Richard Robbins.
Temas musicales: “Blue Moon”; “Roll Along Prairie Moon”, interpretado por Gracoe Field; y “Sei mir gegrüsst”, interpretado por Ann Murray.
Intérpretes
Premios
Premios Oscar: Nominada al Oscar a la Mejor Película, al Mejor Director, al Mejor Actor Protagonista (Anthony Hopkins), a la Mejor Actriz Protagonista (Emma Thompson), al Mejor Guión Adaptado, a la Mejor Música, a la Mejor Decoración y al Mejor Vestuario.
Globos de Oro: Nominada a los Globos de Oro a la Mejor Película, al Mejor Director, al Mejor Actor Dramático (Anthony Hopkins), a la Mejor Actriz Dramática (Emma Thompson) y al Mejor Guión Adaptado.
Premios BAFTA de la Academia de Cine Británico: Nominada al BAFTA al Mejor Actor Protagonista (Anthony Hopkins), a la Mejor Actriz Protagonista (Emma Thompson), al Mejor Guión Adaptado, a la Mejor Película y a la Mejor Fotografía.
Premios David di Donatello de la Academia de Cine Italiano: Nominada al David di Donatello al Mejor Actor Extranjero (Anthony Hopkins) y a la Mejor Actriz Extranjera (Emma Thompson). Nominada al Premio David di Donatello a la Mejor Película Extranjera.
Premios Goya: Nominada al Goya a la Mejor Película Europea
Sinopsis
La acción arranca en el año 1956 en Inglaterra . El Sr. Stevens (Anthony ) ha servido como mayordomo durante 30 años al fallecido Lord Darlington (John Haycraft), y ahora sigue ocupándose de los servicios del nuevo dueño de la mansión, el congresista Lewis (Christopher Reeve), un americano que ha comprado las posesiones del Lord en una subasta. Con la excusa de contratar a una antigua ama de llaves, Miss Kenton (Emma Thompson), que sirvió en la mansión Darlington. Ella y Stevens se enamoraron poco a poco, aunque ninguno de ellos quiso nunca reconocerlo. Stevens le pide unas vacaciones a su nuevo amo, que para ello le presta incluso un antiguo y lujoso automóvil que perteneció a Lord Darlington. Con él, el Sr. Stevens emprende un viaje que le lleva a cruzar Inglaterra hasta llegar a Weymouth, donde reside Miss Kenton. El Sr. Stevens, durante esas jornadas en carretera, tendrá la oportunidad de comprobar los cambios que ha experimentado el país a lo largo de esas tres décadas: la aristocracia inglesa ya no es lo que era y el código de valores que conformaba su mundo, ya no existe en el exterior. En los pasajes que el protagonista rememora en lo que fue la época previa a la II Guerra Mundial dentro de la Mansión Darlington, se nos descubre su servilismo casi obsesivo, lo que le ha hecho prácticamente renunciar a tener vida propia e incluso a ignorar el amor de Miss Kenton. Es especialmente ilustrativa la escena en que el protagonista no acompaña a su padre moribundo por atender debidamente una cena importante de Lord Darlington, o los continuos desplantes hacia la Srta. Kenton, la que fue, sin duda, el amor de su vida. Esta obsesión servil le hace incluso obviar el hecho de que Lord Darlington fue simpatizante del nazismo y llegó a conspirar a favor de su causa. Como muchos otros miembros del establishment británico en los años 30, Lord Darlington fue captado por los nazis para intentar establecer una vía de comunicación con el gobierno británico. Pero es ya demasiado tarde cuando descubre la indignidad de su amo y, al mismo tiempo, del anacronismo de su profesión en un presente definitivamente distinto. Stevens descubrirá que ha servido a patrones equivocados y que dejó escapar su oportunidad sentimental.