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Sinopsis
En un espacio aparentemente bucólico, un secreto se revela, accidental, espontáneamente. Jorgelina (Guadalupe Alonso) es una niña de siete años que al llegar el verano ve como todo cambia a su alrededor. Su hermana mayor, Luciana (María Clara Merendino), entra en la adolescencia experimentando los cambios propios de su edad y se niega a entrar en la Boyita, la casa rodante que hace años descansa en el jardín, el escondite perfecto para travesuras y confesiones. Luciana reclama que necesita privacidad, mientras que Jorgelina se siente amenazada por esta palabra, abandonada por su hermana. Intentará recuperarla con juegos, regalos, reclamos, y finalmente con una pelea, hasta que la separación de sus padres les afecta también a ellas. Los padres, preocupados por el comportamiento de Jorgelina y reconociendo sus propios problemas y necesidades, deciden pasar las vacaciones separados. Luciana irá a la playa con su madre, su prima y su recientemente divorciada tía; y Jorgelina irá al campo con su padre, donde se reencontrará con Mario (Nicolás Treise), su amigo de juegos de infancia, un chico hijo de peones, de una clase social muy distinta a la suya, y compartirá el descubrimiento traumático de éste y su cuerpo en profunda transformación. Mario ya no es más un niño, ahora debe cumplir las funciones de un peón rural, trabajando arduamente a la par de su padre. Aún en los escasos momentos libres, Mario parece rehuirla… En el calor de tórridas siestas, la soledad de Jorgelina provoca en ella un interés especial por Mario, y su resistencia despierta una nueva curiosidad hacia el reservado y parco peón. Un día, al volver de una cabalgata, Jorgelina nota una mancha de sangre en la montura. Y otra mancha en el pantalón de Mario. Mario no sabe qué decir. No sabe por qué, pero él no es como los demás. Jorgelina a partir de este descubrimiento lo acompañará en el camino de aceptación de su sexualidad. Una revelación que en lugar de separarlos los unirá más de lo imaginado.