GENE KELLY

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    Actor, director, bailarín, coreógrafo, cantante… Eugene Curran Kelly, conocido como Gene Kelly, nacido en Pittsburgh, Estados Unidos, el 23 de agosto de 1912, fue, al margen de su faceta más visible, lo más parecido a un autor que ha conocido el cine musical, quizá junto a Bubsy Berkeley, Jacques Demy y Bob Fosse.
    Kelly no es sólo, con Fred Astaire, el mejor bailarín de la historia del cine y el gran renovador del género musical, sino una de las grandes personalidades del Hollywood de los años 40 y 50. aunque también participó en comedias y sobresalió en algún papel dramático, la inmortalidad de kelly descansa en el musical. en 1951, apenas dos años después de iniciar su carrera como director, recibió un Oscar especial de la academia, como reconocimiento a su versatilidad como actor, cantante, director y bailarín, y especialmente por sus brillantes logros en el arte de la coreografía cinematográfica.
    Gene Kelly nació en uno de los barrios más pobres de Pittsburgh (Pensilvania), en el seno de una familia obrera. Su padre era vendedor de fonógrafos y su madre, Harriet, fue la encargada de hacer que Gene y sus hermanos se interesaran por el mundo de la danza. Fue ella quien propulsó la formación del grupo «The Five Kellys», compuesto por los cinco hermanos. Tras deshacerse el grupo, él y su hermano Fred continuaron bailando y preparando enérgicas coreografías bajo el nombre de «The Kelly Brothers». Ambos pasaban horas y horas ensayando enérgicas y vibrantes coreografías, posteriormente características de la danza del atlético artista.

    Durante la Gran Depresión de 1929 que sacude los Estados Unidos y mientras acababa sus estudios universitarios (se licenció en Económicas en 1933), Kelly comenzó a trabajar en diversos oficios para ayudar a sacar adelante a su familia. Finalmente, y como negocio familiar, inauguran una primera academia de baile en Pittsburgh y después una segunda en Johnstown, en las que Kelly trabaja como codirector y profesor de baile. Cuando las academias empiezan a funcionar, él cree llegado el momento de viajar a Nueva York e intentar encontrar trabajo como coreógrafo.
    Con la firme decisión de convertirse en una figura del baile, Gene se instala en Nueva York y en poco tiempo consigue un gran éxito en Broadway protagonizando el musical «Pal Joey» (1940), en el que conoció Stanley Donen, entonces un bailarín del coro. Kelly reconoció en él importantes cualidades técnicas y le ofreció trabajar para él como ayudante. Con esta obra llamó la atención del famoso productor David O. Selznick y del presidente de la MGM Louis B. Mayer. Selznick le ofrece un contrato para trabajar en Hollywood en donde se instala un año más tarde junto a su mujer Betsy Blair. Desafortunadamente, Selznick no estaba interesado en producir musicales y pensó que Kelly podría convertirse en un gran actor dramático, dejando de lado su carrera de bailarín. Sin embargo, Gene no estaba muy entusiasmado con la idea, por lo que recibió con agrado una oferta de la Metro-Goldwyn-Mayer para protagonizar junto a Judy Garland la encantadora «Por mi chica y por mí», dirigidos por el coreógrafo y director Busby Berkeley (que había triunfado con «La calle 42»). La película en la que se ponía de manifiesto una química entre los dos protagonistas recibió muy buenas críticas, e hizo que Gene Kelly se convirtiera en el centro de la atención de Hollywood.

