Titulo original: The Time Traveler`s Wife
Año: 2009
País: EE.UU.
Duración: 107 min.
Dirección: Robert Schwentke
Guión: Bruce Joel Rubin, basado en una novela de Audrey Niffenegger
Música:
Mychael Danna
Temas musicales: "Clocks", interpretado por Coldplay; "Love Will Tear Us Apart", interpretado por Broken Social Scene; "Gone to Earth", interprtado por American Analog Set; y "Broken", interpretado por Lifehouse.
Intérpretes
Eric Bana, Rachel McAdams, Michelle Nolden, Alex Ferris, Arliss Howard, Katherine Trowell, Bart Bedford, Esther Jun, Matt Birman, Craig Snoyer, Carly Street, Romyen Tangsubutra, Brooklynn Proulx, Jane McLean, Ron Livingston, Brian Bisson, Maggie Castle, Fiona Reid, Philip Craig, Mario Tufino, Shawn Storer, David Talbot, Gallery Owner, Dan Duran, Kenner Ames, Alison MacLeod, Stephen Tobolowsky, Hailey McCann, Donald Carrier, Jan Caruana, Jean Yoon, Tatum McCann, Duane Murray, Paul Francis, Jon Bruno, Kevin Drew, Brendan Canning, Andrew Whiteman, Justin Peroff, Alexis Beckley, Gene Fojtik, Bryanna Hartung, Abi McKenzie, Christina Orjalo y Amanda Whitcroft.
Sinopsis
Henry DeTamble (Alex Ferris) es un niño de seis años que viaja en el coche que conduce su madre Annette (Michelle Nolden). De repente, durante unos breves segundos, Henry se ve a sí mismo desnudo y en su propia casa. A continuación se produce un brutal accidente y como consecuencia fallece su madre. Henry, que regresa al interior del automóvil tan misteriosamente como salió teletransportado de él, resulta ileso. A su lado aparece un hombre que dice llamarse Henry (Eric Bana), que le explica que es él mismo de adulto, y que en los siguientes años va a experimentar frecuentes y caprichosos viajes en el tiempo. Como consecuencia de una insólita alteración genética, Henry tiene la facultad de viajar en el tiempo, pero no puede controlar cuando sucede. Los saltos temporales vienen precedidos de hormigueos y mareos, y cuando viaja lo hace tanto al pasado como al futuro, y desnudo, ya que su ropa no viaja con él, lo que le obliga siempre a que lo primero sea buscar algo con lo que cubrirse, aunque para ello tenga que robarlo. En uno de sus viajes se hace amigo de una niña llamada Clare (Brooklyn Proulx) que una vez llegada a adulta (Rachel McAdams) se convertirá en el gran amor de su vida. Clare acepta casarse con él sabiendo perfectamente el problema que tiene; incluso llegan a hacer partícipes de su secreto a algunos de los mejores amigos de Clare, la pareja que forman Gómez (Ron Livingston) y Charisse (Jane McLean). Pero la convivencia con alguien que puede desaparecer de improviso y reaprecer tanto al cabo de un rato como dos semanas más tarde empieza a deteriorar su relación. La consulta a un experto en genética, el doctor David Kendrick (Stephen Tobolowsky) tampoco resulta de gran ayuda. A ello hay que añadir los problemas de Clare para quedarse embarazada: sus dos primeros embarazos terminan en abortos prematuros, lo que les hace sospechar que es posible que el feto haya heredado de su padre la posibilidad de viajar en el tiempo. Tras uno de sus cortos viajes temporales al futuro Henry reaparece mortalmente herido de bala pero antes, en sendos viajes al futuro, conocerá a su hija Alba (Tatum McCann) y, posteriormente, de nuevo a Alba (Hailey McCann) ahora con 10 años.
Comentario
En tiempos de crisis, ya se sabe, se agudiza la necesidad de agarrarse a algo sólido. Algo que, al menos, no sea arrumbado de golpe y porrazo por cualquier argumento medianamente lógico.Es, pues, el tiempo de la ensoñación, de la apuesta personal, y sobre todo de la voluntad ciega, esa que lleva al común de los mortales a aferrarse a un clavo ardiendo. Tan humano y tan lícito como la apuesta que hace, en este caso, la romántica Clare respecto al extraño Henry. De entrada resulta desmedida, pero ella acepta el reto, sabiendo que su amor no es explicable, no tiene sentido para su entorno. Si aceptamos el juego, si participamos también en esa especie de magia que en principio debiera destilar el relato, tal vez llegáramos a admitir la posibilidad de que un suceso similar diera cuerpo a un verdadero drama con toques fantásticos. Nos ponemos con empeño a ello.Pero no resulta; y el problema es que tal y como nos sirve el director Robert Schwentke semejante plato exótico no hay forma humana de digerirlo. Las zozobras de los protagonistas ni enternecen, ni implican lo más mínimo. La ilusión de los viajes en el tiempo inquietan sólo a la paciente Penélope que espera siempre con la fe del carbonero…y si, como dicen, la novela ha sido todo un éxito en Estados Unidos, una de dos: o estamos sociológicamente a años luz, o aquí se ha perpetrado una perversa adaptación trufada de bonitas postales y bucólicos encuentros que ni el proverbial encanto de Rachel McAdams ni el dilatado cartel de Eric Bana consiguen sostener; y menos borrar esa molesta sensación de desconcierto, de tomadura de pelo incluso, que transmite todo esto.