¿Y AHORA ADÓNDE VAMOS?

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    Titulo original: Et maintenant, on va où?
    Año: 2011
    País: Francia - Líbano - Italia - Egipto
    Duración: 110 min.
    Dirección: Nadine Labaki
    Guión: Rodney Al Haddid, Jihad Hojeily, Nadine Labaki y Sam Mounier, con la colaboración de Thomas Bidegain.
    Música: Khaled Mouzannar.

    Intérpretes

    Claude Baz Moussawbaa, Layla Hakim, Nadine Labaki, Yvonne Maalouf, Antoinette Noufaily, Julian Farhat, Ali Haidar, Kevin Abboud, Petra Saghbini, Mostafa Al Sakka, Sasseen Kawzally, Caroline Labaki, Anjo Rihane, Mohammad Akil, Gisèle Smeden, Khalil Bou Khalil, Samir Awad, Ziad Abou Absi, Adel Karma, Anneta Bousaleh, Olga Yerofyeyeva, Oxana Chihane, Yulia Maroun, Oksana Beloglazova, Fouad Yammine, Cendrella Yammine, Sami Corrige, Mounzer Baalbaki, Marlein Ziadeh, Marie Skeif, Georgina El-Zaitrini, Mona Moukarzel, Joëlle Najem, Mohamad Al Sakka, Charbel Khalil, Chady El-Teeny, Kassem Istambouli, Ahmad Hafez, Georges Khoury, Georgio Ghawi, Mohammad Raad, Elie Abou Zeid, Moustapha El Masri, Ali Baajour, Paola Sleiman, Angelica Saleh, Issa Abboud, Reslan El-Karra, Georges Abi Khalil, Abdel Rahman Billoz, Suzane Talhouk y Nathalie Abi-Habib.

    Premios

    Seleccionada para la sección Un Certaine Regard, Festival de Cannes, Premio del Público a la Mejor Película Europea de la Sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián.

    Sinopsis

    En el camino que lleva al cementerio del pueblo, una procesión de mujeres de negro afronta estoicamente el calor del sol estrechando contra ellas las fotos de sus maridos, de sus padres o de sus hijos. Algunas llevan velo, otras una cruz, pero todas comparten el mismo duelo, consecuencia de una guerra funesta e inútil. Al llegar a la entrada del cementerio, el cortejo se divide en dos: uno musulmán, el otro cristiano. Con el telón de fondo de un país desgarrado por la guerra, demostrando un gran ingenio, inventando estratagemas, unidas por una amistad inquebrantable, esas mujeres sólo tienen un objetivo: distraer la atención de los hombres y hacer que se olviden de su cólera y de su indiferencia. Pero cuando los acontecimientos toman una orientación trágica, ¿hasta dónde estarán dispuestas a llegar para no perder a los que todavía quedan?

    Comentario

    Es el juego del sinsentido, el humor y la tragedia, todo junto, en un cóctel ciertamente amargo a veces y directamente dulzón otras. Pero ya en su debut en el largo, “Caramel”, Nadine Labaki presagiaba que no le gusta tomarse las cosas demasiado a la tremenda y que prefiere suavizar cualquier circunstancia, sea ésta el abuso, el error o la injusticia. La directora, guionista y actriz (¿demasiadas cosas a la vez?) forjada en el escepticismo de Líbano y, por tanto, siempre en la cuerda floja y posiblemente muy harta de una radicalidad estéril y engañosa, prefiere aportar a sus argumentos un tono de comedia al drama y algún punto atroz a la tontería. Y así, a base de esa mezcla dispar y un tanto disparatada, llena de nuevo su segunda película de alegría, alboroto vecinal, divertidas anécdotas… y también de hostilidad, graves reproches y momentos de auténtica angustia. Bajo la balsa de aceite, viene a decir, se esconde el hacha de guerra. ¿O es al revés, quizás? En cualquier caso, un círculo ilusorio y quebradizo envuelve las relaciones humanas, tanto si son para atarlas con lazos de buena fe, como para desatarlas con las peores inquinas. Los extremismos, en suma, la religión y los medios de comunicación se llevan una parte importante de las quejas. Y para dotar de cuerpo y sustancia esa arrebatada embestida vecinal combina Labaki con acierto actores profesionales y esa multitud de primerizos que completan la historia y la dotan de tanta frescura. En el lado negativo, hay que insistir, demasiada dosis de azúcar que, sin embargo, no impide la reflexión hasta llegar a la profunda tristeza de esa logra da escena final.