Intérpretes
Sinopsis
Clemen, la pobre Clemen, llora desesperada entre los brazos de su abuelo: ¡a los tres años de matrimonio, Raúl quiere ya trasladar su cama a otra habitación! ¡Si la abuela levantara la cabeza! La abuela Clementina, su vivo retrato, sonríe comprensiva desde el cuadro que preside el salón: lo que pasa es que el sinvergüenza de Raúl tiene interés en estar más libre, regresar tarde de noche. Clemen intenta, desesperadamente reconquistar el cariño de su marido. Dará una gran fiesta con motivo del tercer aniversario de su boda: una fiesta divertida. La fiesta es un sepulcro aburrido: los invitados cabecean o intentan evadirse mientras Clemen canta una interminable canción que era la preferida de su querida abuelita. Ante el fracaso de sus maniobras, Clemen se encierra en el salón a llorar amargamente: ¡será el vivo retrato de Clementina, la abuela, pero es muy desgraciada! Y de pronto el retrato se anima, la abuelita baja del cuadro, cansada de estar allí con un ramito en los brazos, y se explica: lo que pasa es que Clemen es tonta y anticuada. A los maridos no se les retiene así; hay otras armas. Pero Clemen no las conoce. Clementina, la traviesa abuela, decide la cuestión: Su nieta estará en el cuadro, con el ramito en los brazos, y ella ocupará el lugar de su nieta en la vida real. El cambio es explosivo: Clementina es la antítesis de Clemen: vivaz, coqueta, pícara, elegante; enloquece a su marido, que se apresura a cancelar sus devaneos; al abuelo, que siente que se enamora de su nieta y vive con la impresión de que ha vuelto su esposa del más allá. Los amigos de Raúl, el marido, están encantados y enamorados todos de la nueva Clemen. Esta vive alegremente su vida, lo enreda todo y empieza a crear tales enredos, que una noche termina toda la familia en la Comisaría; entonces Clementina comprende que su labor está realizada y que es prudente retornar al cuadro. Se despide del abuelo, deja a Clemen en brazos de su marido reconquistado y vuelve al cuadro, donde quedará para siempre con el ramito en los brazos. Y la felicidad retorna a la casa de Clemn y Raúl.