Intérpretes
Sinopsis
Luisa Llorente (Silvia Abascal), una reconocida experta en la valoración de mansiones antiguas, desaparece sin dejar rastro tras recibir el encargo de ir a tasar la legendaria y misteriosa mansión Valdemar. Maximilian Colvin (Eusebio Poncela), presidente de la compañía para la que trabaja Luisa, contrata los servicios del detective Nicolás Tramel (Óscar Jaenada) para que la encuentre. No es la primera desaparición. Poco tiempo atrás otro tasador llamado Orquicia -compañero de Luisa y amigo del detective Tramel-, también se esfumó cuando le enviaron a valorar el contenido de la mansión Valdemar. Sin embargo, a la compañía Inmoberance el destino de este empleado parece traerle sin cuidado. El detective se traslada en tren al lugar de los hechos y emprende un viaje al pasado en el que le acompaña la arrogante Doctora Cerviá (Ana Risueño), presidenta de la fundación Valdemar, quien le pone en antecedentes del caso y relata los extraños acontecimientos que allí sucedieron a finales del siglo XIX: la tragedia de Lázaro (Danielle Liotti) y Leonor Valdemar (Laia Marull), el matrimonio que habitaba la casa de la leyenda allá por el año de 1880. Leonor regentaba un orfanato en su propia casa y Lárazo se dedicada a una actividad que por entonces estaba prosperando, la fotografía psíquica, aunque a lo que de verdad le saca partido es a las sesiones de espiritismo que organiza en su casa, donde acude lo más granado de la sociedad. Pero la tragedia de esa pareja de vida aparentemente normal fue consecuencia de unos hechos espeluznantes relacionados con la celebración del llamado Rito de Dunwich, una puerta al conocimiento y a la realización de toda pretensión humana. Durante este trayecto, la doctora Nora Cerviá le hablará al detective Tramel de la leyenda negra que pesa sobre la propiedad. Sin embargo, la opinión de Colvin es que es simplemente una propiedad protegida por la Fundación Inmoverance, la única forma de preservar ciertos entornos. En 180 años de existencia, la casa jamás ha sido saqueada, ni siquiera ha tenido pintadas, lo cual es un logro. El detective Tramel tendrá que desentrañar el inquietante pasado para poder así comprender e intentar resolver el no menos escalofriante presente.