LUIS II DE BAVIERA, EL REY LOCO (1972)

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    Titulo original: Ludwig
    Año: 1972
    País: Italia - Francia - Alemania
    Duración: 245 min.
    Dirección: Luchino Visconti.
    Guión: Suso Cecchi d'Amico, Enrico Medioli y Luchino Visconti.
    Música: Robert Schumann y Richard Wagner. Temas musicales: Fragmento de la ópera cómica “La Périchole”, de Jacques Offenbach; “Elegy for Piano in A Flat Major”, de Richard Wagner; “Preludioi”, de "Lohengrin", de Richard Wagner; y “Liebestod”, de "Tristan und Isolde", de Richard Wagner

    Intérpretes

    Helmut Berger, Trevor Howard, Silvana Mangano, Gert Fröbe, Helmut Griem, Isabella Telezynska, Umberto Orsini, John Moulder-Brown, Sonia Petrovna, Folker Bohnet, Heinz Moog, Adriana Asti, Marc Porel, Nora Ricci, Mark Burns, Maurizio Bonuglia, Romy Schneider, Alexander Allerson, Bert Bloch, Manfred Fuerst, Kurt Großkurth, Anne-Marie Hanschke, Gérard Herter, Ian Linhart, Carla Mancini, Gernot Möhner, Clara Moustawcesky, Alain Naya, Alessandro Perrella, Karl-Heinz Peters, Wolfram Schaerf, Henning Schlüter, Helmut Stern, Eva Axén, Louise Vincent, Alexander Stephan, Karl-Heinz Windhorst , Raika Juri, Angelo Casadei, Berno von Cramm y Friedrich von Ledebur.

    Premios

    Nominada al Oscar al Mejor Diseño de Vestuario. Premio David di Donatello de la Academia de Cine Italiano a la Mejor Película, al Mejor Director y al Mejor Actor (Helmut Berger=por toda su trayectoria..
    Espiga de Oro de la Semana Internacional de Cine de Valladolid.

    Sinopsis

    Evocación del reinado de Luis II (Helmut Berger), último rey de Baviera, uno de los más enigmáticos y sorprendentes personajes del siglo XIX. Nacido en Nymphenburg el 25 de agosto de 1845, fue coronado en plena juventud, a los 18 años, sin ningún tipo de preparación política, estando mucho más interesado en el mundo artístico. Fue el gran impulsor de la Opera wagneriana- entre otras cosas hizo construir el teatro de Bayreuth para estrenar la tetralogía de ese autor- o el promotor de la construcción de una serie de fantasmagóricos castillos (Neuschwantein, Hoenschwangua, Lindehof, Herrenchiemsee y Kaiservilla), en un proceso delirante que lo llevó a autoexcluirse de la mayoría de asuntos de Estado y a desarrollar una maníaca misantropía, acentuada por su condición de homosexual y su carácter enfermizo. Siendo como era uno de los últimos vestigios del más mórbido romanticismo, su reinado fue, así y todo, decisivo- en base a la debilitación de Baviera como un estado independiente- en el proceso de formación del Imperio Alemán y su pequeño y católico reino quedó en medio de las tensiones que se acentuaban en la Europa Central de la época. Desenfrenado despilfarrador, calumniado, vilipendiado, es finalmente depuesto, procesado y declarado demente: Un informe facultativo, el 8 de junio de 1886, lo separa definitivamente del trono y provoca su reclusión en el castillo de Berg, donde murió cinco días después en el Lago Starnberg, a los 40 años, motivando así el misterio sobre las causas de su muerte, suicidio o asesinato, misterio que nunca se ha resuelto definitivamente.

    Comentario

    Con una sensibilidad fuera de lo común y con una capacidad creativa inigualable, Luchino Visconti recrea la vida del monarca Luis II de Baviera, conocido como “el rey virgen”, que fue el mecenas de Wagner. Es una película de gran belleza que sirvió al director para consagrar como actor a Helmut Berger. Igual que se había ocupado de la evolución italiana, Visconti acometió el análisis de la evolución alemana a través de tres títulos: “La caída de los dioses” (1969), “Muerte en Venecia” (1971) y “Luis II de Baviera, el rey loco” (1973). Ésta última, de nuevo relata el declive de la sociedad europea, y Visconti se apoyó en la figura imprescindible de Helmut Berger, que interpretaba al rey en un recorrido de cuatro horas. Junto al actor, destaca la presencia de Romy Schneider, que vuelve al personaje de la emperatriz Sissí, el personaje que la consagró mundialmente, aunque ahora desde una perspectiva muy diferente. Como en El Gatopardo, realizada diez años antes, Visconti, de ascendencia aristocrática, no pudo dejar de lanzar su mirada sobre la enigmática y desconocida figura de Luis II, una mirada llena de respeto, incluso de afecto, por un ser y un momento histórico que era el último de toda una época, de una forma de sentir y de actuar. Al terminar el rodaje de Luis II de Baviera, el rey loco, Visconti sufrió un ataque cerebral que le dejó en parte paralizado. En estas condiciones y con ayuda de sus colaboradores aún dirigió otras dos películas: "Confidencias" (1974) y "El inocente" (1976).