Intérpretes
Premios
Sinopsis
La acción se inicia con Yukio Mishima (Ken Ogata), vestido de forma tradicional japonesa, atrincherado en un cuartel militar que se prepara para suicidarse haciéndose el harakiri, mientras recuerda lo que ha sido su vida. 1. – “La belleza”: Mishima a los 42 años. Sus libros son traducidos en todo el mundo. Su ejército privado le convierte en una personalidad política muy controvertida. Esa mañana, Mishima recuerda su infancia. Educado por su posesiva abuela, va descubriendo el poder de la belleza. Ante una reproducción del célebre cuadro “El martirio de San Sebastián”, descubre su sexualidad. El cuerpo masculino y la violencia del cuadro le dejan terriblemente confuso. Los recuerdos de esta época Mishima los atribuye a Mizoguchi, el héroe de su novela El pabellón de oro, que incendia un templo japonés muy venerado. 2. – “El arte”. En 1949 Mishima publica “Confesiones de una máscara”, una novela autobiográfica que revela su homosexualidad latente y que le consagra como escritor en todo el mundo. Mishima desea ser reconocido en todo el mundo no solo por su trabajo sino también por su transformación física. Comienza a practicar culturismo. La belleza y la fuerza muscular se entrecruzan. En 1959 vuelve a referirse a estos años en “La casa de Kyoko”, la historia de Osamu, un ser narcisista y culturista. 3. – “La acción”. La belleza corporal es efímera, solo el arte puede pretender la inmortalidad, solo el suicidio la puede preservar. Asociar la acción del arte por un fin moral es el motor que mueve a Isao, el personaje principal de “Caballos desbocados” que encuentra su voz en un terrorismo casi divino, en nombre del Japón imperial. En 1968, Mishima crea su propio ejército privado, como un samurai moderno y se cree el verdadero defensor del alma japonesa. 4. – “La armonía de la pluma y de la arena”. Año 1970. Acompañado de su discípulo Morita (Masayuki Shionoya) y de tres cadetes, Mishima entra en el Cuartel General del Ejército del Este, en Tokio y pide dirigirse a la guarnición. Tras recitar un manifiesto desde el patio de revista, ante el abucheo de las tropas, Mishima vuelve a entrar y, ante el oficial al que habían maniatado, se arrodilla y se clava un cuchillo en el abdomen. Morita, con la ayuda de otro cadete, lo decapita para, acto seguido, darse también muerte. Mishima entregó a su editor la última novela el mismo día de su suicidio. Fiel a la unidad entre arte y acción, completa al mismo tiempo sus dos supremas creaciones, su literatura y su vida.