Titulo original: Les yeux sans visage
Año: 1959
País: Francia - Italia
Duración: 88 min.
Dirección: Georges Franju
Guión: Jean Redon, Pierre Boileau, Thomas Narcejac y Claude Sautet, basado en la novela de Jean Redon.
Música:
Maurice Jarre
Intérpretes
Pierre Brasseur, Alida Valli, Juliette Mayniel, Edith Scob, François Guérin, Alexandre Rignault, Béatrice Altariba, Charles Blavette, Claude Brasseur, Michel Etcheverry, Yvette Etiévant, René Génin, Lucien Hubert, Marcel Pérès, France Asselin, Charles Bayard, Gabrielle Doulcet, Corrado Guarducci, Brigitte Juslin, Charles Lavialle, Max Montavon y Jimmy Perrys.
Sinopsis
París está aterrorizada por la desaparición de hermosas jóvenes. Detrás de los hechos, en la intimidad de su villa a las afueras de la ciudad, el reputado cirujano Génessier (Pierre Brasseur) se consagra a macabros experimientos, ayudado por su fiel secretaria Louise (Alida Valli). Apoyado en su total falta de escrúpulos, lo mismo experimenta con perros abandonados que con conejillos de indias humanos. Su intención es efectuar con éxito un procedimiento revolucionario: un trasplante completo de rostro. El doctor pretende restaurar la belleza perdida de su hija Christiane (Edith Scob), terriblemente desfigurada en un accidente de coche, empleando a las muchachas secuestradas como donantes involuntarias. Sin embargo, cada operación supone un nuevo fracaso en el experimento ya que el rostro, pasado un breve tiempo, vuelve a degradarse, y la policía comienza a tomarse en serio las desapariciones. Paulette (Béatrice Altariba), una joven delincuente, será utilizada como señuelo para atrapar al secuestrador, pero una vez que ha sido raptada, la policía pierde toda pista de su paradero…
Comentario
Extraña obra maestra del terror europeo, dirigida por Georges Franju (“Judex”) a partir de una adaptación de la novela homónima de Jean Redon, que con el tiempo se ha convertido en un título de culto mundial, llegando a influir de forma decisiva en la obra de realizadores tan dispares como Jess Franco, John Carpenter, John Woo o Pedro Alomodóvar (“La piel que habito”). La película combina suspense y terror de científicos desequilibrados (“El doctor Frankenstein”), con forma poema fílmico fúnebre, lírico, falsamente luminoso y estremecedor en todos sus detalles, que habla de la muerte y la redención, transitando por un camino que, desde la oscuridad, se dirige hacia la locura.