Titulo original: El rostro del asesino
Año: 1965
País: España
Duración: 80 min.
Dirección: Pedro Lazaga
Guión: Emilio Alfaro García, José María Palacio y Pedro Lazaga.
Música:
Antón García Abril.
Intérpretes
José María Caffarel, Germán Cobos, Perla Cristal, Agustín González, Katia Loritz, Georges Rigaud, Fernando Sancho, Paloma Valdés, Julia Delgado y Marcelo Arroita-Jaúregui.
José María Caffarel, Germán Cobos, Perla Cristal, Agustín González, Katia Loritz, Georges Rigaud, Fernando Sancho, Paloma Valdés, Julia Delgado y Marcelo Arroita-Jaúregui.
Guión: Emilio Alfaro García, José María Palacio y Pedro Lazaga
Sinopsis
El destino de las ocho personas que se refugian de la tormenta en un viejo y solitario balneario, va a estar estrechamente ligado al hombre que, acompañado de su mujer, porta un pequeño maletín con dinero. En un momento dado, durante una pequeña fiesta en honor de los recién llegados, una avería provoca un apagón de luz que les priva de toda comunicación con el mundo civilizado. El hombre del maletín aparece asesinado, con un cuchillo clavado en la espalda. Aparentemente, durante el apagón, nadie ha salido del comedor, pero el maletín con él el dinero ha desaparecido. Hasta que se restablezcan las comunicaciones y venga la Policía, se inician investigaciones entre los aterrorizados confinados en ese antiguo caserón más tenebroso ahora, pues la muerte parece no estar saciada y exige más víctimas. De hecho, se suceden dos asesinatos más pero el criminal es lo suficientemente hábil para zafarse de sus perseguidores. El azar y la decisión parece que van a ser burlados otra vez con una nueva y monstruosa fechoría, pero…
Comentario
El polifacético Pedro Lazaga se atrevió en esta ocasión con un film de intriga y misterio, muy al estilo de las novelas de Agatha Christie, con una trama tramposa y llena de engaños. Un ambiente tan cargado (rostros aviesos, sonrisas hipócritas, corredores largos y solitarios llenos de recovecos para emboscarse) es el lugar más idóneo para que estallen las pasiones. El guión está copiado por el escritor aragonés Emilio Alfaro de la famosa novela de Aghata Christie Diez negritos, que Pedro Lazaga utiliza para hacer un trabajo profesional de calidad que podría haberse desarrollado en cualquier lugar. El marco escogido, el Monasterio de Piedra de Zaragoza, no sólo es espléndido sino que da a la película un sentido de abstracción que acentúa el suspense y proporciona una mirada afilada y casi irreal a hechos concretos; es como un guiño del director para indicar que todo se trata sólo de un juego divertido. La fotografía de Víctor Monreal demuestra la calidad soberbia de su talento que, desgraciadamente, la muerte segó antes de cuajar en obras verdaderamente autorales. Del reparto sobresale la presencia delicada de Paloma Valdés -voluntariamente retirada de la interpretación- y la sobria presencia vigorosa de Germán Cobos.