HARRY POTTER Y EL MISTERIO DEL PRÍNCIPE

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    Titulo original: Harry Potter and the half-blood prince
    Año: 2008
    País: EE.UU. - Gran Bretaña
    Duración: 153 min.
    Dirección: David Yates
    Guión: Steve Kloves, según la novela homónima de J. K. Rowling
    Música: Nicholas Hooper

    Intérpretes

    Daniel Radcliffe, Emma Watson, Rupert Grint, Michael Gambon, Alan Rickman, Ralph Fiennes, Helena Bonham Carter, Jim Broadbent, Robbie Coltrane, Timothy Spall, David Thewlis, Maggie Smith, Julie Walters, Mark Williams, Tom Felton, Evanna Lynch, Matthew Lewis, Katie Leung, James Phelps, Oliver Phelps, Natalia Tena, Bonnie Wright, David Bradley, Warwick Davis, Afshan Azad, Charlie Bennison, Amelda Brown, Scarlett Byrne, Johnpaul Castrianni, Jessie Cave, Shefali Chowdhury, Tony Coburn, Louis Cordice, Frank Dillane, Alfie Enoch, Hero Fiennes-Tiffin, Dean Garnham, River George, Richard Griffiths, Josh Herdman, Rod Hunt, Ralph Ineson, Gemma Jones, Robert Knox, Isabella Laughland, Dave Legeno, Georgina Leonidas, Teresa Mahoney, Helen McCrory, William Melling, Tom Moorcroft, Devon Murray, Anna Shaffer, Fiona Shaw, Freddie Stroma, Suzanne Toase, Nina Voelker, Jamie Waylett, Martin Ballantyne, Philippa Burt, Elliot Francis, Sam Gaukroger, Olivia Jewson, Guy Mannerings, Dean Mitchell, Stephen Modell, Paul Warren y Chris Wilson.

    Sinopsis

    Lord Voldemort (Ralph Fiennes), el eterno rival de Harry Potter (Daniel Radcliffe) estrecha su dominio sobre el mundo mágico y el de los muggle (los humanos) y Hogwarts ya no es el refugio seguro que era antes. Harry sospecha que los peligros pueden estar dentro del castillo, pero Ambus Dumbledore (Michael Gambon) está más atento a prepararle para la batalla final que sabe que se avecina. Trabajan juntos para encontrar la llave que libera las defensas de Voldemort y, para este fin, Dumbledore cuenta con su viejo amigo y colega, el sibarita, confiado e influyente profesor Horace Slughorn (Jim Broadbent), del que Dumbledore cree que posee información crucial. Mientras tanto, los estudiantes sufren el ataque de un adversario muy diferente cuando las hormonas adolescentes atraviesan las murallas con furia. Harry se siente cada vez más atraído por Ginny Weasley (Bonnie Wright), al igual que Dean Thomas (Alfie Enoch). Y Lavender Brown (Jessie Cave) ha pensado que Ron es el chico ideal para ella, pero no ha contado con los bombones de Romilda Vane (Anna Shaffer). Finalmente, Hermione Granger (Emma Watson) arde de celos, pero está decidida a no mostrar sus sentimientos. Slughorn, al igual que Dumbledore, conoce a Voldemort desde la infancia; cuando tan sólo tenía 11 años Voldemort era un niño sombrío llamado Tom Riddle (Hero Fiennes-Tiffin), que vivía en el siniestro orfanado de Wool bajo la dirección de la señora Cole (Amelda Brown). Dumbledore y Slughorn lo tomaron bajo su protección y lo introdujeron en la magia, si bien advirtieron que ya con 16 años, el joven Riddle (Frank Dillane) mostraba una inclinación hacia las artes oscuras que acabarían convirtiéndole en el mago más malvado que se conoce. Y ahora, en Hogwarts, mientras el amor florece, un estudiante permanece apartado. Está dispuesto a dejar su sello, uno muy oscuro. Harry descubre un viejo ejemplar de elaboración de pociones mágicas lleno de anotaciones manuscritas en sus márgenes, que contiene una misteriosa inscripción: “Propiedad del príncipe Mestizo”. Mientras tanto, las fuerzas del mal no pierden el tiempo. La hechicera al servicio de Voldemort Bellatrix Lestrange (Helena Bonham-Carter), reaparece acompañada de su siervo, un hombre lobo llamado Fenrir Greyback (David Legeno) que, secundado por los mortífagos, ataca el callejón Diagon, el barrio secreto donde los magos compran sus utensilios. Por otro lado Bellatrix intenta que su hermana Narcissa Malfoy (Helen Mc Crory), madre del envidioso Draco Malfoy (Tom Felton) apruebe la perticipación de este último en un plan para destruir a Harry. Aunque el amor flota en el aire, la tragedia le ha tomado ventaja y tal vez Hogwarts no vuelva a ser lo mismo nunca más.

    Comentario

    Al filo de los veinte años, era imposible obviar en esta pandilla el romance y el amor por más tiempo; de modo que las hormonas se esparcen por en centro Hogwarts casi a la voz de mando. Y no está mal aceptar el juego, alternar la magia con otras artes más humanas...pero sinceramente: a Daniel Radcliffe en concreto el cambio no le ha favorecido. Paradójicamente resulta el menos expresivo del trío, tal vez siempre lo fue, o eso nos tememos; no se sabe si la inexpresividad le viene de fuera, del peso de la púrpura (él será Harry Potter para los restos) o de dentro y su elección fue una simple jugada del destino que, con sus dotes elementales (físico y presencia) le acercó en su día al imaginario colectivo, a los relatos de J. K. Rowling, más que ningún otro niño. Y eso que la expresividad queda en esta entrega un tanto mermada para todos: estamos ante un episodio más sombrío, más adulto, si se quiere etiquetar de “adulto” todo lo relacionado lo oscuro. El caso es que una vez más y, ante los ojos algo hastiados del espectador, se desarrolla una nueva aventura, dirigida por segunda vez por el británico David Yates que, reconozcámoslo, le ha tomado el pulso a la saga, mueve bien los resortes, y logra una película francamente resultona, con un arranque, sencillamente grandioso. Pero el conjunto se hace interminable, amenazadoramente eterno... para adoradores de la dinastía, vamos. Y todavía quedan dos.