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Sinopsis
Bruno (Andrés Gertrúdix) regresa a su país de origen después de una prolongada ausencia. La casa de campo que de niño compartía con su familia está ahora en venta y todos se reúnen para despedir el lugar. La visita al «árbol magnético», una curiosidad local de extrañas propiedades, despertará en él sensaciones y afectos casi olvidados. Unas marcas hechas con tiza en el suelo confirman las sospechas de Marianela (Manuela Martelli): su cama se ha vuelto a mover durante la noche. Marianela está inquieta ante el inminente reencuentro con Bruno, por el que siempre ha sentido una secreta atracción (quizá correspondida) a pesar de haber sido criados como primos. Bruno es ahora un joven que habla con un acento extraño, lleva una vida independiente, sin ataduras y vive allí donde el trabajo le lleve. Se siente un poco «invitado» aunque se esfuerce en integrarse. En cambio Marianela nunca se ha movido de su sitio ni ha tenido ansias de independencia. Está en su espacio. Mantiene fuertes vínculos con la casa, que sigue cuidando hasta el último día, y con el entorno, que conoce como la palma de su mano. Ella irá guiando a Bruno, ayudándole a recordar un camino que ya conoce. Bruno llega casi tarde. Aunque eso sólo tenga consecuencias a nivel interno para ambos.