Titulo original: Io sono Li / Shun Li and the Poet
Año: 2011
País: Italia - Francia
Duración: 100 min.
Dirección: Andrea Segre
Guión: Marco Pettenello, Andrea Segre, basado en una idea original de Andrea Segre
Música:
François Couturier y Sara Zavarise
Intérpretes
Zhao Tao, Rade Sherbedgia, Marco Paolini, Roberto Citran,, Marco Paolini, Giuseppe Battiston, Giordano Bacci, Zhong Cheng, Federico Hu, Ni Jamin, Spartaco Mainardi, Andrea Pennacchi, Sara Perini, Amleto Voltolina, Wang Yuan y Hi Zhijian.
Premios
David di Donatello de la Academia de Cine Italiano a la Mejor Actriz (Zhao Tao). Nominada a los Premios David de Donatello al Mejor Actor Secundario (Giuseppe Battiston), al Mejor Nuevo Director y al Mejor Producción.
Seleccionada para la Sección Euroimages del Festival de Cine Europeo de Sevilla.
Sinopsis
Shun Li (Zhao Tao) trabaja en una atestada fábrica textil a las afueras de Roma. Intenta legalizar su situación para poder traer a su hijo de ocho años a Italia. De pronto, sin previo aviso, la mandan a Chioggia, una pequeña ciudad situada en una isla en la laguna veneciana, para trabajar como camarera en un bar del puerto. Bepi (Rade Serbedzija), un pescador eslavo al que sus amigos han puesto el mote de “El Poeta”, es un cliente habitual del pequeño bar desde hace años. El encuentro entre ambos es una escapada poética de la soledad, un diálogo silencioso entre dos culturas que, por diferentes, no están tan distantes. Es un viaje a lo más profundo del corazón de una laguna, madre y cuna de identidades, siempre en movimiento. Pero la amistad entre Shun Li y Bepi no está bien vista por nadie, ni por la comunidad china ni por los habitantes de la isla. Quizá por miedo, todos ponen trabas a ese nuevo viaje.
Comentario
A pesar de su aparente sencillez “La pequeña Venecia” esconde tras la historia que nos cuenta una enorme complejidad. En principio sólo estamos viendo el choque (y el abrazo también) de dos mundos, dos culturas y dos maneras de estar y ser, la de ese pescador maduro, en la frontera de la jubilación, y la de la precaria trabajadora china, madre en la distancia, atenazada por toda una organización y una deuda pendiente. Él vive a su aire y se siente bastante libre. Ella apenas puede digerir la sensación de esclavitud que le envuelve. Pero, a medida que el relato avanza, comprobamos que tanto uno como otro se mueven en un mundo lleno de incertidumbres. Y de soledades también: el uno, a pesar de estar rodeado (o justamente por eso) de amigos que se entrometen y le observan. La otra arrastra un desamparo evidente, sin más. Pero en cualquier caso, el fresco que aquí nos pinta el director y guionista Andrea Segre, además de una actualidad tan lacerante como indudable, es de una tremenda delicadeza. Delicado es en cuanto al contenido, la manera de abordar los sentimientos y las más íntimas sensaciones del entorno y los protagonistas. Ni un desgarro, ni un gemido, ni un lamento. Los dramatismos, sobran. Tampoco cuestiona la situación: las cosas son así, aunque cada cual puede resolverla a su manera. Estéticamente, la belleza del encuadre, el increíble color y la elegancia de los planos dominan esta pequeña, modesta, pero gran película. Discreta pero exquisita.