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Sinopsis
Diez años después, Oliverio (Darío Grandinetti) ha perdido el pelo, pero no las mañas. Conserva su vocación de poeta errante y sigue buscando a la mujer ideal, la mujer que sea capaz de volar. En esta búsqueda, aparece Miranda, a quien le dicen «La anguila», porque cuando la besan se electriza hasta tal punto que es capaz de, literalmente, encender una lamparita entre sus dedos. Miranda no es sólo una mujer hermosa, sino que además estudia Física, carrera que se relaciona con una de las principales preocupaciones de Oliverio: la ley de la gravedad. Él se entusiasma con Miranda y comprueba su capacidad eléctrica. Pronto, ella le plantea la idea de irse a vivir juntos, y la necesidad de que Oliverio consiga, de una vez, un trabajo normal. Ante la amenaza de la trampa femenina, que puede llevarlo al matrimonio, termina arrojándola al foso de la cama. Frente a un nuevo fracaso, el recuerdo de Ana (Sandra Ballesteros), la única mujer con la que pudo volar, se convierte en una obsesión, y se marcha a Barcelona en su busca, aunque allí descubre que no es la misma que era. Más tarde, conoce a Alejandra (Ariadna Gil), una artista de circo que escribe poesía. Se reconocen uno al otro en sus indudables semejantes. Ella también busca, tiene su propia muerte que la ama y con la que juega y a ella también le atormenta el encuentro del verdadero amor. Pero Alejandra no se entregará tan fácilmente.