Intérpretes
Sinopsis
En las lejanas tierras del norte de Europa se halla la aldea vikinga de Flake, donde vive el joven y precoz Vicky (Jonas Hämmerle) con su testarudo padre, el jefe vikingo Halvar (Waldemar Kobus), y su cariñosa madre, Ylva (Sanne Schnapp). Por desgracia, Vicky no se ajusta precisamente al ideal vikingo de grandullón y fuerte que no cuestiona nada. En vez de músculo, lo suyo es usar el cerebro para idear los planes más ingeniosos e increíbles, a veces en el último momento. Así que, cuando a Ylvie (Mercedes Jadea Díaz), la mejor amiga de Vicky, se le pierde su muñeca favorita, Birte, acude a él en busca de ayuda. Parece que un lobo la ha arrastrado hasta su cueva. Aunque a Vicky le aterran los lobos, se atreve a internarse en la oscura guarida para rescatar a la muñeca. Pero, nada más encontrarla, la salvaje bestia lo ataca y lo persigue hasta el exterior de la cueva. Vicky logra a duras penas burlar a su perseguidor e Ylvie sabe, en lo más profundo de su corazón, que Vicky es su héroe. Un drakar vikingo se desliza majestuoso entre los escarpados fiordos. Con el pecho henchido de orgullo, el jefe vikingo Halvar se alza en la proa, mientras su tripulación rema. Dicha tripulación incluye a Tjure (Nic Romm) y Snorre (Christian A. Koch), que no dejan nunca de pelear, el sabio y anciano Urobe (Olaf Krätke), Ulme, el bardo (Patrick Reichel), el gordinflón Faxe (Jörg Moukaddam) y Gorm (Mike Maas), que se muestra siempre entusiasmado. Las mujeres y los niños de Flake acuden corriendo al muelle, felices y expectantes. ¿Qué valioso botín traerán los hombres después de semanas de travesía? Halvar se alegra de volver a ver a su hijo Vicky, pero después tendrá que hablar seriamente con él: no importa que una chica huya de un lobo, ¡pero no un chico! Acusa a Vicky de ser un cobarde y un debilucho y recuerda su historia, sólo ligeramente exagerada, de cómo tuvo que vérselas con un lobo cuando era pequeño. Ylva, la amable y cariñosa madre de Vicky, defiende a su temeroso pero inteligente hijo. Halvar no entiende por qué las ideas y los planes complicados deben ser mejores que tener los bíceps más grandes, así que monta una competición entre padre e hijo para ver quién puede llevar antes 50 rocas al otro lado del arroyo. ¿Quién ganará, Halvar, el fuerte, o Vicky, el inteligente? Toda la aldea se reúne para ver el enfrentamiento. Seguro de su victoria, el fornido Halvar coge rápidamente la delantera mientras su hijo sigue luchando con su primera roca. Pero entonces Vicky se rasca la nariz con el dedo, su gesto característico, que le da la idea con la que salvar la situación. Al final, logra ganar la competición por un pelo. Halvar es un mal perdedor, pero no tiene más remedio que cumplir su promesa: Vicky recibirá su propio casco vikingo. Es un sueño hecho realidad para el joven vikingo. Ylvie también tiene un sueño. Quiere volar como un pájaro. Así que Vicky idea un plan para construir una enorme cometa para ella y se pasa toda la noche trabajando en ella. Incluso se pierde la fiesta que organizan los vikingos en el salón de banquetes para celebrar el éxito de su incursión. El hidromiel fluye como el agua y todos comen, beben y se divierten, riendo, bailando y cantando toda la noche. A la mañana siguiente, la aldea de Flake duerme profundamente cuando Vicky despierta a Ylvie para enseñarle su último invento. Sujeto a una cruz de madera que da forma a una cometa, alza el vuelo. Desde arriba, divisa un siniestro barco con velas negras en el horizonte, que se dirige directo a Flake. Mientras Ylvie vuelve corriendo para advertir a los aldeanos, Vicky se estrella contra un árbol con su cometa y se queda atrapado entre sus ramas. Los cansados y resacosos vikingos se defienden como buenamente pueden de los atacantes, que llevan todos máscaras chinas de dragón. Flechas llameantes prenden fuego a Flake y se desata el caos. Sus rivales no sólo se llevan el botín que han reunido a lo largo de muchos años de duro esfuerzo de saqueo y pillaje, sino también el mayor tesoro de todos: sus hijos. Todos salvo Vicky, claro está, que sigue