EL ÁRBOL DE LA VIDA (2011)

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    Titulo original: The Three of Life
    Año: 2011
    País: EE.UU.
    Duración: 139 min.
    Dirección: Terrence Malick
    Guión: Terrence Malick
    Música:

    Alexandre Desplat


    Intérpretes

    Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain, Hunter McCracken, Laramie Eppler, Tye Sheridan, Fiona Shaw, Jessica Fuselier, Nicolas Gonda, Will Wallace, Kelly Koonce, Bryce Boudoin, Jimmy Donaldson, Kameron Vaughn, Cole Cockburn, Dustin Allen, Brayden Whisenhunt, Joanna Going, Irene Bedard, Finnegan Williams, Michael Koeth, John Howell, Samantha Martinez, Savannah Welch, Tamara Jolaine, Julia M. Smith, Anne Nabors, Christopher Ryan, Tyler Thomas, Michael Showers, Kimberly Whalen, Margaret Hoard, Wally Welch, Hudson Lee Long, Michael Dixon, William Hardy, Tommy Hollis, Cooper Franklin Sutherland, John Cyrier, Erma Lee Alexander, Nicholas Yedinak, Jackson Hurst, Crystal Mantecon, Erinn Allison, Charlotte Biggs, Benjamin Dane, Michael E. Harvey, Matt Hislope, Zach Irsik, Jodie Moore, Danielle Rene y Jennifer Shakeshaft.

    Premios

    Festival Internacional de Cine de Cannes: Palma de Oro a la Mejor Película.
    Premio FIPRESCI: Mejor Película del Año.
    Festival Internacional de Cine de San Sebastián: Seleccionada para la Sección Zabaltegi.
    Oscar: Nominada al Oscar a la Mejor Película, al Mejor Director y a la Mejor Fotografía.
    Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos: Nominada a la Medalla a la Mejor Película Extranjera


    Sinopsis

    Tras un recorrido por el surgimiento del mundo y de la vida sobre la tierra, seguimos la vida de Jack O`Brien (Sean Penn) que trabaja para una importante corporación multinacional. En una pausa en su frenético tren de vida, le vienen a la mente sus recuerdos de su infancia.En ellos aparece su padre el señor O`Brien (Brad Pitt), su madre, la señora O`Brien (Jessica Chastain), sus hermanos pequeños, R.L. (Laramie Eppler) y Steve (Tye Sheridan), su abuela (Fiona Shaw), y él mismo de niño (Hunter McCracken). Los recuerdos de Jack van dando indiscriminados saltos en el tiempo. Su mente se detiene en la muerte de su hermano R.L., caído en combate una vez llegado a la edad adulta, comunicado a su madre mediante un telegrama. Los recuerdos de Jack retroceden más atrás en el tiempo, hasta el momento mismo de su nacimiento y el de sus hermanos, con los que se lleva pocos años de diferencia. Una época llena de momentos felices y distendidos, de juegos infantiles e instantes de ternura compartidos con su madre. Pero en los recuerdos de Jack hay también momentos sombríos, sobre todo los relacionados con su padre. Viajante de negocios, ausente del hogar durante largos periodos de tiempo, cuando regresa a su hogar se obceca en la educación de sus hijos, sobre todo con Jack, el mayor, sometiéndolos a una férrea disciplina muy tradicional y conservadora, que incluye la asistencia a los oficios religiosos, oraciones en la mesa antes de comer o cenar, prácticas de boxeo o el aprender a arar la tierra, tanto con herramientas como con las manos, convencido de que así sus hijos crecerán duros y fuertes, preparados para soportar las adversidades de la vida. Más tarde en el Más Allá, Jack se volverá a encontrar con su padre, con su madre y con sus hermanos. Incluso con él mismo de niño.

    Comentario

    Si el cine es imagen nos damos aquí de bruces con la exquisitez en su más puro estado. Si es espectáculo, también, más de lo mismo. Pero si además le pedimos que cuente algo, resulta difícil explicar qué diablos cuenta el director. Por un lado se pone cósmico/metafísico a base de larguísimas secuencias con voz en “off” que parecen explicar la formación de la vida y del universo. Como documental, lo compramos. Pero por otro lado, entre medias, al final y al principio, “sin solución de continuidad” que diría un cursi, va hilando escenas de una familia que, ahora sí, genera gran empatía con el público. Pero, otra vez igual, sus circunstancias domésticas y sus dramas se disparan hacia arriba y hacia abajo, vuelan a lo más alto y bucean hasta lo más profundo y casi trascienden la condición humana de nuevo. O intentan hacerlo… aunque ahí, a ras de tierra, cierto es que en las manos Malick, la infancia cobra auténtica vida, es una infancia de verdad, de carne y hueso, como si él nos debiera recordar, por cierto, de manera portentosa, qué es un niño. Resultado de todo ello? Una criatura (“creatura”?) de un creador con aires de Creador y que tanto da en el clavo, como algunos palos de ciego. Así que, visto lo visto, al final, y a la altura de los títulos de crédito, al espectador le queda un amasijo de sensaciones de lo más contradictorio: desde la poesía al magisterio; desde la pompa a la moralina; y desde la sabiduría al desconcierto. Como el inclasificable autor de “La delgada línea roja” se crió en sus años jóvenes, entre la Filosofía y el campo y ha entrado ya en la edad de la recapitulación, rebobina ahora… y nos deja “esto”.