LE WEEK-END (2013)

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    Titulo original: Le week-end
    Año: 2013
    País: Gran Bretaña
    Duración: 93 min.
    Dirección: Roger Mitchell
    Guión: Hanif Kureshi
    Música: Jeremy Sams

    Intérpretes

    Jim Broadbent, Lindsay Duncan, Jeff Goldblum, Olly Alexander, Xavier De Guillebon, Lee Breton Michelsen, Brice Beaugier, Denis Sebbah, Marie-France Alvarez, Nicolas Carpentier, Charlotte Léo y Sébastien Siroux.

    Premios

    Concha de Plata al Mejor Actor (Jim Broadbent) en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

    Sinopsis

    Nick Burrows (Jim Broadbent) y Meg (Lindsay Duncan) son un matrimonio de Birmingham que ronda los sesenta años. Ella es profesora de Biología en un instituto, y él da clases de Filosofía en una universidad de segunda. La pareja decide viajar a París para pasar un fin de semana romántico que reavive su largo matrimonio, pero Nick ha cometido el grave error de reservar el mismo hotel donde pasaron su luna de miel hace treinta años. Ahora ya no lo ven con los ojos de entonces, y Meg se niega a alojarse allí. Corre a por un taxi y pide ir a uno de los hoteles más lujosos de la capital francesa, forzando los límites presupuestarios y sociales de la pareja. Aunque al principio parece que el hotel está lleno, finalmente les ofrecen una magnífica y carísima suite. Nick y Meg se proponen disfrutar de París, de su gloriosa gastronomía y, a ratos, también el uno del otro, capeando los estallidos, a veces cómicos, a veces dolorosos, que surgen de las tensiones que arrastra su matrimonio. Mientras siguen el rastro del mundo despreocupado de su juventud, cargado de idealismo y de compromiso político, terminan discutiendo sobre el sexo, sus hijos y las dificultades para seguir juntos. La primera noche quedan con Morgan (Jeff Goldblum) , un amigo americano de Nick de cuando estudiaron en Cambridge, al que le han encontrado por la calle, que ahora vive en París y es un fenómeno mediático, famoso, rico y casado con una joven francesa que está embarazada de él. Morgan los invita a una cena en su piso superchic para celebrar la publicación de su último libro. Allí, Nick y Meg se sienten cohibidos entre tanta gente triunfadora y glamurosa que parece sentirse muy a gusto con ella misma y su vida en París. La velada termina fatal, ya que Nick confiesa haber perdido su puesto por insultar a una persona negra en su universidad, y él y Meg abandonan la cena presas de una gran agitación. Al volver al hotel, se encuentran con que han vaciado la habitación y sus pertenencias están retenidas: la tarjeta de crédito ha sido rechazada, y el hotel quiere avisar a la policía. Nick y Meg se dan a la fuga y terminan en una cafetería barriobajera con unos pocos euros en el bolsillo. Finalmente llaman a Morgan, que paga sus deudas, y los tres amigos celebran su reencuentro.

    Comentario

    Cada vez que el eficiente Roger Michell y el complejo Hanif Kureishi caminan de la mano (“El buda de los suburbios”, “La madre”) medorean con cierto empeño por situaciones límite, esas que, después de vueltas y vueltas, lo mismo sale cara que cruz. Más que el canto de la moneda, un delgado hilo separa el principio y el fin, el éxito y el fracaso… como en la vida misma, para ser sinceros. Aquí, en “Le week-end”, el fino entramado que tejen ambos con guión perfecto y resultado impecable, todo –empezando por la pareja protagonista- está a punto de hacer aguas. Y de eso va en realidad el cuento: de que Meg y Nick, carne imperiosa de reciclaje, se mueven en la cuerda floja como proyecto conjunto. Esa sospecha es madera suficiente para incendiar la pantalla y evacuar un surtido de emociones, reacciones y complicidades cedidas venturosamente a dos grandes, Lindsay Duncan y Jim Broadbent. Ellos, inmensos en su trabajo; Michell, enorme en la dirección de actores. Pero hablábamos del éxito y el fracaso y la cuestión no se agota aquí, sigue adelante: en una segunda parte, presentados y conocidos los resortes emocionales de la pareja, el escenario se amplía a otro profesor, un colega, que traspasó la barrera del sonido para instalarse en la gloria directamente. Triunfo o fracaso, ¿qué hay detrás de este nuevo personaje? La respuesta se la da un hijo adolescente que ha comprendido mejor que su padre. El drama acecha, pues, en cada secuencia aunque la delicadeza diluye cualquier problema, por doloroso y peliagudo que resulte. Total: un “finde” elegante y doloroso; y tan turbador como inteligente.