John Williams.
Temas musicales: «Show Me The Way To Go Home», interpretado por Robert Shaw, Roy Scheider y Richard Dreyfuss; «I Honestly Love You», interpretado por Lynn Anderson; y «Spanish Ladies», interpretado por Robert Shaw.
Intérpretes
Premios
Oscar: Premio a la Mejor Música, al Mejor Sonido y al Mejor Montaje. Nominada al Oscar a la Mejor Película.
Globos de Oro: Premio a la Mejor Música. Nominada al Globo de Oro a la Mejor Película Dramática, al Mejor Director y al Mejor Guion.
Premios BAFTA de la Academia de Cine Británico: Premio a la Mejor Música. Nominada al BAFTA a la Mejor Película, al Mejor Director, al Mejor Actor (Richard Dreyfuss), al Mejor Guion, al Mejor Sonido y al Mejor Montaje.
Sinopsis
En una plácida noche de verano un grupo de jóvenes se reúne en una playa de una isla del Este de los Estados Unidos para cantar, fumar y hacer el amor. Tom Cassidy (Jonathan Filley) y Chrissie Watkins (Susan Backlinie) se intercambian cómplices miradas y se separan del grupo para bañarse desnudos a la luz de la luna. Chrissie se mete en el agua, pero Tom se queda dormido sobre la arena. Nadando, Chrissie nota un roce creyendo que es Tom que la ha seguido momentos antes de ser devorada por una criatura marina a la que ni siquiera ha visto. A la mañana siguiente, Martin Brody (Roy Scheider), el jefe de policía de Amity Island recibe una llamada del oficial Lenny Hendricks (Jeffrey C. Kramer) comunicándole la desaparición de la joven. Pronto aparece el cuerpo mutilado de la joven. El informe médico confirma que ha sido atacada por un tiburón. Brody no lo duda un segundo y prohíbe el baño en la playa de Amity, decisión que le enfrenta al alcalde Larry Vaughn (Murray Hamilton) al frente de un grupo de inversores interesados en el potencial turístico de la isla. Con la celebración del 4 de julio esperan la llegada de miles de veraneantes, por lo que Vaughn obliga al médico a cambiar el certificado de defunción de Chrissie indicando que el cuerpo ha sido mutilado por una embarcación, y amenaza a Brody con sustituirlo si prosigue con el cierre de las playas. Mientras cientos de bañistas llegan a las playas, Brody, un neoyorquino peleado con el mar y los barcos, acude a la playa con la vana esperanza de que los ataques del tiburón no se repitan. El primer signo de alarma es la silenciosa desaparición del perro de un joven. A los pocos minutos ataca a un niño que, en su colchoneta hinchable se había alejado varios metros de la orilla. Esta vez las autoridades no tienen otra opción que afrontar la realidad, ya que la señora Kintcher (Lee Fierro), madre del niño ha ofrecido una sustanciosa recompensa a quién acabe con el tiburón. Quint (Robert Shaw), un viejo lobo de mar, se ofrece para acabar con el tiburón a cambio de una cantidad que el consejo de la ciudad considera desorbitada, por lo que la captura queda en manos de ambiciosos voluntarios. Se produce una avalancha de pescadores empeñados en dar caza al tiburón a cambio de 3000 dólares, entre ellos Matt Hooper (Richard Dreyfuss), un biólogo marino especialista en tiburones. Tras entrevistarse con Brody, analiza los restos de Chrissie certificando que la muerte la ha producido un tiburón de grandes dimensiones. Los cazarrecompensas no tardan en capturar a un escualo que las autoridades no dudan en reconocer como el causante de las muertes, pero Hooper no está de acuerdo porque el diámetro de su boca no coincide con el de las dentelladas dejadas en el cuerpo de Chrissie. El alcalde, ansioso por abrir de nuevo las playas, se niega a que se abra el estómago del animal para comprobar que contiene los restos de las personas a las que ha atacado. A la reapertura de las playas no tarda en suceder un nuevo ataque del tiburón. Hooper opina que el escualo no se moverá de la costa mientras siga encontrando alimento, por lo que no queda otra alternativa que salir en su busca, siendo Quint la única persona que puede ayudar. Al día siguiente, a bordo de la barcaza Orca, Quint, Brody y Hooper se adentran en el mar con la voluntad de capturar al tiburón. La experiencia de Quint con los tiburones les hace suponer que se encuentran frente a un tiburón blanco de gran tamaño para el que no sirven los tradicionales métodos de pesca y captura. El desconocimiento de Brody en temas marítimos aconseja que sea él quién lance al mar la carnaza para atraer a la bestia. Pronto el tiburón aparece ante ellos. Su tamaño supera los ocho metros y su peso las tres toneladas. Un certero arponazo clava en el tiburón un bidón lleno de aire que, en teoría impedirá que se sumerja, pero su fuerza es tal que aún así pronto desaparece bajo el agua. Tras unos momentos de descanso, se acuerda que solo se puede acabar con el tiburón acercándose lo suficiente para inyectarle una dosis de veneno. Hooper se introduce en una jaula de acero para proceder a la operación pero esto enfurece al escualo que ataca y destroza la jaula, hunde el barco y devora a Quint. En un último esfuerzo por destruir al enorme tiburón, Brody logra que sus fauces se cierren sobre una bombona de aire comprimido a la que dispara haciendo que el tiburón vuele en pedazos, mientras Hooper abandona su refugio submarino y sale a la superficie.