Intérpretes
Sinopsis
En el colegio militar Leoncio Prado de Lima, las condiciones de vida son tremendamente duras, tanto por la obligación y observancia del código castrense como por la asunción de otro código no escrito impuesto por los cadetes, alumnos del internado, que no es otro que el de la ley de la selva: devorar para no ser devorado. El Jaguar (Juan Manuel Ochoa), el Boa, el Vaca y otros compañeros son miembros del Circulo, un grupo que ellos han formado clandestinamente para introducir cigarros, licor, y otras cosas no permitidas por la escuela militar. Este grupo tiene mucho poder y controla todo lo que pasa dentro de la institución. Al más débil lo utilizan y le quitan todo lo que tiene. Una de sus víctimas es Ricardo Arana, al que llaman el Esclavo (Eduardo Adrianzén). Hay también otro joven llamado el Poeta (Pablo Serra) pero que es lo opuesto al Esclavo ya que éste no ha permitido que los miembros del Circulo lo intimiden y abusen de él tal como lo hacen con Ricardo. Año tras año, todos los novatos reciben el abuso brutal de los veteranos el primer día de clases. Estos novatos reciben el nombre de perros y los veteranos les hacen actuar como perros. Todos fueron ultrajados alguna vez menos Jaguar que se enfrentó y peleó con los veteranos y salió vencedor, estableciéndose como el más temido de los estudiantes militares. Jaguar es el líder principal del Circulo y todos dentro del instituto le temen y hacen lo que él les pide. El Circulo no perdona nada y odia a los que los delatan, por lo que un día, mientras entrenan, muere El Esclavo, en lo que aparentemente parece un hecho casual, pero que no lo es, ya que fue éste quién dio a conocer el nombre del que había robado un examen. El robo de este examen traerá grandes consecuencias a todos los estudiantes militares, generando un enfrentamiento, el del honesto teniente Gamboa (Gustavo Bueno) con sus superiores, que pretenden evitar cualquier investigación que pudiese poner en tela de juicio el buen funcionamiento del colegio.