Catherine Deneuve, cuyo auténtico nombre es Catherine Fabiénne Dorléac, es una de las grandes damas del cine frances. Hija del actor Maurice Dorléac, nació en París el 22 de octubre de 1943 y. entró por azar en el mundo de la interpretación cuando acompañaba a su hermana, la también actriz prematuramente fallecida en un accidente de coche en el año 1967 Françoise Dorléac, año y medio mayor que ella, al rodaje de una película. En 1956 debuta en el cine de la mano del director André Hunebelle en «Les collegiennes”, escogiendo el apellido de soltera de su madre para evitar que la confundieran con su hermana, pero no sería hasta que la llamó Roger Vadim para «El vicio y la virtud” (1963) cuando se planteó seriamente en dedicarse a la interpretación. Vadim, separado de Brigitte Bardot pasaría a convertirse en su amante. Poco tiempo después asombraba a todos tras las cámaras de Jacques Démy en «Los Paraguas de Cherburgo” (1964) y de Roman Polanski en «Repulsión” (1965). Entre todos los directores que trabajaron con ella en la década de los 60 destaca Luis Buñuel, quien quizá supo sacar de ella en «Belle de jour” (1966) toda su capacidad interpretativa. La actriz repartiría con el director de Calanda en 1970 con «Tristana” y con Demy en 1967 con «Las señoritas de Rochefort”, en 1970 con «Piel de asno” y en 1973 con «No te puedes fiar ni de la cigüeña”..
De los 60 son también «La caza del hombre” (Eduard Molinaro, 1964), «Un monsieur de compagnie” (Philippe de Broca, 1965), «El canto del mundo” (Marcel Camus, 1965), «Las criaturas” (Agnés Varda, 1965), «Benjamin” (Michel Deville, 1967), «Mayerling” (Terence Young, 1967, con la que debuta en inglés), «El amor es un juevo extraño” (Alain Vavalier, 1968), «Locos de abril” (Stuart Rosenberg, 1969) o «La sirena del Mississippi”, su primer encuentro con François Truffaut (1969). Todas estas películas provocan que la revista Look la bautizase como «la mujer más hermosa del mundo”.
A los 22, sorprende al mundo al contraer matrimonio con David Bailey, el fotógrafo de modas más célebre de la época. Mick Jagger ejerce de padrino en la ceremonia. La actriz, que había jurado no pasar jamás por la vicaría, y que ya tenía un hijo de su relación con Vadim, confesó años después que en su decisión influyó el hecho de que, cuatro días antes, Vadim se había casado con Jane Fonda.
Considerada por sus personajes como la arquetipo de «la mujer de hielo”, que alguna vez ella misma propició en sus encuentros con la prensa, inicia la década de los 70 trabajando con los directores más reconocidos de Europa. Con el italiano Marco Ferreri hace «La cagna” (1970) y «No tocar a la mujer blanca” (1973). Con Jean-Pierre Melville «Crónica negra” (1972), con Juan Luis Buñuel (el hijo de Luis Buñuel), «La mujer con botas rojas” (1974), con Mauro Bolognini «La gran burguesía” (1974), con los estadounidenses Robert Aldrich «Destino fatal” (1975) y Dick Richards «Marchar o morir (1977), con Claude Lelouch «Si empezara otra vez” (1976) y «A nous deux” (1979), con Dino Risi «Almas perdidas” (1976) y en 1980 repetiría con François Truffaut con «El último metro”, al lado de Gérard Depardieu.
