EL INGLÉS QUE SUBIÓ UNA COLINA PERO BAJÓ UNA MONTAÑA

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    Titulo original: The english who Went up a hill, but came down a mountain
    Año: 1995.
    País: Gran Bretaña
    Duración: 99 min.
    Dirección: Christopher Monge
    Guión: Christopher Monger, basado en un argumento de Ivor Monger.
    Música: Stephen Endelman. Tema musical: Men of Harlech", interpretado por The Gwalia Male Voice Choir.

    Intérpretes

    Hugh Grant, Tara Fitzgerald, Colm Meaney, Ian McNeice, Ian Hart, Kenneth Griffith, Tudor Vaughan, Hugh Vaughan, Robert Pugh, Robert Blythe, Garfield Morgan, Lisa Palfrey, Dafydd Wyn Roberts, Ieuan Rhys, Anwen Williams, David Lloyd Meredith, Fraser Cains, Jack Walters, Harry Kretchmer, Howell Evans y Maisie McNeice.

    Premios

    Premio del Jurado Ecuménico del Festival Internacional de Cine de Moscú. Presentada en la Sección Zabaltegi del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

    Sinopsis

    Dos cartógrafos de Londres, Reginald Anson (Hugh Grant) y George Garrad (Ian McNeice) llegan al pueblo de Gales de Ffynnon Garw para medir la altura del monte en cuyas laderas se asienta. Tras hacer las mediciones pertinentes los cartógrafos determinan que le faltan 15 pies de altura para ser considerada una montaña, por lo que la montaña de la que están tan orgullosos en el pueblo, no alcanza más altura que la de ser considerada como una simple colina, por lo que, para consternación de los habitantes del lugar, no aparecerá en el mapa oficial gubernamental. Pero no cuentan con la obstinación de los galeses. Todo el pueblo se levanta en cólera y, guiados por el irascible reverendo Robert Jones (Kenneth Griffith) y el mesonero Morgan (Colm Meaney) intentan conseguir que los dos ingleses midan otra vez el Ffinnon Garw para que ocupe el lugar que le corresponde en la historia como montaña y no como simple colina. Para ello a uno se le ocurre un ingenioso sistema para que la colina siga siendo montaña.

    Comentario

    Adaptación de una leyenda galesa que se remonta a la Primera Guerra Mundial, una comedia impregnada de un sutil sentido del humor muy británico que consagró definitivamente a Hugh Grant. La historia llegó a oídos de su director, el galés Christopher Monger (“Simplemente Geraldine”) de boca de su abuelo