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Sinopsis
Rosario (Malena Alterio) y Milagros (Esperanza Pedreño) fueron compañeras de estudios. Se reencuentran de nuevo cuando Milagros, que conduce un taxi sin carnet, encuentra a Rosario una mañana en la parada del autobús en Madrid. Milagros cuida a su madre (María Alfonsa Rosso), con un alzheimer galopante y trabaja en el servicio de limpieza de unas oficinas, del que pronto es despedida. Paralelamente al afianzamiento de la amistad entre Rosario y Milagros, logran entrar a trabajar como barrenderas en el servicio de limpiezas del Ayuntamiento. También son jóvenes y no tienen ni novio, ni coche, ni amigos, ni futuro, a pesar de lo cual luchan, se pelean, se divierten, se quejan e incluso ligan. Sueñan con un futuro interesante pero no saben muy bien cómo alcanzarlo. Lo que tienen claro es que quieren escapar del presente. Las vidas de Rosario y Milagros son dos vidas corrientes que, tras años de tropiezos, ilusión, miedo y realidades, han dado forma al temor de no merecer ser felices. Rosario a veces no soporta a Milagros, pero no puede evitar estar con ella. Es una contradicción porque están todo el tiempo juntas. Conocen a Morsa (Antonio de la Torre), el conductor del camión de la basura y Rosario, sin decírselo a su amiga, queda con él varias veces, incluso en su propia casa ante su madre, que parece no darse cuenta de nada. Milagros se entera, y comprende a su amiga. Incluso en la agonía de la madre de Rosario, será ella quién la cuide. El humor, el amor, la muerte y un encuentro inesperado con algo que Milagros encuentra en un contenedor de basuras, darán un vuelco a su vida del modo más sorprendente. En compañía de Morsa, un hombre comprensivo, muy conectado con la vida y con muchas aristas, las dos amigas recorren dos trayectorias vitales: una hacia la nada más cruel, desde una actitud alegre y vitalista, y la otra hacia un futuro expectante desde una vida redimida; y en medio el perdón.