Intérpretes
Sinopsis
Harry (James Coburn), un hombre bien parecido a quién se podría tomar por un ejecutivo, y Casey (Walter Pidgen), un individuo afable, elegante y apuesto, llegan desde distintas procedencias al aeropuerto de Seattle. Se reúnen y continúan, a través del bullicio de la terminal, donde Casey no pierde ocasión de practicar su actividad preferida, robarles la cartera a viajeros despistados. Harry desaprueba lo que hace ya que considera que no es ni el momento ni el lugar. Ambos abandonan el aeropuerto. Ray Houlihan (Michael Sarrazin) es un joven ratero, inexperto, de dedos agarrotados, que está en la estación de ferrocarril en busca de algún trabajo. Localiza a una atractiva muchacha, Sandy Colletto (Trish Van Devere), y trata de quitarle el reloj, sin ningún éxito, ya que ella se da cuenta y se revuelve violenta. Rápidamente saca la conclusión de que se trata de un neófito en el negocio y en el proceso de recuperar su reloj, irónicamente su equipaje es robado por otra persona. Ray asegura a Sandy que le resarcirá por la pérdida de su maleta. Ray trata de empeñar algo de su botín, pero no consigue mucho, aunque el comprador le encamina hacia unos profesionales que buscan un aprendiz. Ray y Sandy buscan a Harry y Casey, que están alojados en un hotel de lujo y viajan a lo grande, como es su norma. Sin impresionarse por Ray, aceptan tomar a Sandy como cebo, pero ella rehúsa a menos que incluyan también a Ray, a lo que acaban accediendo. Los sofisticados profesionales que toman a Ray bajo su supervisión le enseñan la regla básica de la casa: Nunca quedarse con el botín, sino pasarlo rápidamente a un cómplice. Por fin salen a trabajar: Casey indica la presunta pieza, Sandy tropezando con la gente para distraerla, Harry robando la bolsa y pasándola a Ray. Todo funciona a la perfección. Un día Harry lleva a Sandy, por la que cada vez muestra más interés, ante el silencio de Ray, a su habitación del hotel. Allí son recibidos por dos detectives de la policía que están siguiendo a Harry, y que les conminan a que abandonen Seat