En los 70 fue el rostro de Chanel nº 5 e incluso hubo un perfume que llevaba su nombre y se convirtió en un icono tanto del cine como de la moda, inspirando a diseñadores como Yves Saint-Laurent. SÍMBOLO Y EMBAJADORA DE FRANCIA
En la década de los 80 Deneuve insiste en personajes complejos pero gélidos: «Hotel de las Américas”, de André Techiné (1981), «La decisión de las armas”, de Alain Corneau (1981), «El ansia”, de Tony Scott, junto a David Bowie (1981), «Mi amante prohibido”, de Francis Girod (1983), «Fort Sagane”, de Alain Corneau (1983), «Palabras y música”, de Elie Chouraqui (1984), «Speriamo che sia femmenia”, de Mario Monicelli (1985), «El lugar del crimen”, de André Techiné (1986), «Agent trouble”, de Jean-Pierre Mocky (1987)o «Indochina”, de Regis Wagnier (1992), por la que es nominada al Oscar. Su imagen es usada para representar a Marianne, el símbolo nacional de la república francesa, desde 1985 a 1989.
Actualmente Catherine Deneuve es embajadora de buena voluntad de la Unesco. Tiene 2 hijos: Christian Vadim (nacido en 1963) con el director Roger Vadim, y Chiara Mastroianni (nacida en 1972) de la relación que la actriz mantuvo con Marcello Mastroianni durante 4 años y que también es actriz. Catherine Deneuve sólo se ha casado una vez, con el fotógrafo británico David Bailey, matrimonio que fue de 1965 a 1972. Entre sus últimos trabajos han destacado «Los ladrones”, de André Techiné (1996), «Bailr en la oscuridad”, del danés Lars Von Trier (2000), «Ocho mujeres”, de François Ozon (2002), «Una película hablada”, de Manoel de Oliveira (2003), «Secretos cantados”, de Thierry Klifa (2006) o «Un cuento de Navidad”, de Arnaud Desplechin (2008). Entre sus premios, un Oso de Oro de Berlín en 2002, el Premio a la Mejor Actriz en los Premios Europeos del Cine por «Ocho mujeres”, la Lady Harimaguada de Honor del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, el Premio Donostia del Festival de San Sebastián y la Palma de Oro de Honor del Festival de Cannes (2005). La actriz conserva intacta una belleza que ha fascinado más allá de la pantalla a directores de todo el mundo.
QUEDA DICHO
«Puedo ser una mujer muy cercana con la gente de mi entorno y muy hierática con un desconocido. Me gusta la pasión, pero no la muestro en público; siempre me dio miedo la fama y prefiero utilizar mi vena tímida para marcar distancias”.
«El secreto para mantenerse activa profesionalmente es ser curiosa y tener energía. Mientras me ofrezcan papeles buenos e interesantes seguiré trabajando en el oficio más bonito del mundo”.
«Los papeles que he interpretado a lo largo de mi carrera me han hecho crecer como actriz y como mujer; no soy la misma persona de los inicios” «Polanski es actor, incluso desde antes de dirigir. Y él te marca todo, hace la mímica de las escenas. Yo tuve la suerte de poder trabajar con él siendo muy joven (Repulsión, 1965), entonces ese método me convenía y me llevé muy bien con él. Pero entiendo que hay actores a los que no les gusta que el director actúe él mismo todo lo que quiere sacar de ellos”.
«Con Buñuel casi no había mecánica de trabajo. Hablaba muy poco con los actores, porque estaba muy ensimismado. Creo que para él la etapa de la filmación no era la más importante. Los temas de sus films sí que lo eran, por lo que él estaba muy adentro de su cabeza. Y las escenas estaban escritas de manera muy precisa, así que no había muchas variantes diferentes para conversar. Dejaba a los actores bastante libres”.
«Una mujer envejece cuando deja de resultar deseable. Por eso, la edad puede ser importante, pero lo son aún más las ganas que uno muestre por seguir viviendo, por mostrarse vital, con deseo de gustarse y gustar. Si estás seguro de lo que proyectas, no has de tener miedo a la vejez”.
«El cine norteamericano, que monopoliza la distribución mundial, conspira casi inapelablemente contra el cine de autor. Se requiere mucha resistencia de los países que se oponen para que cierto cine personal, más talentoso, pueda seguir existiendo»