Intérpretes
Sinopsis
Felipe Urrutia (José Luis Ozores) es un buen hombre a carta cabal, trabaja como empleado en una sección de valores de un Banco de su localidad, y nadie tiene que decir un ápice de su comportamiento; pero sus jefes y compañeros, que en el fondo le estiman, recelan de él porque creen que todas las cosas malas que suceden en la oficina se deben exclusivamente a cierta nefasta influencia que Urrutia posee. Es mucha casualidad que Urrutia toque una póliza de valores y estos bajen estrepitosamente en la Bolsa, con el consiguiente perjuicio para el Banco, o que le baste mirar fijamente a un ordenanza para que a continuación éste tropiece en un escalón y se rompa la crisma. Tanta casualidad hace que hasta el propio Urrutia llegue a convencerse a sí mismo de poseer esta propiedad maléfica y hasta está seguro de que la ha heredado de un amigo suyo, ya difunto, con el que se llevaba muy bien en vida. Sus mismos jefes le obligan a dejar el Banco. Por ello, desesperado, va a visitarle en la tumba llevándole flores para suplicarle que le libere. Y cuando está en pleno monólogo con su difunto amigo llega el amor. Conoce a Julia (Teresa del Río), una encantadora muchachita huérfana reciente, casi tan desgraciada como él y de la que se enamora como un colegial. Paco Palomo (Antonio Garisa), amigo de Urrutia, taxista, hombre simpático, emprendedor y sagaz, al mismo tiempo que bastante desaprensivo, decide industrializar el gafismo de su amigo y lo consigue buscando clientes que necesitan servicios especiales. Todo aquel que precise beneficiarse de la desgracia de un tercero que recurra a Paco; él se encarga de aproximar a Urrutia hacia la presunta víctima, surgirá en seguida, la desgracia y a cobrar lo convenido. La casualidad hace que Urrutia triunfe en toda la línea; con su presencia consigue vaciar un cine lleno y llenar un cine vacío que estaba en competencia; que hereden rápidamente una serie de sobrinos que ya desesperaban de lo que todavía duraba su tío, etc., y naturalmente, ante tales éxitos, Paco y Urrutia llegan incluso a ganar dinero. Pero Urrutia se siente cada vez más desgraciado. Quiere a Julia y teme que su aproximación pueda originarle alguna desgracia. Por tal motivo se aleja de ella. Pero Julia, que le corresponde y que se ha dado cuenta de lo que le sucede, se empeña en demostrarle que es un hombre normal como otro cualquiera y que todas las desgracias se deben a la casualidad. A Urrutia, a pesar de los razonamientos de ella, le cuesta trabajo convencerse y solo cuando Julia en un heroico acto de amor, estando en las carreras de caballos, juega una importante cantidad de dinero procedente de una póliza de Seguros a un caballo gafado por Urrutia previamente y éste gana, es cuando por fin se convence de la verdad y cobran el premio que les ayudará a disfrutar de su felicidad.