Una mañana de verano, en el año 1900, dos niños nacieron en el rico campo agrícola de la provincia de Emilia, en el norte de Italia. Aunque sus casas casi se unían, Olmo Dalco, un bastardo nacido dentro de una numerosa familia de trabajadores de granjas, y Alfredo Berlinghieri, heredero de unos grandes hacendados, pertenecen a dos mundos diferentes. Dos patriarcas reaccionarán de forma diferente con sus nietos. Para Leo Dalco (Sterling Hayden), Olmo es una boca más que alimentar. Para Alfredo Berlinghieri (Burt Lancaster), el muchacho que perpetuará su nombre es una respuesta esperanzadora a su desilusión con sus dos hijos, el siempre ausente casanova Ottavio (Wernes Bruhns) y Giovanni (Romolo Valli), quien de forma ineficaz lleva la casa junto a su mujer Eleonora (Anna-María Gherardi) y su hermana Amelia (Ellen Schwiers). Los abuelos no sobreviven largo tiempo al primer gran cambio que el nuevo siglo trae consigo: el colapso del sistema feudal donde la familia Dalco son virtualmente esclavos de los dueños de la villa Berlinghieri. Amparados por la recién creada Liga y tras una larga lucha, los trabajadores del campo ganan el derecho de compartir la cosecha: es el comienzo del socialismo. La primera guerra mundial encuentra a los dos chicos en su madurez. Olmo (Gerard Depardieu), como soldado de infantería, ha aprendido que hay otros detrás de su granja que siguen siendo víctimas de la desigualdad y la injusticia. Alfredo (Robert De Niro) ha sido retenido por su padre lejos de la lucha. Creciendo junto a él está su prima Regina (Laura Betti), hija de Amelia. De regreso de la guerra, Olmo, se une de nuevo con su familia en los campos Berlinghieri, encontrándose en la granja con dos nuevos miembros, Anita (María Schneider), una maestra refugiada con ideas tan revolucionarias como las suyas, con la que simpatiza inmediatamente, y Attila (Donald Sutherland), un capataz bravucón empleado por los Berlinghieri, con quién no simpatiza en absoluto. En su primera confrontación, Olmo gana una pequeña victoria, una razonable división de cosechas. Pero todo no va tan bien con algunos granjeros que se han convertido en competidores de cosechas. Con guardias reales imponiendo sus derechos de propiedad, los hacendados han ignorado los contratos y forzado a los trabajadores a marcharse a otras granjas. Olmo y Anita encabezan la manifestación de protesta de las trabajadoras de la granja, a quienes la guardia se niega a atacar. Alfredo guarda, en secreto, simpatías para con su amigo. A sus espaldas, los hacendados, furiosos, contratan a varios matones que llevan consigo violencia y muerte a la comunidad. Es el principio del fascismo. Olmo se ha casado con Anita, que enseña a leer y a escribir a los campesinos. Algo excitante ha entrado también en la vida de Alfredo: Ada (Dominique Sanda), una prostituta de la ciudad. Mientras que ellos se encuentran de viaje junto con su tío Octavio, Alfredo se entera de la muerte de su padre. De regreso a casa, Alfredo hereda la hacienda y con gran disgusto de su madre y de su tía, que deseaban ver a Alfredo casado con Regina, anuncia su próxima boda con Ada. A la vez, y ahora con más arrojo, ya que el fascismo está en su apogeo, Attila se apodera para ellos de la casa de la señora Pioppi (Alida Valli), la viuda de un hacendado. A lo largo del triste invierno fascista y con la Segunda Guerra Mundial a punto de terminar, los destinos de Olmo y Anita, de Alfredo y Ada, de Atila y Regina, se entrelazan dramáticamente. Con la muerte de Benito Mussolini en la primavera de 1945, una gran ola de libertad recorre los campos buscando un ajuste de cuentas con los patronos que trajeron el fascismo. Los granjeros miran con más esperanza hacia una nueva forma de trabajo en comunidad. La amistad de por vida de Olmo y Alfredo ha quedado marcada por los sucesos de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, ambos volverán a encontrarse de nuevo en su vejez. De distintas maneras, cada uno ha sobrevivido a los cambios que ha traído el siglo XX.
Inicio NOVECENTO (1977)