atrapado en la copa de un árbol. Urobe culpa a demonios del ataque. Cuenta una antigua leyenda de un barco fantasma de velas negras que surca sin rumbo los mares, en busca de las almas de niños inocentes a los que secuestrar y sacrificar al gigante de fuego. Mientras las mujeres de Flake lloran amargamente, los hombres se preparan para zarpar, localizar a los demonios y rescatar a sus hijos. La banda de valientes vikingos zarpa a la mañana siguiente. Vicky se cuela de polizón a bordo, a pesar de que su padre le haya prohibido acompañarlos. Cuando Halvar lo descubre escondido en un barril, su primera reacción es enviarlo sobre la marcha de vuelta a casa. Sin embargo, es demasiado tarde para dar media vuelta. Sven, el Terrible (Günther Kaufmann), el azote de los siete mares, persigue a los vikingos con dos barcos. Vicky convence a Halvar para que desafíe las supersticiones vikingas y ponga rumbo hacia el banco de niebla que se está formando. Los temerosos vikingos siguen su consejo y descubren que en la niebla no se halla el fin del mundo, sino un junco chino con velas negras. Convencidos de que han encontrado a sus hijos, los vikingos abordan la embarcación, pero, al saltar a bordo, atraviesan la madera podrida de la cubierta y van a parar a una estrecha bodega de carga. Sobresaltado por un enorme muñeco de dragón, Halvar deja caer su antorcha en una caja de fuegos artificiales, que al momento empiezan a explotar. El barco empieza a hundirse. Los hombres se dejan llevar por el pánico al tratar de escapar y Vicky cae en un cofre de madera, en cuyo interior queda atrapado. Mientras el junco se hunde en el mar, Halvar y sus hombres logran volver por los pelos a su propio barco. Pero les falta Vicky. Halvar se culpa a sí mismo. Recobran la esperanza al oír ruidos procedentes de un cofre de madera que Faxe ha rescatado del mar. ¿Podría estar Vicky en ese cofre? Pero no, dentro del cofre encuentran a un viejo chino con una larga barba y un sombrero de ala ancha. Bajo ese disfraz descubren a la hermosa Lee Fu (Ankie Beilke), que ha huido de China porque su padre pretendía venderla al emperador para saldar sus deudas. Se coló de polizón en un barco que pertenecía a la ópera de Pekín para escapar. Sin embargo, el barco fue asaltado por piratas, que robaron todas las máscaras de dragón, precisamente las máscaras utilizadas por los que atacaron Flake. Entretanto, el cofre de madera en el que Vicky logra sobrevivir al hundimiento del junco también es rescatado del mar. Pero no por los buenos, sino que Vicky cae en manos de Sven, el Terrible, y su malvado secuaz, Pokka (Christoph Maria Herbst). Vicky descubre que Sven, el Terrible, es el responsable del ataque a Flake. Necesita a los niños para su búsqueda del fabuloso tesoro de Thule. Según la leyenda, el rey de Thule tuvo muchos hijos, pero no hacían más que mentirle. Así que tramó un astuto plan: hizo construir un cuerno vikingo mágico, que sólo podría soplar un niño que no hubiera contado jamás una sola mentira. Únicamente un niño sincero podría soplar el cuerno y ganar el gran tesoro de oro. El cuerno cuelga bajo el techo de una torre en una lejana bahía de la isla de Pump. Gracias a otro golpe de genio, mediante un pez espada disecado y las focas gemelas Bully y Bally, Vicky logra escapar del calabozo de Sven, el Terrible, y volver al drakar de su padre. Los vikingos emprenden al instante la persecución de Sven, el Terrible, que ya se dirige hacia el cuerno de Thule con una flota de tres barcos. A bordo de uno de ellos, se hallan encadenados en la bodega todos los niños de Flake, custodiados por un pirata tartamudo (Jürgen Vogel). Sven, el Terrible, les lleva un día entero de ventaja. Si los vikingos intentan seguirlo y rodear la gran isla por el este, no alcanzarán jamás a Sven y su flota. Vicky y los vikingos se encuentran con un montón de problemas para resolver: ¿Cómo llegar hasta el cuerno de Thule antes que Sven, el Terrible? ¿Cómo vencer a Sven y su horda de piratas? ¿Cómo rescatar a Ylvie y los demás niños? Pero Vicky no sería Vicky si no fuera capaz de encontrar una respuesta…