    Tras «Por mi chica y por mí», realizó una serie de películas con la MGM, y en 1944, protagoniza «Las modelos» («Cover Girl», de Charles Vidor), producida por la Columbia y protagonizada también por Rita Hayworth. En esta película Kelly coreografía, con la ayuda de Stanley Donen, uno de los números de baile más revolucionarios de la historia del musical americano, el «Alter Ego», un complejo duelo entre el personaje de Kelly y su conciencia que resulta ser un gran éxito.
    Las cosas le iban bien pero con la entrada de Estados Unidos en la segunda Guerra Mundial, Gene decide alistarse y luchar por su país. Aunque en un principio no se lo permitieron, entre 1944 y 1946 se alistó y dirigió unos documentales patrocinados por el ejército americano durante la Segunda guerra mundial.
    A su vuelta revitalizó su popularidad en películas como «Levando anclas» (1945), de George Sidney) en su primer film mítico junto a Frank Sinatra, que incluye un célebre número musical junto al ratón animado Jerry (de «Tom y Jerry»); «Ziegfield follies» de Vincente Minnelli, de nuevo con Judy Garland y coincidiendo también con Fred Astaire y Lucille Ball; «El pirata» («The Pirate» 1948, de Vincente Minnelli, un clásico del cine musical, en el que compartía cartel con Judy Garland de nuevo) y «Los tres mosqueteros» («The three Musketeers» (1948) de la mano de George Sidney). En esta última, todo un éxito en su momento y no musical, estuvo acompañado por June Allyson, Lana Turner y Van Heflin.

    Gene Kelly debuta como director con «Un día en Nueva York» («On the town»), junto a Stanley Donen. La película la protagoniza junto a Frank Sinatra y Vera Ellen. Fue tal el éxito alcanzado, que la película ha marcado historia en el cine musical. Por primera vez una película musical es rodada en escenarios exteriores reales, convirtiéndose la ciudad en la verdadera protagonista del filme. El estudio se dio cuenta del potencial artístico y creativo de Kelly y decidió darle mayor libertad a la hora de poner en práctica sus ideas. Esa libertad fue la que hizo posible que se realizaran los dos musicales más recordados de todos los tiempos.
    «Un americano en París» («An american in Paris» (1951), de Vincente Minnelli, fue la película que elevó a Kelly al rango de superestrella. Fue uno de los mayores éxitos del año, llegando a conseguir seis Premios Óscar de la Academia, entre los que destacan el de Mejor película, y uno honorífico por la versatilidad de Gene como actor, cantante, bailarín, director, coreógrafo y, más concretamente, por su aportación al género del musical.

    Al año siguiente, en 1952, Kelly volvió a hacer historia dirigiendo junto a Stanley Donen, coreografiando y protagonizando «Cantando bajo la lluvia» («Singin’ in the rain»), al lado de Donald O’Connor y Debbie Reynolds. La película, considerada como el mejor musical de todos los tiempos y una de las mejores películas de la historia, en aquellos años se vio eclipsada por el éxito de su predecesora. En 1954 continuó su fructífera colaboración con Vincente Minnelli en un film no muy apreciado en su día pero que se ha ido revalorizando con el tiempo, «Brigadoon». «Siempre hace buen tiempo» («It’s always fair weather», 1955), especie de continuación en un tono de melodrama nostálgico y amargo de la citada «Un día en Nueva York», también resultó ser muy alabada por la crítica y aunque no por el público debido al tono pesimista del musical. En 1956 rodó en Inglaterra uno de sus proyectos personales más ambiciosos: «Invitación a la danza», con la que debuta como director en solitario. Ganadora del Oso de Oro en el Festival de Berlín, en esta película se reservó distintos papeles, se rodeó de bailarines como Igoy Youskevitch y Tamara Toumanova y dinamitó las reglas narrativas del Hollywood clásico hasta fundirlas con un espectáculo casi lírico, apoyado por la música de André Previn y dotado de un poso de gravedad inusitado en el género casi siempre muy vivo y rápido.
    Tras esta gran oleada de éxitos, la carrera de Kelly empezó a declinar y a perder el esplendor conseguido. Apartado ya del musical, en 1960 realizó una de sus mejores interpretaciones en medio de un impresionante duelo interpretativo entre los legendarios Spencer Tracy y Fredric March en el film «La herencia del viento» de Stanley Kramer (uno de los grandes interrogantes sobre la carrera de Kelly es hasta donde hubiera llegado como actor dramático de no haber tenido como prioridad el mundo de la danza). Tanto su vida profesional como la personal se encontraban en un momento muy difícil. En 1957 su matrimonio de quince años con Betsy Blair («Marty», «Calle Mayor») había terminado debido a la necesidad de crecimiento personal de Betsy. En 1960 Kelly se casó con Jeanne Coyne, quien desde hacía muchos años había sido su asistente y ayudante coreográfica y que años atrás había mantenido un breve matrimonio con su amigo Stanley Donen. De esta relación nacerían dos hijos, Tim y Bridget (tenía ya una hija de su primer matrimonio, Kerry).
    En 1967, Gene Kelly participó en la clásica producción animada «Jack y las habichuelas mágicas». Esta maravillosa realización, mezcla de animaciones y personajes reales, cuenta las aventuras de Jeremy (Gene Kelly) junto a Jack (Bobby Rhia), quienes suben por el tronco de una habichuela gigante hasta el palacio de un ogro. La dulce Serena está cautiva allí y Jeremy deberá rescatarla.

