ERNST LUBITSCH

    192

    Uno de los más grandes creadores de la comedia americana, creador del denominado «toque Lubitsch», nació el 28 de enero de 1892 en Berlín en el seno de una familia judeorusa que regentaban una tienda de confección donde Lubitsch trabajó varios años dado que abandonó pronto los estudios que siempre se le dieron muy mal. En 1910 conoce al actor Victor Arnold, que le da su primera oportunidad como actor, entrando un año después en la compañía de Max Reinhardt, con quien trabajó hasta 1918, y que supone su formación en el cine. En 1913 crea un personaje cómico judío para diferentes cortometrajes que escribe y dirige.

    La I Guerra Mundial trunca su carrera en el mejor momento, ya que su primer filme, un cortometraje titulado «Fräulein Seinfenschaum», data de 1914. No obstante esto solo un pequeño contratiempo, ya que Lubitsch sigue haciendo cine sin problemas («Blinde Kuh», «Aufs els Gefuht», «Als Ich Tot War»…) a razón de cuatro y cinco títulos por año, algunos tan famosos como «Madame du Barry», «La muñeca» o «La princesa de las ostras» (las tres de 1919), cuando en 1922 se instala en EE.UU., gracias a que Mary Pickford le propone un contrato en Hollywood, abunda en el género, con comedias finas, sana ironía y excelente puesta en escena, señas de identidad del director, como «El abanico de Lady Windermere» o «El príncepe estudiante», y en operetas como «El desfile del amor» de 1929, su debut en el cine sonoro. La película fue la primera producción sonora en llegar a España.
    Con títulos como «Montecarlo» (1930), «Remordimento» (1931), «Una hora contigo», «Si yo tuviera un millón» y «Un ladrón en mi alcoba» (las tres de 1932), «Una mujer para dos» (1933), «La viuda alegre» (1934), «Ángel» (1937), «La octava mujer de Barba Azul» (1938) y sobre todo «Ninitchka» (1939), que se lanzó con la frase publicitaria: «Garbo, ríe», y «El bazar de las sorpresas» (1940) populariza la expresión «el toque Lubitsch» para designar un estilo inimitable en el que la insinuación y la sugerencia dominan sobre la acción explícita. En este sentido están las célebres puertas entreabiertas de «El abanico de lady Windermere», que ilustraban mucho más que cualquier mostración directa de los conflictos internos de sus personajes, el sabio uso de la elipsis y el salto casi grácil de la comedia a la tragedia, como en la corrosiva sátira del nazismo «Ser o no ser», de 1943.
    En 1937 recibe un Oscar especial por sus 25 años de contribución al cine. Sus últimos títulos son una sucesión de comedias inolvidables: «Lo que piensan las mujeres» (1941),»El diablo dijo no» (1943), «El pecado de Cluny Brown» (1946) y «La dama de armiño» (1948) que tuvo que ser terminada por Otto Preminger tras la muerte de Lubitsch.
    Ernst Lubitsch está considerado como uno de los artífices de la comedia americana más sofisticada, en la que los enredos y la comicidad son portadores de descripciones particularmente mordaces de una sociedad y sus códigos de valores. Su gran originalidad radicó en el hecho de que las decisiones de dirección eran siempre dictadas por su visión del mundo, lo que le permitió evitar cualquier recurso de artificiales construcciones dramáticas.
    En sus últimos años de vida, Lubitsch fue supervisor general, primero de la Paramount, en tareas de producción, dando oportunidades a directores de la talla de Franz Borzage y Billy Wilder, y después en la 20 th. Century Fox, pupervisando los trabajos de de Otto Preminger y Joseph L. Mankiewicz. Falleció el 30 de noviembre de 1947 en Bel Air (California)