Joseph Kosma.
Intérpretes
Sinopsis
Jean Renoir llega a los estudios de la Televisión Francesa para presentar el telefilme de largometraje que acaba de hacer y cuya acción principal transcurre en una de las nuevas barriadas residenciales del oeste de París. El eminente investigador científico Dr. Cordelier (Jean-Louis Barrault) hace testamento, en el estudio del notario Joly (Teddy Bilis), declarando legatario universal de sus bienes a un individuo llamado Opale (Jean-Louis Barrault), que vive en la Rue Pigalle. Unas noches después el notario ve como, delante de sus casa, un extraño sujeto ataca brutalmente a una niña; acosado por Joly, el agresor abre con su llave la puerta de un jardín próximo y se introduce en él. Se trata del jardín de la residencia del doctor Cordelier, y a ella se dirige el notario, enterándose por el mayordomo Désiré (Jean Topart) de que el doctor ha salido y de que el intruso, cliente suyo, está autorizado a entrar en la casa, y los clientes tienen orden de no molestarle. Se trata de Opale, que no tarda en cometer fechorías en el barrio. Llamado a la comisaría, Joly da el nombre y la dirección del heredero de Cordelier, que vive en un hotel de mala fama. En su habitación no encuentran nada de interés, a excepción de tres látigos y unas medias rotas. La amiguita de Opale, visiblemente asustada, no se atreve a decir nada contra él, pero una vecina le describe como un ser extraordinariamente cruel. Cordelier dice a Joly que está muy preocupado porque Opale lleva varios días sin aparecer y esta ausencia le impide proseguir sus experimentos. Joly visita al doctor Séverin (Michel Vitold), ilustre psiquiatra, para exponerle sus inquietudes acerca de Cordelier; el médico le dice que su colega le ha anunciado que irá a verle al día siguiente para demostrarle la veracidad de sus teorías. Al salir a la calle, como ve que Opale entra en la casa de Séverin Joly se apresura a llamar a la policía. Cuando llega un inspector acompañado de varios agentes, les abre la puerta el doctor Cordelier, quien declara que acaba de entrar en el piso y que ha encontrado muerto a su colega. Pero el registro es infructuoso; no hay rastro de Opale. En los días siguientes Cordelier parece haber abandonado sus misteriosos experimentos; hace tapiar la puerta que daba al jardín y de la que Opale tenía su llave, y reanuda sus brillantes reuniones mundanas. Aquella misma noche el notario recibe una llamada del mayordomo de Cordelier. Corre a la casa del doctor y encuentra a la servidumbre asustada: Cordelier se ha encerrado en el laboratorio, en la parte trasera del jardín, y se oyen en su interior ruidos anormales y gritos desgarradores. Joly fuerza la entrada y se enfrenta con Opale, que está solo en el laboratorio y le entrega un paquete dirigido al notario con la letra inconfundible de Cordelier. El paquete contiene una cinta magnetofónica que Joly se apresura a escuchar en un aparato que se encuentra allí. Se trata de la confesión de Cordelier quien relata como, dándose cuenta de la dualidad de sentimientos contradictorios que notaba en su conciencia, se aplicó el modo de dar libre suelta a era otra personalidad oculta en él. Así llegó a transformarse, solo por unas horas al principio, en Opale. Pero este ser abyecto, plenamente entregado a sus instintos más elementales, está dominando a Cordelier y es preciso poner fin a la situación. Terminada la audición de la cinta, el notario le dice a Opale, o sea a Cordelier, que debe entregarse a la policía y confiar en Dios. Pero Opale no le hace caso e ingiere un brebaje que le causa la muerte. En su agonía recobra los rasgos con los que todos conocieron al doctor Cordelier.