    Después de unos años de aparente olvido, recuperó la fama al dirigir a Barbra Streisand y Louis Armstrong en «Hello, Dolly!» (1969), así como a James Stewart y Henry Fonda en «El club Social de Cheyenne» («The Cheyenne Social Club», 1970). Sin embargo, cuando Gene estaba empezando a conseguir mejores películas y mejores papeles, sufrió un duro golpe en su vida personal al diagnosticársele a su mujer leucemia, enfermedad de la que fallecería en 1973. Viudo y con dos hijos pequeños, decidió dedicarse a ellos y, a partir de ese momento, rechazó todos aquellos proyectos que pudieran tenerle lejos de Los Ángeles durante un largo período. «Erase una vez Hollywood» (1974), «Hollywood, Hollywood» (1976), y «That’s Entertainment III» (1994), la tercera de estas exitosas películas antológicas sobre el cine musical y la comedia de los años dorados del cine norteamericano, fueron seguramente sus últimos films reseñables.
    Durante la siguiente década, Gene realizó algunas intervenciones en televisión aceptando ocasionalmente algún trabajo como director. En 1980, realizó su última aparición en un musical pero, desafortunadamente «Xanadu» resultó todo un fracaso, aunque eso no impidió que la banda sonora, en la que él interpretaba y bailaba «Whenever you’re away from me» a dúo con Olivia Newton-John, fuera un gran éxito de ventas. «Xanadu» fue la última aparición cinematográfica de Gene Kelly como actor. En 1985, recibió, entre otros muchos premios, el del «American Film Institute» en homenaje a toda su carrera profesional.
    En 1990 Kelly lo intentó por tercera vez, y se volvió a casar con la escritora Patricia Ward, a quien dejó viuda el 2 de febrero de 1996, día en el que Gene Kelly falleció a causa de un ataque al corazón por complicaciones de dos apoplejías sufridas en julio de 1994 y en febrero de 1995. Tenía 83 años.
    El cine musical no ha vuelto a ser lo que era desde que Kelly dejó de coreografiar, dirigir y bailar. El nombre de Gene Kelly permanece escrito con letras de oro junto a los de Fred Astaire, Judy Garland, Stanley Donen o Vincente Minnelli, dentro de los anales de la historia del cine musical. Su enorme personalidad, la inteligencia de sus coreografías, la agilidad y el entusiasmo con que dotó a sus personajes y el endiablado ritmo de algunos de sus bailes le catapultaron a la fama dentro del período más dorado del género. Maravilloso bailarín y coreógrafo, magnífico actor y director y un encantador vocalista, la contribución de Kelly al musical es de una importancia incalculable y su obra ha ido creciendo a los ojos de las nuevas generaciones.