LOS DIARIOS DEL RON

    109
    Titulo original: The Rum Diary
    Año: 2011
    País: EE.UU.
    Duración: 120 min.
    Dirección: Bruce Robinson
    Guión: Bruce Robinson, basado en la novela homónima de Hunter S.Thompson
    Música: Christopher Young

    Intérpretes

    Johnny Depp, Amber Heard, Aaron Eckhart, Richard Jenkins, Giovanni Ribisi, Michael Rispoli, Amaury Nolasco, Bill Smitrovich, Marshall Bell, Karen Austin, Andy Umberger, Aaron Lustig, Aaron Eckhart, Julian Holloway, Bruno Irizarry, Enzo Cilenti, Tisuby González, Natalia Rivera, Julio Ramos, Rafael Alvarez, Sasha Merced, Eduardo Cortés, Karimah Westbrook, Guillermo Valedon, William Charlton, Javier Grajeda, Miguel Angel Reyes, Terrance Harkless, Armando Perez, Bill Chott, Gavin Houston, Lisa Robins, Noel Delgado, Alejandro Carpio, Jaime “Jimmy” Navarro, Carlos Alberto Lopez, Jimmy Ortega, José Coriano, Angel Nolasco, Javier Ortiz Cortés, Jorge Antares, Aurelio Lima, Luis Gonzaga, Randy Jacobs, Edgar Lebrón, Eric Colón, Daniel Kalal, Lu*iacutes García, Christian Ortiz, Francisco Llano, Sylvia Mendizabal, Sergio Rubio, Roberto Sánchez, Maberidi Polanco, Mariré Vasallo, Fanny Cabrera, Denisse Fitzgerald, Arike Rice, Jacob Browne, Susan Pages y Ramiro “Ramir” Delgado Ruiz.

    Sinopsis

    En los años de 1960, Paul Kemp (Johnny Depp), es un ewscritor y un periodista trotamundos bastante alcoholizado, que viaja hasta Puerto Rico para trabajar en The San Juan Star, un fallido periódico local dirigido por el estresado editor Lotterman (Richard Jenkins). Al incorporarse a su trabajo, Kemp conoce a Sala (Michael Rispoli), un competente pero derrotado fotógrafo, y ambos se convierten en inseparables amigos de copas y comparten piso mientras realizan tareas de poca enjundia para el periódico. Una noche Kemp se queda absolutamente fascinado por Chenault (Amber Heard), la increíblemente sexy novia de Sanderson (Aaron Eckhart), un corrupto hombre de negocios que vive como un rey en su magnífica casa de diseño situada al lado del mar y que exhibe a la chica como un trofeo más. Sanderson intuye que Kemp le puede resultar útil en sus aventuras empresariales y le invita a conocer a sus socios, que planean la construcción de hoteles y apartamentos de lujo en una isla absolutamente virgen que está cerca de la costa. Sanderson le pide a Kemp que escriba en su periódico a favor de dicho complejo urbanístico, pero Kemp se muestra remiso inicialmente, pues recela de la legalidad de tal acuerdo. Tras compartir con Sala una salvaje noche de alcohol y sufrir un altercado con la policía local, Kemp se enfrenta a una larga temporada en la cárcel, hasta que Sanderson utiliza su influencia para sacarle de apuros. Ahora que se halla en deuda con este hombre tan poderoso, Kemp no tiene otra opción que aceptar su deshonesta propuesta, además, Sanderson hace la oferta aún más atractiva al prestarle su coche, un espléndido Corvette rojo, y pedirle que vaya a recoger a su novia. Kemp y Chenault emprenden un peligroso viaje alrededor de la isla, y a su regreso, el deseo que ella le suscita definitivamente se ha convertido en obsesión. Los sentimientos contradictorios de Kemp respecto a su misión aumentan cuando Sanderson organiza una excursión a la zona donde se propone realizar el proyecto urbanístico. La belleza natural del lugar abruma a Kemp, y su enojo va en aumento cuando oye hablar a los socios de Sanderson de expulsar a los habitantes locales y convertir la isla en un destino turístico. Para animar a Kemp, Sala le invita al Carnaval que se celebra en la isla de Santo Tomás, donde se encuentran casualmente con Sanderson y una Chenault considerablemente ebria. Todos juntos, trasladan su fiesta a un tórrido night-club, donde el lascivo comportamiento de Chenault sobre la pista de baile conduce a un altercado con los autóctonos del lugar. Kemp y Sala regresan a su apartamento en San Juan, donde se encuentran con Moberg (Giovanni Ribisi), un violento y excesivo periodista local de The San Juan Star cuya vida gira exclusivamente en torno a las drogas y el alcohol. Moberg les ofrece una potente droga alucinógena, y tras una noche llena de visiones terroríficas, Kemp se sienta ante su máquina de escribir y empieza a aporrear las teclas, despotricando sobre la corrupción y la codicia que observa a su alrededor. Kemp está totalmente decidido a publicar su artículo contra Sanderson cuando Moberg le cuenta que Lotterman ha cerrado el periódico. Contra todo pronóstico, Kemp logra convencer a Moberg y Sala de que deben conseguir suficiente dinero para publicar una última edición del periódico que desvele la corrupción de Sanderson y desenmascare a ese grupo de bastardos.

    Comentario

    Para los que no hemos leído la novela del auto contemplativo y descarriado Hunter S. Thompson, ignoramos si la adaptación de la novela original es afortunada, o no. Pero no parece haber corrido la misma suerte que otra suya, “Miedo y asco en Las Vegas”, llevada al cine con cierta fortuna por Terry Gilliam, otro yanqui bastante anárquico. Algo en cambio sí sabemos seguro: que la corta trayectoria (cuatro largos) del realizador inglés Bruce Robinson (actor de dudosa fortuna metido luego a director) marca siempre la cuesta abajo y que un prometedor debut sólo significa eso, el principio. Porque no basta aquí con fichar a Johnny Depp (“Miedo y asco…”) para que haga el locuelo; hay que trabajarse además el guión, darle la atmósfera y el tono adecuado, rodar algo más que bonitas –y supuestas- reconstrucciones del Puerto Rico años cincuenta…y sobre todo no empeñarse en hacer una película que sirva lo mismo para un roto que para un descosido. Y es justamente ese el mayor defecto de “Los diarios del ron”: quiere satisfacer a todos los paladares (comedia, drama y su punto de idilio) jugar con todos los registros (el bueno, el malo y el peor) pero se vuelca descaradamente hacia las taquillas con este híbrido comercial que tira mucho a camelo…y, eso sí, el reclamo de dos productivos actores (Depp y Eckhart) que le aseguran el negocio. Porque al final queda como un divertimento inverosimil y simpaticón que no pasará a los anales del cine y que -¿tal vez?- le proporcione los fondos para afrontar un nuevo proyecto, vigoroso, y que recuerde al acertado debutante que fue, hace ya veinticinco años.