UNA FAMILIA DE TOKIO (2013)

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    Titulo original: Tokyo Kazoku
    Año: 2013
    País: Japón
    Duración: 146 min.
    Dirección: Yôji Yamada
    Guión: Yôji Yamada y Emiko Hiramatsu, basado en la película “Cuentos de Tokio” de Yasuhiro Ozu.
    Música: Joe Hisaishi.

    Intérpretes

    Isao Hashizume, Kazuko Yoshiyuki, Satoshi Tsumabuki, Yu Ao, Yui Natsukawa, Masahiko Nishimura, Tomoko Nakajima, Shozo Hayashiya, Nenji Kobayashi, Jun Fubuki, Narumi Kayashima, Ryûichirô Shibata, Ayumu Maruyama, Chika Arakawa, Mai Nishida, Taiki Matsuno, Sôtarô Tanaka, Maki Isonishi, Kôen Kondô, Mitsuru Kato, Masayasu Kitayama, Mie Suzuki, Kozue Maki, Shinji Kodama, Yasuko Yamabuki, Yukimasa Natori, Tanomu Matsumoto, Kazuko Kudô, Aya Yokomori, Toshiya Tajima, Bon Ishikawa, Masashi Yamashita, Takayuki Ishino, Saeko Ozaki, Kyôsuke Hirono, Kaeko Gôma, Yûko Hara, Masataka Kinoshita, Ken Hirano, Shunichi Obinata, Natsumi Hatayama y Yûko Kurihara.

    Premios

    Espiga de Oro de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) Presentada en Sesión Especial en el Festival Internacional de Cine de Berlín.

    Sinopsis

    Un anciano matrimonio, formado por Shukichi Hirayama (Isao Hashizume) y Tomiko (Kazuko Yoshiyuki), viaja a Tokio desde su hogar en una pequeña isla en Hiroshima para visitar a sus tres hijos. El primogénito, Koichi (Masahiko Nishimura), dirige un hospital. La hija mediana, Shigeko (Tomoko Nakajima) lleva un salón de belleza. El hijo menor, Shuji (Satoshi Tsumabuki), es escenógrafo. Aunque los tres quieren que sus padres tengan una estancia agradable en Tokio, todos ellos están ocupados con sus trabajos, y los ancianos no se sienten a gusto en la capital. Los hijos llegan al acuerdo de pagarles un lujoso hotel, pero el matrimonio no se siente a gusto y decide regresar. Antes, Tomiko visita el piso de Shuji, donde se lleva la agradable sorpresa de conocer a Noriko (Yû Aoi), la novia de su hijo. Pero, poco después, Tomiko se desploma en casa de Koichi, lo que causa una conmoción en la familia…

    Comentario

    Rebasados los ochenta y, a modo de “Cuentos de Tokio” a la que rinde homenaje, Yôji Yamada ofrece este recuerdo emocionado al gran Yasujiro Ozu, sesenta años después de su muerte y cincuenta de la emblemática película, que creció justa y enormemente con el paso del tiempo, y que ahora él enaltece a su manera. Se trata sin duda de un acto lleno de respeto, desde la veneración hacia los mayores, dentro de la gran familia del Cine. Una cortesía que en absoluto busca compararse con la monumental obra original, sino más bien todo lo contrario: demostrar su grandeza, su vigencia, y refrescar de paso la memoria de las generaciones venideras. Desde ese punto de partida, desde la humildad, y a base de una tremenda delicadeza y una admirable puesta en escena, Yamada obra el milagro de trasmitir la emoción y la belleza de un relato tan diferente y tan igual a la histórica obra. ¿Era necesario una supuesta copia de aquella magna creación?, se preguntarán algunos. Y la respuesta tiene trampa porque evidentemente cada cual hace con su cámara lo que le viene en gana. Yamada pone al día todas las piezas del mosaico en el que “Cuentos de Tokio” se sustenta: los personajes (los padres y los tres hijos, tan diferentes a la hora de pensar y de actuar) las costumbres y hasta pone al día la ciudad -por no decir realmente que pone en solfa- a toda una cultura que ha sustituído (y hasta destruído) mucho del anterior tejido humano que la rodeaba. “Una familia de Tokio” remite a la primera con urgencia. Hay que volverla a ver. Y cincuenta años de distancia dan que pensar. Es como si Yamada Hubiera escrito aquí dos cartas: una, de agradecimiento. Y otra, de alerta.