Pedro Braña.
Intérpretes
Sinopsis
Mario (Luis Prendes) conduce a su amante Rosa (Pepita C. Velázquez), que está esperando un hijo, a la pensión de Dolores (Ana R. Leyva), antigua sirvienta de su abuelo. Allí la deja con la promesa de que se casarán pronto pero, en cuanto sale a la calle, conoce a otra mujer de la que se encapricha. Rosa tiene a su hija y, con ayuda de Dolores, la deposita en casa del abuelo de Mario —general de la Guerra de Cuba, retirado, que vive de forma acomodada— con una nota que explica que se trata de su biznieta. El anciano la acoge en su hogar y, por indicación de Dolores, contrata a Rosa como ama de cría. De esta forma, Rosa puede atender a su hija. Además, le dicen que Rosa es su madre para cuidar las apariencias. Una noche, Mario entra a robar en casa de su abuelo para poder atender los caprichos de su amante. Rosa le descubre e impide el delito forcejeando con él. Pero cuando aparece el abuelo, encubre a Mario diciendo que son amantes. El anciano expulsa a ambos de su casa, perdiendo así el afecto de su biznieta. Finalmente Mario es abandonado por su amante y confiesa a su abuelo que Rosa impidió el robo y que es la madre de la niña. Rosa es aceptada de nuevo en la casa y el viejo militar intenta convencer a su nieto de que se case con ella. Paralelamente, la madre y hermanas de Rosa pasan estrecheces económicas. La hermana mediana enferma y debe trasladarse a la sierra. La madre y Pilarín (Guadalupe Garci-Nuño), la hija pequeña, deben mudarse a una buhardilla e ir empeñando sus propiedades para subsistir. La enfermedad de la madre complica más las cosas. Cuando la situación es más apurada, Pilarín baja a un café cantante y actúa para los clientes con el fin de ganar algo de dinero. Una de las artistas decide ayudarle. Mientras ella imparte clases de canto a la niña, su novio médico opera a la madre. Finalmente, Rosa, Mario y su abuelo acuden al teatro y les sorprende el debut de Pilarín. Todos se reencuentran felizmente.