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Sinopsis
Tras una vida larga y llena de vicisitudes, Allan Karlsson (Robert Gustafsson) acaba en una residencia de ancianos, pensando que aquella es su última parada. El único problema es que sigue conservando una buena salud, y que los días se están volviendo cada vez más aburridos. Cuando se acerca la celebración de su cien cumpleaños, en la que Allan no tiene el menor interés, vestido con su mejor traje y unas pantuflas, decide escapar de su tediosa vida. Tras escaparse por la ventana, una serie de sucesos lo embarcan en un viaje divertido y totalmente inesperado, en el que se cruza con una banda criminal, asesinos, un maletín lleno de dinero, un elefante y un policía incompetente. Lo que sería para cualquiera la aventura de su vida, para Allan no tiene mayor importancia. Porque él no sólo ha sido testigo de algunos de los hechos más determinantes del siglo veinte, sino que además ha desempeñado un papel fundamental en ellos. Aunque a Allan no le interesan la política ni la religión, parece haber influido en la mayoría de los acontecimientos mundiales más destacados del siglo. Entre otras cosas, ha contribuido a la invención de la bomba atómica ayudando a Robert Oppenheimer (Philip Rosch) a elaborarla, y se hizo buen amigo de todo tipo de personajes destacados, desde presidentes de Estados Unidos a tiranos rusos como por ejemplo, al general Franco (Koldo Losada), a Winston Churchill, a Stalin, a Ronald Reagan (Keith Chanter) o incluso a la mujer de Mao, con la que estableció una comprometedora amistad. Por si eso no fuese suficiente, Allan también trabajó como agente de la CIA, aparte de otras muchas actividades peligrosas que hicieron de su vida toda una aventura. Durante cien años, Allan Karlsson agitó el mundo, y ahora vuelve a andar suelto.