HOWL. LA VOZ DE UNA GENERACIÓN

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    Titulo original: Howl
    Año: 2010
    País: EE.UU.
    Duración: 84 min.
    Dirección: Rob Epstein y Jeffrey Friedman
    Guión: Rob Epstein y Jeffrey Friedman
    Música: Carter Burwell

    Intérpretes

    James Franco, Mary-Louise Parker, Jon Hamm, Jeff Daniels, David Strathairn, Treat Williams, Alessandro Nivola, Bob Balaban, Aaron Tveit, Sean Patrick Reilly, Jon Prescott, Todd Rotondi, Alex Emanuel, Cecilia Foss, Andrew Rogers, Kaydence Frank, Heather Klar, Allyson Reilly, Jeffrey Feingold, William Fowle, Dennis Hearn, Anna Kuchma, Galway McCullough, Johary Ramos y Patrick Ellison Shea.

    Premios

    Seleccionada para la Sección oficial del Festival Internacional de Cine de Berlín. Seleccionada para el Festival de Cine de Sundance.

    Sinopsis

    EE.UU., 1957. Cuando el joven escritor Allen Ginsberg (James Franco) publica “Howl”, donde se hacen alusiones más o menos explícitas a las drogas y a la homosexualidad, se le abre un juicio por obscenidad. Ginsberg, el abogado defensor del joven, Jake Ehrlich (Jon Hamm), un célebre adalid de las causas civiles y el fiscal, Ralp McIntosh (David Strathairn) que intenta demostrar que la obra es obscena a la vez que se esfuerza por entenderla. La representación del juicio es un hilo narrativo dentro del tejido de una película en la que por medio de flashbacks el joven Ginsberg reflexiona sobre el proceso creativo de su obra y la lucha y liberación personal que tuvo que vivir. El poema es una vibrante animación, un viaje imaginario por la mente de un artista. El juicio contra Ginsberg se convierte en una importante referencia en el sistema judicial norteamericano, ya que sentó un precedente según el cual se garantizaba la protección de la Primera Enmienda para obras literarias polémicas.

    Comentario

    Para abordar una poliédrica, casi inabarcable, biografía como la de Allen Ginsberg los autores nos invitan a un sugestivo brindis, un afinado cóctel compuesto de diferentes planos narrativos: el juicio abierto contra él (un “escollo” que le consagró definitivamente como mito del “movimiento beat”); sus propias declaraciones en torno a la creación; la lectura en público de su poema “Howl”; la plasmación bellamente animada de sus imágenes poéticas…y la omnipresente música, por supuesto. Un combinado, pues, de lo más tentador. Y bastante didáctico resulta el proceso para conocer los “pros” y los “contras” de quienes defendían o ataca ban su obra en los años cincuenta, como ilustrativas son las confesiones de Ginsberg, y envolventes los estilizados trazos, acompañados de una música que da forma y cuerpo a su onírico interior. Un punto y aparte merece naturalmente el solvente trabajo del actor James Franco. Pero toda esa amalgama tan seductora y bien trabada no borra la sensación de que la verdadera figura de Ginsberg, para bien y para mal, se nos está hurtando. Y “Howl” empieza a tirar demasiado a cuento hagiográfico, laudatorio, inocente y limpio; excesivamente limpio para el espíritu de la contra cultura que promovieron Ginsberg, Kerouac, Cassady, Borroughs… y todo aquel grupo que no conocía límites y coqueteó hasta con el delito. Es curioso además comprobar otra contradicción: todas las fichas clasifican la película de “drama”, cuando Ginsberg y todos ellos querían transmitir que lo suyo era una fiesta continua, sesuda, clarividente, solidaria, desafiante…y, por que no decirlo, también con su toque siniestro. O sea: blanca por fuera, negra por dentro.