UN MÉTODO PELIGROSO (2011)

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    Titulo original: A Dangerous Method
    Año: 2011
    Fecha de estreno en España: 25-11-2011
    País: Canadá – Alemania – Gran Bretaña - Suiza
    Duración: 99 min.
    Dirección: David Cronenberg
    Guión: Christopher Hampton, basado en su obra de teatro "The Talking Cure" y en el libro de John Kerr "A Most Dangerous Method".
    Música:

    Howard Shore.


    Intérpretes

    Keira Knightley, Viggo Mortensen, Michael Fassbender, Vincent Cassel, Sarah Gadon, André Hennicke, Arndt Schwering-Sohnrey, Mignon Remé, Mareike Carrière, Franziska Arndt, Wladimir Matuchin, André Dietz, Anna Thalbach, Sarah Marecek, Bjorn Geske, Markus Haase, Christian Serritiello, Clemens Giebel, Jost Grix, Severin von Hoensbroech, Torsten Knippertz, Dirk S. Greis, Katharina Palm, Nina Azizi, Cynthia Cosima, Mirko Naeger-Guckeisen, Julia Mack, Andrea Magro, Aaron Keller y Nadine Salomon.

    Premios

    Festival Internacional de Cine de Venecia: Seleccionada para la Sección Oficial en competición.
    Globos de Oro: Nominada al Globo de Oro al Mejor Actor de Reparto (Viggo Mortensen).


    Sinopsis

    En vísperas de la I Guerra Mundial, las bulliciosas calles de Zurich y Viena sirven de marco para una oscura historia con trasfondo sexual e intelectual. Zurich, 1904. El psiquiatra Carl Jung (Michael Fassbender), de 29 años, está empezando su carrera profesional y vive en el hospital Burghölzli con sus esposa embarazada. Jung ensaya el tratamiento experimental inventado por el doctor Sigmund Freud (Viggo Mortensen), el psicoanálisis o “curación por la palabra”, como también se conocía entonces, con Sabina Spielrein (Keira Knightley), una paciente de 18 años. Sabina es una joven rusa, muy culta, que habla alemán a la perfección, con un diagnóstico de histeria que puede llegar a la violencia. En sus conversaciones con Jung, revela haber tenido una infancia plagada de humillaciones y palizas que le infligía un padre autoritario. El psicoanálisis no tarda en sacar a la luz un inquietante elemento sexual en su disfunción, apoyando la teoría de Freud que relaciona la sexualidad con los desórdenes emocionales. Jung y Freud traban amistad a través de un intercambio epistolar acerca de Sabina, y su primera reunión solo puede describirse como maratoniana. A la vez que la relación entre los dos psiquiatras se estrecha, Freud ve en Jung a su heredero intelectual, también lo hace la relación entre Jung y Sabina, una mujer brillante a pesar de su enfermedad. El tratamiento tiene éxito y Sabina decide convertirse en psiquiatra con el apoyo de Jung. Freud le pide a Jung que trate a otro psiquiatra, Otto Gross (Vincent Cassel), al que describe como un ser inmoral y drogadicto. Los audaces e inteligentes argumentos de Gross en contra de la monogamia intrigan a Jung. Influenciado por su paciente, Jung acaba dejándose llevar por sus sentimientos hacia Sabina. Tienen una relación sexual, algo totalmente prohibido entre un médico y su paciente. Freud y Jung empiezan a distanciarse debido a ideologías enfrentadas. Jung no se adhiere totalmente a las teorías sexuales de Freud, y este no está nada convencido con el creciente misticismo de Jung. A pesar de todo, emprenden un viaje juntos a Estados Unidos, lo que Jung considera como una gran oportunidad, pero que llena de recelo a Freud. Torturado por el sentimiento de culpa profesional y personal, Jung rompe con Sabina, que le ataca en su consulta, cortándole la mejilla, antes de huir a Ginebra y posteriormente convertirse en paciente de Freud. Jung pierde toda credibilidad a ojos de Freud cuando, en una carta, niega haber tenido alguna relación con Sabina, en un desesperado intento de mantener su integridad profesional. Sabina y Jung acaban por llegar a un acuerdo después de acostarse una última vez. Pero ahora es Sabina quien rompe, diciendo que necesita libertad. Los caminos de Freud y Jung se separan, y el primero se enfrenta a la enfermedad que acabaría con su vida. Se da cuenta del potencial de Sabina como psicoanalista y le transfiere algunos de sus pacientes. Sabina progresa profesionalmente y pierde interés por Jung. En 1913 Sabina, casada y embarazada, va a ver a Jung. Descubre que su matrimonio ha sobrevivido y que ahora tiene una nueva amante. La I Guerra Mundial está a punto de estallar, y Jung ya no es el joven optimista que ella conoció. Ha aprendido mucho, pero en ese aprendizaje, no solo ha dañado a las personas que le rodean, sino a sí mismo. La despedida de Jung y Sabina es agridulce.

    Comentario

    Aunque David Cronenberg ha abierto considerablemente su abanico de temas e intereses, lo tortuoso y lo experimental sigue presidiendo de forma evidente sus inquietudes. Y ¿qué mejor experimento que el tinglado que erigieron los psiquiatras de Viena y Zurich a principios del siglo XX? No podía resistirse él a contar un momento tan sugerente y escabroso. A contarlo a su manera, claro. Y a filmarlo, hay que añadir también, con un estilo impecable. Si bien la historia está basada en hechos reales y el guionista, Christopher Hampton, es además el autor de la obra teatral, que parte a su vez de la novela original de John Kerr, está claro que Cronenberg se detiene un tanto aleatoriamente en algunos pasajes superfluos, si no del todo irrelevantes, como las zozobras de la esposa de Jung y en general todo su entorno familiar, que nada añaden, por obvios, a la intensa pugna que fuera se está librando entre médicos y pacientes y que es, en definitiva, el meollo de la narración. Nada menos que las teorías sobre el psicoanálisis. Es en esa dialéctica, compleja de raíz pero al mismo tiempo aquí muy accesible, donde “Un método peligroso” sube enteros; cuando se adentra en ese juego teórico y emocional que, lejos de resultar plúmbeo o aburrido, y con una vocación divulgativa indudable, se nos despliega a un ritmo ágil y brillante, a partir de unos diálogos de altura y un trabajo de actores nada desdeñable. El de Michael Fassbender, impecable; y el de Keira Knightley, el más resultón.Y el más arriesgado también; a punto está de pasarse de revoluciones. Y a punto Cronenberg de caer en el folletín. Pero todo se salva felizmente.