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Sinopsis
Al morir sus padres, Tristana (Catherine Deneuve) es confiada a don Lope Garrido (Fernando Rey), un don Juan en declive cuya época ya ha pasado, incapaz de aceptar su caducidad como seductor, un hombre independiente y libre pensador, que vive de las rentas que le dejaron sus padres. Don Lope lleva a Tristana a su casa, junto a su criada Saturna (Lola Gaos) y la quiere como a una hija, por lo que exige que le quiera y le respete como a un padre y para mantenerla, Don Lope va vendiendo cuantos objetos de valor tiene en su casa. Pero con los meses, este intentará seducirla, consiguiéndolo. Don Lope será para Tristana, a partir de ese momento, su marido y su padre. Pero mientras Tristana se deja manejar por don Lope, solo preocupada por las diferencias que encuentra entre dos columnas, dos calles o dos garbanzos, y con pesadillas en las que la cabeza de don Lope como badajo de la campaña de la catedral, conoce a un pintor llamado Horacio (Franco Nero), y pese al disgusto de su protector, se va a vivir con el pintor. Dos años después, una vez que don Lope ha heredado, Tristana regresa a su casa, enferma y con un tumor en una pierna que exige la amputación del miembro. Con una pierna ortopédica, Tristana se vuelve fría y agria. Obliga a don Lope a ir a misa, a dar donativos a la Guardia Civil e incluso a casarse con ella. Una noche don Lope enferma y, aunque simula llamar al médico, lo que en realidad hace es abrir la ventana de la habitación para que el frío del invierno acelere su muerte.