Clint
Eastwood Jr. nació el 25 de mayo de 1930 en San Francisco, California. Hijo de Clinton,
un obrero metalúrgico, y Ruth, vivió en vivo y en directo la Gran Depresión,
mientras su padre daba tumbos de una a otra ciudad, en busca de trabajo, hasta
que se instalaron en Oackland. Nunca la situación familiar estuvo para grandes
excesos, sus padres no podían darle estudios, de forma que Clint abandonó pronto
las aulas y se lanzó a lo que saliera: ejerció, entre otros muchos oficios, de
obrero del metal (como su padre) leñador, peón de la construcción, bombero,
pianista… demasiado joven para luchar en la Segunda Guerra Mundial, hizo la
mili en la Marina, se reenganchó hasta 1954, como profesor de natación,
mientras se pagaba sus clases de arte dramático, vocación que decidió por dos
compañeros de la Armada, los actores David Janssen («El fugitivo”) y Martin
Milner; a través de ellos y apenas
cumplidos los veinte años consiguió un contrato en la Universal por 75 dólares
semanales, comenzó en películas de serie B, pero es rechazado cuando algún ejecutivo
de los estudios decidió que tenía «el bocado de Adán” (la nuez del cuello)
demasiado pronunciada, Clint se tragó su orgullo herido y durante unos años estuvo,
entre contrato y contrato, limpiando piscinas; hasta que sacó la cabeza como el
vaquero protagonista de una popa-lar serie de televisión «Rawhide»
(1959) con ese personaje, Rowdy Yates, entró en los hogares de todo el país y
se hizo famoso. Modesto y sencillo, Clint es una superestrella que aborrece ese
tipo de apelativos, pero no puede impedirlo. Está reconocido así, a pesar de
que la etiqueta de «estrella” sea para él un horror. Y como tantos archiconsagrados,
el mérito se debe a esa rara mezcla de talento, perseverancia y buena suerte.
No existe el milagro.
VUELVE
EL MACHO DE TURBIO PASADO
Cinco
años después de su éxito en televisión y de la mano de Sergio Leone, que
reinventa un género bautizado como «spaghetti western”, Eastwood alcanza las más
altas cotas, a partir de: «Por un puñado de dólares (1964) «La muerte tenía un
precio” (1965) y «El bueno, el feo y el malo” (1966). En las tres, por cierto, llevó el mismo poncho, y sin lavar. La
trilogía constituyó para el actor el trampolín definitivo, el reconocimiento
como estrella internacional y la oportunidad de encarnar importantes papeles,
como «El desafío de las águilas” (1968) junto a Richard Burton, o «La jungla
humana”, junto a Lee J. Cobb… en definitiva: aventuras, guerra y acción, en
producciones de buena factura y mejor negocio. En sus papeles, un común
denominador: marginal, hombre fuerte, que intenta borrar su oscuro pasado.
Abre
la década de los setenta con un título nada convencional: «Los violentos de
Nelly” de Brian G. Hutton, también un éxito. Y aunque 1971 debiera haber sido para
él en su año/talismán (debuta como director y rueda un thriller psicológico,
«Escalofrío en la noche”) sólo dará la campanada al interpretar, también, ese
mismo año, y de nuevo a las órdenes de Don Siegel, dos títulos: «El seductor” y
sobre todo «Harry el sucio”, personaje insólito, del policía perdedor,
absolutamente definitorio y definitivo.
A
pesar de todo, el tirón de los spaghetti westerns sigue funcionando, le fichan
aún para «Joe Kidd” o «Infierno de cobardes” y, en cualquier caso, la calidad de
sus trabajos es ya sinónimo de garantía y prestigio. De mediados de la década
(1976) son «Harry el ejecutor”, de James Fargo, para muchos el mejor Harry el
Sucio de todos cuantos ha rodado y también de 1976, como director, «El fuera de
la ley”, considerado uno de los mejores western de todos los tiempos. La acción
era su firma y su sello. Y quien dijo acción?… una curiosidad al respecto:
este hombre, tan apegado al western, es el propietario de un nombre que
encierra un anagrama de lo más representativo: «old west action” tiene
exactamente las mismas letras que Clint Eastwood. Puede entretenerse
comprobándolo…
ACCION…
Y LIRISMO.
