquila», numerosas historias con trucos de prestidigitador, con trucos cinematográficos asombrosos como «El hombre de la cabeza de goma», óperas filmadas como «La condenación de Fausto» o «El barbero de Sevilla», buscando dar a sus pelícuklas una categoría artística en un tiempo en que el espectáculo supremo eran las representaciones operísticas.

    En 1902 creó la que está considerada su obra maestra, «Viaje a la luna», dividida en 30 cuadros, al modo de las funciones teatrales, con un inicio y un final. Es una película «larga» para la época, que dura 16 minutos, y es el gran paso de gigante de la narración cinematográfica. En ella la evolución de la continuidad narrativa cinematográfica da un paso de gigante, al montar la secuencia del disparo del cañón que lleva a los astrónomos a la Luna y, a continuación poner en escena un decorado con la cara animada de esta, que va creciendo en travelling inverso y sobre la que acaba aterrizando la nave/bala de cañón clavándose en ella. Aunque realizada en blanco y negro, el propio Méliès colorea a mano los fotogramas, siendo el primero en utilizar esta técnica practicada porteriormente con algunas películas de la primera década del siglo XX.

    Méliès intentó distribuir comercialmente «Viaje a la Luna» en Estados Unidos, pero técnicos que trabajaban para Thomas Alva Edison lograron hacer copias de la película y las distribuyeron por toda Norteamérica, y a pesar de que fue un éxito, Méliès nunca recibió dinero por su explotación. Creador de alrededor de quinientas películas, la paulatina transformación de la industria (monopolizada por Edison en Estados Unidos y Pathé en Francia), junto con la llegada de la Primera Guerra Mundial, afectaron a su negocio, que fue declinando sin remedio. En 1913 se retiró de todo contacto con el cine.
    Georges Méliès fue el gran creador del cine de espectáculo y fantasía, dando el paso hacia la creación de un lenguaje de ficción para el cine del que carecía el cinematógrafo tomavistas de los Lumière. Se calcula que entre 1896 y 1913 Méliès dirigió unas 500 películas de una o dos bobinas, la mayoría desaparecidas porque tras abandonar el cine, pobre y desesperado, vende todo su archivo al peso a un traficante de películas viejas, y su obra queda olvidada.

    Entre 1915 y 1923, Méliès monta, con la ayuda de su familia, numerosos espectáculos en uno de sus dos estudios cinematográficos transformado en teatro. En 1923, acosado por las deudas, tiene que vender propiedades y abandonar Montreuil. Pero en 1925 se reencuentra con una de sus principales actrices, Jeanne d’Alcy (seudónimo de Charlotte Faes). Ella regenta un quiosco de juguetes y golosinas en la estación ferroviaria de Montparnasse. Méliès, ya viudo, se casa con ella ocupándose juntos de la tienda. Allí será reconocido más tarde por Léon Druhot, director de Ciné-Journal, que lo rescatará del olvido.

    Desde 1925 su obra será redescubierta por la vanguardia cinematográfica francesa, especialmente por los surrealistas, que reivindican su figura hasta el punto de que Méliès es reconocido con la Legión de Honor en 1931 por toda su trayectoria, pero Méliès sigue vendiendo caramelos en su kiosco de la estación. En 1932 se encuentra en el Castillo de Orly casa de jubilación de la Mutua del cine (institución fundada en 1921 por Léon Brézillon, presidente del sindicato francés de productores cinematográficos) y allí vivirá el resto de sus días con su esposa Jeanne d’Alcy.
    George Méliès fallece en el hospital Léopold Bellan de París el 21 de enero de 1938 y sus restos descansan en el famoso cementerio de Père-Lachaise de París junto a otras celebridades. En 1956 muere su mujer, a los 92 años. Poco antes de su muerte, en 1938, Henri Langlois, creador de la Cinemateca francesa recuperó y restauró parte de sus películas. Con el tiempo, y tras la Segunda Guerra Mundial, se hacen retrospectivas de George Méliès en todo el mundo, exposiciones donde hablan su hijo y su nieto, lápidas conmemorativas donde estuvo su estudio, ya derruído, se da su nombre a calles, se edita un sello conmemorativo del centenario de su nacimiento.. Su figura se convierte en leyenda que perdura hasta nuestros días en que el norteamericano Martin Scorsese le recupera y homenajea en su película «La invención de Hugo». Desde 1946 el premio Méliès otorga anualmente el reconocimiento a la mejor película francesa, y los festivales de cine fantástico otorgan el Méliès de Oro y los Méliès de Plata a las mejores producciones europeas del género.