Titulo original: Hiroshima
Año: 2009
País: Uruguay - Colombia - Argentina – España
Duración: 80 min.
Dirección: Pablo Stoll
Guión: Pablo Stoll
Música:
Genuflexos!, Danteinferno y Perdónalos Garrido.
Tema musical: “Hiroshima”
Intérpretes
Juan Andrés Sala, Noelia Burlé, Leonor Courtoisie, Guillermo Stoll y Mario Stoll
Premios
Seleccionada para el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
Sinopsis
Juan (Juan Andrés Sala), es un joven trabaja en una panadería. Empaqueta la última bolsa de grisines y vuelve caminando a su casa, temprano en la mañana. Evita cruzarse con su familia, se encierra en su cuarto y antes de dormir lee una nota firmada por sus padres donde le anuncian que lo anotaron en un sorteo de TV. Como en un extraño satori, atado a medias al presente, Juan se vincula con las cosas en cuanto aparecen y las deja guiado por un impulso suave, sin demasiada vehemencia. Iluminado y parpadeante como la luz a dínamo, el muchacho avanza, se mueve y pedalea por entornos desolados, vuelto hacia sí como una isla y con un pálpito de explosión nuclear inminente como una manera sensitiva y visual de mostrar el ritmo metafísico de la existencia. Aquí sólo tienen voz los niños pitcheados de un video en Súper 8 o un bebé balbuceante. Los adultos están silenciados; el mundo de lo intraducible resuena.
Comentario
Película dirigida por el uruguayo Pablo Stoll (“Whisky”), la historia de un personaje solitario que está un poquito separado de la realidad que le rodea. Un envolvente musical mudo donde casi todo es devorado por las canciones, el sonido ambiente y el ruido de objetos que interactúan con el tránsito del protagonista La historia se basa en la vida del hermano del director, Juan Andrés Stoll, que, cómo Juan Andrés Sala es también el actor principal de la película. Uno de los rasgos de su personalidad es que parece estar siempre inmerso en su propio mundo, como si algo invisible a nosotros le separara de realidad. La música de la película ayuda a crear una atmósfera hipnótica, ese mundo levemente irreal donde vive Juan, un lugar donde las palabras no pueden ser oídas. El único lugar del mundo en el que el personaje de Juan puede ser él mismo, se encuentra en un escenario donde pueda gritar canciones sin sentido aparente, al ritmo de dos guitarras, un bajo y una batería: “Hiroshima” es su canción.