Pero,
claro, no todo iba a ser cabalgadas, tiros y puñetazos. Poco a poco Eastwood va
abriéndose (mejor, va encontrando un hueco) a géneros tan diversos como la
comedia («Duro de pelar”, 1978) o el suspense («Fuga de Alcatraz” 1979). El
actor sigue aceptando siempre los papeles tradicionales mientras el director va
destapando paulatinamente otros intereses hasta revelarse como un romántico.
Aventura, drama y acción se intercambian ya en un mismo guión, caen las
fronteras emocionales, la adrenalina de la épica (por sus venas corre sangre
holandesa, irlandesa, inglesa y escocesa) se funde con la pasión -y hasta la
compasión- de la lírica. Y ese es exactamente el Eastwood más completo: el que
no repara en esquemáticos «duros y blandos”, en corsés, ni en prejuicios. Todo
vale, siempre que ese «todo” sea presentable. Lo es el melodrama «El aventurero
de medianoche” (1982) un claro un ejemplo. En ese tiempo, en1986, entró en
política y fue elegido alcalde de su ciudad, Carmel, California; pero renunció
un año después por falta de tiempo. Ya estaba muy metido en negocios
cinematográficos y pronto fundaría la «Malpaso Productions”. A ese momento
pertenece «Bird” (1988) biografía de Charlie «Bird” Parker, también «Cazador blanco, corazón negro” (1989)
una aproximación a John Huston y al rodaje de «La reina de África” ; o «El
principiante” (1990) donde nada ya entre la comedia y el thriller.
Son
todavía tanteos, con mayor o menor fortuna, que preceden (¡atención!) a una
campanada en su filmografía, su éxito más grande, gracias a la perspicacia de
un ojo que mira a la luna, cuando el resto mira al dedo, o sea: «Sin perdón”
(1992) recibe quince nominaciones, cuatro Oscar de los grandes ( Mejor
Película, Director, Montaje y Actor secundario, Gene Hackman) y es reconocida además
con otros treinta premios diferentes. ¿Cuál es la fórmula? La desmitificación y
el mestizaje de géneros: humor, drama y western en grandes cantidades y a
partes iguales; juntos y revueltos, la misma fórmula (¿para qué engañarse?) que
Eastwood tímidamente venía ya utilizando.
GRANDE
Y POLIFACETICO
Actor,
director, productor, escritor, compositor…de ese complejo proceso que es el
Cine, Clint Eastwood conoce si no todos, casi todos los peldaños, por mucho que
pretenda negarlo; controla a la perfección porque sabe de todo. Y es tan
organizado, como director, que basta una anécdota para ilustrarlo: el rodaje de
«Poder absoluto” (1997) lo terminó varios días antes de lo previsto. Bastante
insólito. Por otra parte, no hay más que echar un vistazo a su ya larguísima
filmografía para anotar que se oculta de la cámara siempre que puede y que sólo
aparece por razones económicas y cuando es imposible eludirlo. Pero sigamos con
su trabajo de director, aunque no está de más comentar algunas de sus manías;
por ejemplo: siempre dice «okay” en vez del manido «acción”; y en vez de
«corten” suelta «ya es suficiente con esta mierda” prefiere que los actores
vayan maquillados lo menos posible y se queda preferentemente con la primera
toma, eso explica la rapidez del proceso.
Al
año siguiente (1993) dirige «Un mundo perfecto”, interesante mezcla de drama e intriga
policial (la amistad entre un chico secuestrado y su captor) con Kevin Costner,
que no fue bien acogida. Una espina que el Eastwood realizador se sacaría dos
años después con una peculiar historia de amor, «Los puentes de Madison” (1995)
entre dos maduros de auténtico lujo: Meryl Streep y él mismo. En su ya larga
trayectoria creativa, «Los puentes…” resulta un producto extraño, en nada
parecido a todo lo anterior; pero también es cierto que ninguna de sus otros
títulos había generado semejante entusiasmo en el público, convirtiéndose,
ahora sí, en una de las películas más taquilleras como director. Está en vena,
y aprovecha la racha porque a este vaquero sin caballo le quedan aún muchas,
pero que muchas, balas en la recámara. Así que inmediatamente después de «Los
puentes…”, y con una bien ganada fama de duro y romántico, rueda (sin actuar)
«Medianoche en el jardín del bien y del mal” (1997), magnífico drama criminal
sureño, con tintes sociales y toques de humor que enriquece muy positivamente el
género.
