TOY STORY (1995)

    86
    Titulo original: Toy Story
    Año: 1995
    País: EE.UU.
    Duración: 95 min.
    Dirección: John Lasseter
    Guión: John Lasseter, Peter Docter, Andrew Stanton y Joe Ranft
    Música:

    Randy Newman.
    Temas musicales: «You’ve Got a Friend in Me», interpretado por Randy Newman & Lyle Lovett; «Strange Things», interpretado por Randy Newman; «I Will Go Sailing No More», interpretado por Randy Newman; y «Hakuna Matata»


    Premios

    Nominada al Oscar a la Mejor Música, Mejor Canción («You’ve Got a Friend») y Mejor Guión. Oscar Special Achievement Award a John Lasseter.
    Nominada a los Globos de Oro a la Mejor Película de Comedia o Musical y a la Mejor Canción («You’ve Got a Friend in Me»)

    Nominada al Premio BAFTA de la Academia de Cine Británico a los Mejores Efectos Visuales.


    Sinopsis

    La familia del pequeño Andy está a punto de mudarse. Sus juguetes, liderados por Woody, el muñeco vaquero preferido de Andy, realizan una reunión con el objetivo de evitar que alguno de ellos quede olvidado en la casa. Al terminar de la reunión se enteran de que la madre de Andy adelantó su fiesta de cumpleaños. Todos los juguetes temen ser remplazados por algún nuevo regalo, excepto Woody, quien está muy confiado por su situación de privilegio. Cuando los juguetes advierten que Andy está comenzando a abrir los paquetes, les entra el pánico. Woody le ordena a un batallón de soldaditos de plástico enviar información a través de un transmisor de bebés para así saber cuales son los regalos recibidos por Andy. Cuando todos los regalos se acaban y ningún juguete ha aparecido, la madre de Andy saca un regalo que tenía escondido y se lo da a su hijo. Antes de que los soldados informen la identidad del regalo, los niños suben a la habitación de Andy corriendo y los juguetes vuelven a sus posiciones originales. El regalo que recibió Andy era un juguete llamado Buzz Lightyear, la figura de un héroe de acción espacial basada en el protagonista de una serie de televisión. El problema es que Buzz cree que es el verdadero Buzz Lightyear y que está en otro planeta. Con el pasar del tiempo, Buzz capta toda la atención de Andy, y Woody siente envidia. Woody intenta deshacerse momentaneamente de Buzz intentando tirarle detrás del escritorio, ya que Andy y su familia salen a comer pizza, pero accidentalmente lanza a Buzz desde la ventana de la habitación de Andy y los demás juguetes descubren lo que hizo. Buzz, quien había seguido al coche, ataca a Woody y los dos quedan abandonados en una gasolinera. Woody y Buzz llegan a la pizzería donde Andy y su familia iban a comer, pero son encontrados por Sid, vecino de Andy, quien es conocido por torturar y destrozar juguetes. Al pasar un día en la casa de Sid, Buzz se da cuenta de que es un juguete por un anuncio que sale en la televisión de un almacén de juguetes. Cae en una depresión, lo que después hace que Buzz salte desde la barandilla de las escaleras para poder volar (característica que lo hace peculiar por tener alas de astronauta) lo que provoca que se desprendiera su brazo izquierdo, dificultando el escape de Woody y Buzz de la casa de Sid. Al final Buzz es reparado por los mismos juguetes que han sido torturados por Sid. Todo empeora cuando Sid ata a Buzz a un cohete (para «hacerlo volar») pero el plan queda anulado por un día por lluvia. Esa noche Buzz y Woody arreglan sus diferencias y Buzz acepta que es un juguete, ayudando a Woody a salir de donde había quedado atrapado. Al día siguiente Buzz está siendo preparado para ser explotado por Sid. Woody junto con los juguetes de Sid rescatan a Buzz «rompiendo las reglas de los juguetes». Buzz y Woody tratarán de alcanzar al camión de mudanzas. Todo se complica cuando Buzz es atrapado por Scud (el perro de Sid) pero será rescatado por Control (un coche teledirigido de Andy) controlado por Woody, aunque todos los demás juguetes creen que lo había matado como lo hizo con Buzz, amotinándose contra él y tirandolo del camión de mudanzas. Woody es recogido también por Control junto con Buzz pero poco después a éste se le agota las baterias. Desesperados, Woody enciende el cohete que tiene Buzz en la espalda dejando a Control en el camión de mudanzas y ellos a punto de estallar, pero los dos se salvan cuando Buzz corta con sus alas la cinta adhesiva que lo unia al cohete, provocando que planee por el aire junto con Woody, pareciendo que están volando. Ambos llegan hasta el coche de Andy, que estaba delante del camión de mudanzas. Es Navidad y los juguetes están nuevamente atentos a los regalos de Andy, entre los que se encuentran una Sra. Patata (lo cual alegra mucho al Sr. Patata) y un cachorro de perro.

    Comentario

    ¿Supuso alguna vez el dolor causado a su muñeca de trapo cuando la arrinconó por aquella nueva de plástico que decía “mamá, mamá”? ¿Y qué hay de los sentimientos heridos de la marioneta de madera olvidada cuando su primito le regaló un “madelman” por su ocyavo cumpleaños? Si nunca se le ha ocurrido que los juguetes tienen corazón, sentimientos, inseguridades, paranoias, ataques de nervios, ansiedad y celos, tiene que acudir inmediatamente a ver la deliciosa “Toy Story”. Podrá descubrir que la espera ha valido la pena y ser deslumbrado por una pequeña película-llave concebida por John Lasseter, el último genio del Hollywood digital detrás del revolucionario milagro técnico. La primera contribución de Lasseter se puede encontrar en “El secreto de la pirámide”, en la figura con armadura del caballero medieval de una vidriera, que cobraba guerrera vida en el filme. Los héroes de “Toy Story” resultan menos vidriosos, más cálidos, aunque igual de extraños, sobre todo en lo que a los muñecos-monstruos mutantes ideado por el niño malo vecino de los protagonistas se refiere. La creación de un universo único y sin igual, poblado de figuras extrañas, le ha valido a la película ser comparada con una pintura de El Bosco. Pero “Toy Story” es, ante todo, una “buddy movie”, película de colegas dispares y unidos por una misma aventura, protagonizada por dos muñecos enfrentados por los favores, cariño y preferencia de su dueño y que representan las dos versiones de la quintaesencia del héroe norteamericano: un vaquero de trapo, Woody (llamado así en homenaje al actor negro Woody Strode, fallecido en diciembre de 1994), y Buzz Lightyear (apodo tomado de “Buzz” Aldrin, el segundo hombre en pisar la Luna), un astronauta todo luces y mecanismos, que se cree guardián sideral del universo e ignora su condición de mero juguete. La llegada del último, como obsequio del séptimo cumpleaños del niño Andy, convulsiona el universo ordenado y profesional de Woody, súbitamente celoso al sentirse desplazado. No así el Señor Patata, el perro Slinky, el cerdito-hucha Ham, Rex, un dinosaurio con problemas de inseguridad y una legión de soldados de combate de plástico, que se ven deslumbrados por las lucecitas y resortes del recién llegado. Porque ni que decir tiene que, en ausencia de los humanos, los juguetes cobran vida. En definitiva, “Toy Story” llega como una gran proeza tecnológica, en la que se ha creado una estética nueva y un método revolucionario de animación auspiciado por el genio de un pequeño estudio que ha logrado unir en matrimonio al poder de los chips procedentes del Valle de Silicio con el glamour de Hollywood.