Titulo original: The hurt locker
Año: 2008
País: EE.UU.
Duración: 131 min.
Dirección: Kathryn Bigelow
Guión: Mark Boal, basado en hechos reales.
Música:
Marco Beltrami y Buck Sanders.
Temas musicales: "Khyber Pass", interpretado por Ministry; "(Fear) Is Big Business", interpretado por Ministry; y "Palestina", interpretado por Ministry.
Intérpretes
Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Guy Pearce, Ralph Fiennes, David Morse, Evangeline Lilly, Christian Camargo, Suhail Al-Dabbach, Christopher Sayegh, Nabil Koni, Sam Spruell, Sam Redford, Feisal Sadoun, Barrie Rice, Imad Dadudi, Erin Gann, Justin Campbell, Malcolm Barrett, Kristoffer Winter, J.J. Kandel, Ryan Tramont, Michael Desante, Hasan Darwish, Wasfi Amour, Nibras Quassem, Ben Thomas, Nader Tarawneh, Anas Wellman, Omar Mario, Fleming Campbell, David Gueriera y Kate Mines.
Premios
Oscar a la Mejor Película, a la Mejor Dirección, al Mejor Guión Original, al Mejor Montaje, al Mejor Sonido y al Mejor Montaje de Sonido. Nominada al Oscar al Mejor Actor Protagonista (Jeremy Renner), a la Mejor Fotografía y a la Mejor Música Original.
Nominada al Globo de Oro a la Mejor Película, a la Mejor Dirección y al Mejor Guión.
Premio Gucci y Premio Signis del Festival Internacional de Cine de Venecia.
Premio BAFTA de la Academia de Cine Británico a la Mejor Película, a la Mejor Dirección, al Mejor Montaje, a la Mejor Fotografía, al Mejor Guión Original y al Mejor Sonido. Nominada al BAFTA al Mejor Actor Protagonista (Jeremy Renner) y a los Mejores Efectos Visuales.
Presentada en Sesión Especial en el Festival de Cine Fantástico de Sitges
Sinopsis
La intensa vida de una brigada de soldados de élite encargados de realizar uno de los trabajos más peligrosos que existen: la desactivación de bombas en zonas de combate en Bagdag. Tras la muerte por la explosión de una bomba activada con un teléfono móvil del jefe de desactivación de explosivos de la unidad, la llegada del sargento James (Jeremy Renner) pone patas arriba al equipo de desactivación de bombas que tiene a sus órdenes. Los dos oficiales subordinados, Sanborn (Anthony Mackie) y Eldridge (Brian Geraghty), deben aprender a seguir su imprudentemente manera de trabajar, encontrándose en medio de un juego mortal que se desarrolla en plena ciudad. James se muestra indiferente ante la muerte y los demás luchan por controlar a su irreflexivo superior mientras la ciudad explota sumida en el caos. La misión que saca a la luz la verdadera personalidad de James cambiará para siempre a todos sus hombres.
Comentario
Sólo un año después de que Paul Haggis rodara la conmovedora “En el valle de Elah” emprendió Kathryn Bigelow otro demoledor alegato antibelicista y bien podría decirse que son dos obras complementarias: no es el patriotismo, la heroicidad y el escenario sangriento lo que cuenta en ambas sino la devastadora sangría emocional de la guerra. Haggis hizo especial hincapié en el miedo paralizante de los chicos/soldados, tan espantados de sus “hazañas” que apenas se sustentan si no es a base de más excesos y drogas. Bigelow aporta un matiz más, la de los temerarios que afrontan la carnicería con ostentación chulesca, sin reparar en que la adrenalina se les ha colado definitiva y fatalmente en propia vena. La acción “En tierra hostil”, frenética y furiosa, de los artificieros no se acomoda sólo para montar un documento solvente sobre Irak; pasa por encima y acaba imponiéndose como un mortificante suspense, una sofocante intriga psicológica que tira del espectador y le lleva directamente a las cabezas (mejor, o peor templadas) y a las almas (destrozadas, todas) de esos soldados cumpliendo con su deber cada cual a su manera. No hay, en todo caso, ni un aplauso, ni una condena a todo ese abanico de actitudes y respuestas varias. Pero lo que sí hay es un guión bien montado, ritmo, sobriedad y un reparto presidido por el impecable Jeremy Renner, fortachón, borracho de angustia, y tocado irreparablemente del ala. En cualquier caso, al volver a casa para nadie ya nada será igual. Son los desastres de la guerra una vez más. Magnífica, la bofetada pacifista que Bigelow nos suelta.