Titulo original: El hueso
Año: 1968
País: España
Duración: 86 min.
Dirección: Antonio Giménez-Rico
Guión: Antonio Giménez-Rico, Ángel Llorente, José María Otero y Fernando Moreno, según un argumento de Antonio Giménez-Rico..
Música:
Carmelo A. Bernaola.
Intérpretes
Cassen, Charo López, José Franco, José Orjas, Mercedes Borqué, José María Caffarel, Alfonso del Real, Laly Soldevilla, Florinda Chico, Luisa Rodrigo y Charo Soriano.
Sinopsis
En una pequeña ciudad española de provincias, cuyo glorioso pasado histórico está presente, no sólo en sus calles y edificios, sino incluso en la forma de ser y comportarse de sus habitantes, aparece un día, en la sección de noticias del periódico local, una que va a afectar de manera decisiva la rutinaria vida ciudadana: uno de los huesos, concretamente un metacarpiano del dedo meñique de la mano izquierda, del más grande héroe local, Don Nuño Pérez de Gormaz, conocido por los historiadores como Don Nuño el Batallador, está en manos de un noble francés. Sus restos mortales, que yacen en uno de los más impresionantes monumentos de la ciudad, no están completos. Falta un hueso, que habrá que recuperar, cueste lo que cueste, ya que es el honor ciudadano el que está en juego. Y la ciudad entera vibrará ante tal afrenta. Todos sus hombres, con las autoridades y fuerzas vivas a la cabeza, abandonarán sus habituales quehaceres, cuantos problemas tienen planteados de cara al futuro, para recuperar lo que consideran símbolo de su pasado y tradición. Y en este juego se desatarán sus pequeños egoísmos y mezquindades, aflorarán sus diversas formas de pensar, siempre disfrazados del más honorable y sincero amor ciudadano.
Comentario
Estupendo guión iconoclasta del cine histórico español y de la visión de nuestra historia a través de las enseñanzas escolares, que significa el debut de un director culto, cinéfilo, buen crítico y entusiasta: Antonio Giménez-Rico. Con una producción bien hecha, sin lujos, y un reparto muy eficaz e inteligente, en el que destaca un Casen genial y la belleza de Charo López, junto a unos secundarios de primer orden, la película pudo haber tenido aún más sentido corrosivo en la puesta en escena, pero, de todos modos, resulta saludable, hilarante, divertidísima. Bien planificada a la manera clásica, a la altura de la vista, en plano americano, con una muy buena dirección artística de Wolfgang Burman, una fotografía de José Luis Alcaine esforzada y una música sutil, divertida y de factura muy moderna. Un debut prometedor.