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Sinopsis
Un día de boda, pero no una boda cualquiera, la del benjamín de una familia de un padre (Héctor Colomé) y sus cinco hijos (la madre los abandonó tiempo atrás). La ceremonia va a tener lugar en la finca familiar prácticamente a la vez que va a tener lugar la final del Campeonato Mundial de fútbol de Sudáfrica entre España y Holanda en 2010. La novia se casa embarazada y los cinco hermanos tienen nombres bíblicos: Adán (Antonio de la Torre), Benjamín (Roberto Álamo), Caleb (Quim Gutiérrez), Daniel (Miquel Fernández) y Efraín (Patrick Criado), por una connotación cinéfila, ya que el padre quería tener una gran familia con siete hijos como en la película “Siete novias para siete hermanos”… Pero la cosa se quedó en cinco. El novio, Efraín, con sus recién cumplidos dieciocho años, es el menor de los cinco hermanos, y representa la España vencedora, la que no tiene complejos, la del desparpajo, la que se siente capaz de todo, frente a sus hermanos que son un claro exponente de la España que se estanca en cuartos de final, la de los desengaños, la de las inseguridades, la de los miedos. Y es que en la vida, como en el fútbol, la fórmula para alcanzar el éxito es una mezcla de estrategias, decisiones, ganas, ilusión, entereza, empuje, y claro está, un poquito de suerte. La novia es Carla (Arancha Martí) y tiene una hermana gemela, Mónica (Sandra Martín), que es todo lo opuesto a ella. Cumple 18 años, y no se le ha ocurrido mejor manera para celebrar su mayoría de edad, que casarse con su novio de toda la vida, el que se le declaró públicamente en una redacción que leyó en clase cuando aún no había cumplido 9 años. Ahora, ha terminado el instituto y quiere una nueva vida. Inconsciente, caprichosa y consentida, pero divertida y con una sonrisa luminosa y angelical que desarma. Para ella tiene que ser el día más feliz de su vida, y no va a permitir que nada, ni nadie, lo estropee ni siquiera la selección nacional de fútbol y la dichosa final. El hermano mayor de Efrain es Adán, un hombre deprimido, abandonado por su mujer, con un negocio de quesos ruinoso y una hija con la que no sabe comunicarse. Ha diseñado un plan maestro que acabará con su miseria… o al menos eso cree él. El segundo hermano es Benjamín: tiene un retraso mental moderado y es como un perro San Bernardo grande, bueno, con mucho sentido de la protección y muy necesitado de dar y recibir cariño. Su mirada limpia e inocente sobre la vida es más propia de un niño. Caleb, es el tercer hermano, un cirujano con un brillante futuro por delante, que de la noche a la mañana, en circunstancias no aclaradas, dejó todo atrás, incluso a su novia Cris (Verónica Echegui). Ahora, tras dos años en África, operando en campos de refugiados, regresa para asistir a la boda de su hermano y enfrentarse a los fantasmas que no ha sido capaz de dejar atrás. El cuarto hermano, el responsable, se llama Daniel. Posee un gran sentido del deber, que le hacer cargar con el peso de la familia. Fue el paño de lágrimas de Cris tras su ruptura con Caleb y acabó surgiendo el amor entre los dos. Ahora con la vuelta de su hermano tendrá que enfrentarse a lo que él considera una traición fraternal en toda regla, un sentimiento de culpa que le persigue y atormenta, y que pesa más que sus propios deseos. Cris es la tía de Carla, la novia. Impulsiva y caótica, pero sincera y directa. Es enfermera y mantuvo durante varios años con Caleb, la que pensaba que sería la relación de su vida. Sin embargo, con la abrupta marcha y ruptura con Caleb, ahora está en los brazos de su hermano Daniel. Durante la boda, y tras el reencuentro con Caleb, esos sentimientos ahogados saldrán a la superficie y tendrá que ver qué cuestión pesa más en su cabeza y corazón: piel, deseo incontrolable y química hacia Caleb o compatibilidad, compenetración y amor hacia Daniel. Y está el padre, enfermo, que pone a votación entre sus hijos si se debe llamar a la que fue su mujer para que asista a la ceremonia. Como telón de fondo, la final de la Copa del Mundo, que se podrá seguir a través de pantallas instaladas en el recinto de la ceremonia. Pero antes, los novios tendrán que casarse.