HIJOS DEL VIENTO (1998)

    160
    Titulo original: Hijos del viento
    Año: 1998
    País: España –México – Portugal – Italia
    Duración: 98 min.
    Dirección: José Miguel Juárez
    Guión: Daniela Fejerman, Inés Paris y José Miguel Juárez
    Música: Pablo Arellano.

    Intérpretes

    José Sancho, Bud Spencer, Úrsula Murayama, Omar Ayala, José Antonio Barón, Milton Cortés, Carlos Fuentes, Jorge Galván, Blanca Marsillach, Manuel Ojeda y Anilú Pardo.

    Sinopsis

    En la época de la conquista de México, Tizcuitl (Úrsula Murayama), la joven y bella azteca, hija del rey Nezahualt, poderoso súbdito del emperador Moctezuma (Manuel Ojeda). Éste, profundamente supersticioso ha fanatizado a su pueblo en lo sobrenatural, con dioses, a los que veneran con constantes sacrificios humanos. Nezahualt lucha en un intento de racionalizar, contra los excesos de esta sociedad. Tizcuitl crece en este ambiente, entre lo racional y lo supersticioso en un mundo contradictorio que le llena de ansiedad. Por deseo de Moctezuma, es prometida a Macuíl Malinal, primo de éste. Pero en la presentación Moctezuma se enamora de Tizcuítl. Está influenciada por su padre, intuye y desea la llegada de un nuevo mundo que presiente en sus sueños, y en los que identifica a su ser amado, Rodrigo (Carlos Fuentes), que llena su vida y cambia todo lo conocido. Moctezuma obsesionado por Tizcuitl, propicia la muerte de su primo y después corteja a Tizcuitl intentando que se le entregue, pero ella le rechaza. Entre tanto, Rodrigo, joven español, a bordo de un barco que parte de Santo Domingo, naufraga en una gran tormenta, salvándose milagrosamente en una costa hasta entonces desconocida. Es recogido y venerado como un dios por los indios totonaques, pueblo sometido por los aztecas, que son los primeros en identificarle con la esperada vuelta de Quetzacoalt, el dios de la sabiduría. Rodrigo aprende la estructura del Imperio Azteca y empieza a sentir un irrefrenable deseo de ir hacia el corazón de aquel imperio. Enseña español a una indígena, Malinalli, que será la auténtica estratega de la conquista. Las noticias de la llegada de este ser, producen gran conmoción en Moctezuma y Tizcuitl. Cuando Mixcoat, el valeroso tutor de Tizcuitl, a la que ama en silencio, trae un dibujo de Rodrigo junto con un mechón de sus cabellos, en un desafortunado accidente, Tizcuitl hiere en un brazo al emperador, ofensa castigada con la muerte. Pero Tizcuitl a reconocido de inmediato al hombre con el que sueña. Moctezuma es presa del pánico. Hernán Cortés (José Sancho) desembarca dos años después del naufragio de Rodrigo, y el azar hace que se encuentren. Rodrigo le pone al corriente de aquel mundo, acompañándole hacia Tenochtitlán, centro del imperio azteca. La tradición de los aztecas, que esperan desde hace mil años la vuelta de Quetzacoalt, exige que le hagan tres pruebas para reconocerle como el auténtico dios. Si lo es, Moctezuma debe entregarle su reino. En una de ellas, sesenta mil aztecas se enfrentan a Cortés, que con 512 hombres y una osadía incontenible, les ataca y derrota. Rodrigo impregnado del mundo mágico y fascinante que se encuentran en su avance, intuye el peligro que acecha a Tizcuitl. En un imparable impulso llega como un torbellino al centro de Tenochtitlán y salva a Tizcuitl, momentos antes de ser sacrificada. Los aztecas rinden su imperio a los españoles, pero no todos les toman por dioses. La rebelión de una parte de ellos termina por expulsarles. Huyen en la noche fatídica, la «noche triste», cuando ya Rodrigo y Tizcuitl han tomado conciencia de la confusión que ha creado en el encuentro entre los dos mundos. Su amor culmina cuando Rodrigo jura a Tizcuitl que luchará por proteger a su pueblo, y así es como se merece su amor.

    Comentario

    José Miguel Juárez, director de la comedia “Dile a Laura que la quiero”, firmó está historia considerada como una de las películas más ridículas de la historia del cine español, que pone el acento en mostrar el valor y apasionamiento de Hernán Cortés y Moctezuma más que enjuiciar lo que significó la actuación de cada uno de ellos. Interpretaciones lamentables, una dirección desastrosa y una trama absolutamente ridícula.