Intérpretes
Sinopsis
Un equipo de cine dirigido por Behzad Dourani llega a Siah Dareh, un pequeño pueblo del Kurdistán iraní a 700 kilómetros de Teherán, para realizar el rodaje de un film sobre un entierro según las costumbres locales. El film comienza con la espera, ese tiempo muerto que transcurre mientras la muerte de una anciana que tiene 100 o 150 años, según su nieto, demora su llegada. La irrupción del equipo de filmación supondrá un cambio total en la vida de los habitantes del pueblo, convencidos de que en realidad este grupo de forasteros se dedica a la búsqueda de tesoros en el cementerio local. Mientras esperan, es imposible utilizar el teléfono móvil para llamar a Teherán por falta de cobertura, sólo funciona en la cumbre de un cerro cercano al cual el director, al que los lugareños le adjudican el honroso título de ingeniero, acude corriendo frecuentemente. En ese camino, de la espera de la muerte, y de la filmación, el director aprenderá una nueva visión que le hará replantear su vida, muy relacionada con su amistad reciente con un niño de la villa. Los días se suceden rutinariamente y sin novedad, las llamadas se vuelven más apremiantes, y una y otra vez el director debe repetir su viaje al cementerio. La cámara filma el recorrido de su camioneta por otro camino circular, permaneciendo fija en el mismo lugar, con la misma luz, captando los mismos movimientos, una y otra vez, hasta volverse un ritual. Pero la cuarta vez que sucede no resulta igual a la primera: para entonces, la impaciencia del director y su equipo ha ido en aumento, y se evidencia el extremo de incomprensión de la gente de la ciudad, que le exige la seguridad de que algo sucederá próximamente. La exasperación del director estalla y su enojo se vuelca contra los más débiles: el muchachito que lo asiste en la aldea y una tortuga, obvio símbolo, que se cruza en su camino. El equipo de filmación terminará marchándose dando la impresión de no haber encontrado lo que buscaban.