BIGAS LUNA

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    Desde que José Juan Bigas Luna se introdujo en el mundo del cine hasta transcurrieron 35 años. Su mirada y su ojo detrás de la cámara han estado presentes no solo en más de los quince filmes que dirigió, sino también en la historia de un país que ha evolucionado a la par que lo hizo su filmografía. Descubridor de actores como Ariadna Gil, Javier Bardem, Penélope Cruz, Verónica Echegui y Jordi Mollà, s
    José Juan Bigas Luna nació en Barcelona el 19 de marzo de 1946, dedicando sus primeros años en el mundo profesional a tareas que poco tenían que ver con el séptimo arte que le arrebataría años más tarde. Inicia su trayectoria profesional dentro del mundo del diseño y del video arte, creando junto con Carlos Riart el Estudio Gris en 1969. Desde sus inicios se pone de manifiesto su interés por el arte conceptual y las emergentes tecnologías de la imagen. Sus primeros pasos en el cine los dio de la mano del súper 8, cuando en los años setenta comenzó a rodar numerosos cortos y documentales.

    Una vez apagado el franquismo, el realizador barcelonés estrenó su opera prima, «Tatuaje» (1976), en la que adapta a la gran pantalla una de las aventuras de Pepe Carvalho escrita por su paisano Manuel Vázquez Montalbán. Prosigue rodando algunos retratos intimistas en 8 mm., así como once películas pornográficas en 16 mm., distribuidas comercialmente bajo el nombre de «Historias impúdicas”. La huella de este trabajo experimental y voyeurista se deja sentir en su primer film realmente importante, «Bilbao” (1978), con la que su prestigio profesional comenzará a fraguarse cuando paseó por el Festival de Cannes –en la sección Quincena de Realizadores– esta historia del secuestro de una prostituta que encarnó la escritora y periodista Isabel Pisano, su segundo largo, que entusiasmó al italiano Marco Ferreri, que obtiene una discreta distribución internacional.
    Su tercer largometraje fue «Caniche” (1979), donde volvió a mostrar la personalidad y novedad de su obra, además de su capacidad para rodar producciones de bajo presupuesto con especial cuidado y minuciosidad. En 1981 se traslada a los EE.UU. donde realiza «Renacer” junto a Dennis Hopper. De regreso a Barcelona, dirige «Lola” (1985), impregnada de imágenes fetichistas que anticipan el carácter de su cine en los años noventa.

    TRILOGÍA IBÉRICA
    Tras rodar el thriller «Angustia” (1985), se retira a Tarragona para dedicar su tiempo a la pintura. El productor Andrés Vicente Gómez le convence de volver al cine y le encarga la dirección de «Las edades de Lulú” (1990), con la que consigue llegar a un público mayoritario. Con estas cintas imprimía a sus largometrajes el sello que recorrería posteriormente su filmografía a lo largo de los años, en la que el erotismo tuvo siempre un papel protagonista y decisivo.
    Sin dejar de lado su pasión por la pintura y la fotografía, reflejada en sus numerosas exposiciones, inicia la denominada Trilogía Ibérica, formada por «Jamón, jamón” (1992), que gana el León de Plata en el Festival de Venecia, descubriendo a Penélope Cruz, Javier Nardem y Jordi Mollà; «Huevos de oro” (1993), Premio del Jurado del Festival Internacional de San Sebastián, y «La teta y la Luna” (1994), Osella de Oro en el Festival de Venecia, donde exploró las relaciones entre el sexo y la comida, de la que también era un claro apasionado..

    El reconocimiento del público y la crítica europeos le sirve para rodar «Bámbola” (1996) en Italia, película a la que no escapó la polémica y los enfrentamientos con la actriz protagonista en la Mostra de Venecia, se adentró de nuevo en la exploración de la sensualidad y la sexualidad, y «La camarera del Titanic” (1997) en Francia, contando en ambos casos con repartos internacionales. En «Volavérunt» recreó la época de Goya y la Duquesa de Alba, y en «Son de mar» rodó en la localidad de Denia una historia de amor imposible entre dos personajes interpretados por Leonor Watling y Jordi Mollà con el mar Mediterráneo como testigo. Sus dos últimos filmes se convirtieron en un díptico sobre el camino hacia la fama en diferentes etapas de dos chicas, interpretadas por Verónica Echegui, que también descubrió, y Elsa Pataky. En «Yo soy la Juani» (2006) y «Di Di Hollywood» (2010), Bigas Luna ofreció sendas miradas sobre la sociedad actual a través de los avatares de dos muchachas cuyo mayor sueño es convertirse en actriz y hacerse un nombre
    ÚLTIMOS AÑOS

    Bigas Luna fue reconocido en 1998 con el Premio Nacional de Cine de Catalunya, concedido anualmente por la conselleria de Cultura de la Generalitat, y en 1999 recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. En 2011 se postuló como candidato a presidir la academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España, siendo derrotado por el productor y distribuidor Enrique González Macho.
    En sus últimos años estaba instalado en Virgili, en la Riera de Gaià (Tarragona), donde había creado junto a su mujer una empresa de productos ecológicos que comercializaba los alimentos que él mismo producía, como vino, frutas y verduras y donde le sobrevino la muerte el 6 de abril de 2013 a consecuencia de una leucemia que había mantenido en secreto.
    Bigas Luna fue un artista multidisciplinar que supo captar la potencia de las nuevas tecnologías de la comunicación en la sociedad actual, apostando por las películas digitales y el desarrollo de proyectos multimedia, como «Collar de moscas” (2001), ideado para Internet o la exposición «Orígenes”, compuesta por once pinturas de gran formato en imagen digital, o la videocreación. A su muerte estaba preparando su debut con una película en 3D, «El Mecanuscrit del Segon Origen», adaptación de la novela de Manuel Pedrolo