En
1999 dirige (e interpreta) «Ejecución inminente”, sólido alegato contra la pena
de muerte; una vez más delante y detrás de la cámara, dirige y protagoniza «Space
Cowboys” (2000) y en 2002 «Deuda de sangre”. Está de nuevo a las puertas de
otro gran paso: «Mystic River” (2003) un caudaloso río de emociones, de abusos
sexuales, infancias rotas y cuentas con el pasado, que ese mismo año empieza a
ser aclamado en el Festival de Cannes. En esta película, además de director y productor
(Malpaso Producciones) ejercita otra de sus venas artísticas, la de músico y
compositor; obtiene seis nominaciones a los Oscar: Mejor Película, Director,
Actor, Actor de Reparto, Actriz de Reparto y Guión, y gana dos: Mejor Actor
(Sean Penn) y Mejor Actor de Reparto (Tim Robbins).
Se
toma el tiempo justo para rebuscar en ese cajón mágico donde celosamente guarda
historias, novelas y relatos completamente distintos a todos; el tiempo justo
para sacar adelante «Million dollar baby” (2004) un estremecedor drama pugilístico
(con añadido femenino) que se hace con siete nominaciones a los Oscar y arrasa
la noche de los premios, llevándose cuatro Oscar suculentos: Mejor Película,
Director ( Clint Eastwood), Actriz (Hilary Swank) y Actor Secundario (Morgan
Freeman). Las tres nominaciones que se quedan fuera son: Mejor Actor (Eastwood)
Guión Adaptado y Montaje. Pero «Clint, el supremo” no se da un respiro,
enseguida se remanga, y es capaz de ejecutar en 2006, un «dos por el precio de
uno”; en un solo año se pone bélico y justiciero, y monta: «Banderas de
nuestros padres” y «Cartas desde Iwo
Jima”, es decir: la Segunda Guerra Mundial, vista desde el lado americano y
desde el nipón. Total: seis nominaciones (dos, para la primera; cuatro, para la
segunda) y un solo «Oscar menor”, mejor Montaje de Sonido para «Cartas…”
De
momento, Clint Eastwood prepara para 2008 «The Changeling”, niño desaparecido,
madre angustiada…y tiene en fase de preproducción «The human factor” biografía
de Nelson Mandela que espera estrenar en 2009. Por si esto no fuera poco,
también posee varias empresas deportivas (practica sobre todo el golf) y
hosteleras (muchas bocas que alimentar)… En cuanto a los premios, no parecen
impresionarle en exceso y tampoco vamos a mencionarlos aquí, sería muy
aburrido.
PODER
FAMILIAR ABSOLUTO
Clint
Eastwood se ha casado dos veces, la primera con la actriz Maggie Jonson en
diciembre de 1953; se divorciaron en 1978, y con ella tuvo dos hijos, Kyle
(1968) y Alison (1972). Curiosamente, no quería tener hijos con su primera
esposa (había tenido una hija, fruto de una aventura) y se mantuvo muy firme
hasta que Maggie enfermó gravemente; una vez recuperada, cambió de opinión y
tuvieron su primer hijo juntos después de quince años de casados.
La
segunda vez, con Dina Ruiz, en 1996, periodista de una cadena de televisión local
de California; con ella sigue y tienen una hija, Morgan (1996). Y entre medias,
fue pareja de unas cuantas mujeres, como Sondra Locke, con quien convivió
durante trece años (1975 a 1988).
Pero
Eastwood tiene en total siete hijos: Kimber (la primogénita, nacida en 1964). Scott
Reeves (1986) y Kathryne (1988) con su antigua novia, la azafata Jacelyn
Reeves. Francesca Fisher – Eastwood (1993) con la actriz Fracesca Fisher.