Intérpretes
Sinopsis
En el futuro, el tiempo es considerado, literalmente, dinero. Con esta nueva divisa es posible detener el proceso de envejecimiento a los 25 años. El problema de superpoblación queda compensado convirtiendo el tiempo en moneda de cambio. Por tanto, la única manera de seguir vivo es ganar, robar o heredar más tiempo. Surgen así las diferencias sociales al generar dos zonas horarias, dependiendo de la riqueza en tiempo de cada persona. Los pobres viven en Dayton, donde trabajan sin parar para lograr unas cuantas horas más de vida. No obstante, en vez de ser un sitio desolador, la vida en Dayton está llena de color, sonidos, velocidad, música, prisa… y crímenes. Mientras, los ricos, que pueden vivir centenares y miles de años e incluso alcanzar la inmortalidad, lo hacen en New Greenvich, donde nada se mueve con celeridad; el tiempo es un lujo que todos los residentes se pueden permitir. Will Salas (Justin Timberlake) vive su vida minuto a minuto en Dayton. Casi nunca tiene más de 24 horas en su reloj biológico, por lo que trabaja en una fábrica para poder seguir viviendo y compartiendo su vida con su madre Rachel (Olivia Wilde), hasta que un día protege, en un acto de generosidad, a un rico llamado Henry (Matt Romer), del ataque de una banda denominada Los Hombres Minuto, dedicada a robar el tiempo de los demás. Éste, como recompensa, y con el objetivo de suicidarse, le regala un siglo de vida. Sin embargo, una ganancia tan grande de tiempo llama la atención de las autoridades, los Guardianes del Tiempo, sobre todo después de que se le acuse falsamente del asesinato de Henry, lo que provoca que un veterano Guardián, Raymond Leon (Cillian Murphy), empiece a perseguirlo. Dispuesto a vengarse de la injusticia del sistema e intentar destruir el sistema desde dentro, Will decide cambiar de zona horaria, trasladarse a New Greenwich e instalarse en el mundo de los ricos. Al acudir a un casino encuentra al multimillonario Phillipe Weiss (Vincent Kartheiser), al que vence en una tensa partida de póquer, quedando enamorado se su joven y hermosa heredera, su hija Sylvia (Amanda Seyfried). Cuando Leon intenta apresarle, Will toma a Sylvia como rehén, y lo que comienza como una huida de los Guardianes pronto se convierte en una arriesga apuesta de los dos amantes para cambiar las reglas de juego de todo el sistema, algo que pronto descubrirán que es algo muy peligroso.