DE ÓXIDO Y HUESO (2012)

    95
    Titulo original: De rouille et d os
    Año: 2012
    País: Francia - Bélgica
    Duración: 120 min.
    Dirección: Jacques Audiard
    Guión: Jacques Audiard y Thomas Bidegain, basado en un relato de Craig Davidson.
    Música: Alexandre Desplat. Temas musicales: "I Follow Rivers", interpretado por Lykke Li; "The Wolves (Act I And II)", interpretado por Bon Iver; y “Firework", interpretado por Katy Perry.

    Intérpretes

    Marion Cotillard, Matthias Schoenaerts, Corinne Masiero, Jean-Michel Correia, Bouli Lanners, Céline Sallette, Armand Verdure, Mourad Frarema, Yannick Choirat, Fred Menut, Duncan Versteegh, Katia Chaperon, Catherine Fa, Andès Lopez Jabois, Océane Cartia, Françoise Michaud, Irina Coito, David Billaud, Fabien L`Allain, Fabien Baïardi, Laetitia Malbranque, Soulyane Rajraji, Pascal Rozand, Hedi Touihri, Nathalie Millar y Anne-Marie Tomat.

    Premios

    Seleccionada para la Sección Oficial en Competición del Festival Internacional de Cine de Cannes. Premio al Mejor Director, al Mejor Actor (Matthias Schoenaerts) y al Mejor Guión en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci)
    Nominada al Globo de Oro a la Mejor Película de habla no inglesa.
    Nominada al Goya a la Mejor Película Europea.

    Sinopsis

    Todo comienza al norte de Francia. Ali (Matthias Schoenaerts) se encuentra de repente con un niño de 5 años en sus manos. Sam (Armand Verdure) es su hijo, pero apenas le conoce. De improviso Ali tendrá que ocuparse de Sam. Sin dinero y sin amigos, abandona su domicilio para refugiarse en casa de su hermana, que vive en Antibes, en el Mediterráneo. Aunque ni su hermana ni el marido de ésta tienen mucho dinero, acogen a Ali y a Sam en el garaje de la casa y se encargan del pequeño. Ali encuentra un empleo como portero de discoteca. Tras mediar en una pelea una noche, conoce a Stephanie (Marion Cotillard), una joven atractiva y segura de sí misma, que ha acabado sangrando por la nariz. La acompaña a su casa y le facilita su número de teléfono. Pero Stephanie es una princesa, mientras que Ali no tiene recursos. Allí descubre que Stephanie convive con un tal Simon (Yannick Choirat), y que se dedica a entrenar orcas en un parque acuático, en Marineland. Cuando, tras un terrible accidente, uno de los espectáculos con las orcas acaba en tragedia, una llamada nocturna vuelve a reunirlos. Simon desaparece de su vida y cuando Ali vuelve a verla, su princesa está confinada en una silla de ruedas: ha perdido las piernas y bastantes ilusiones. Vive sola en un apartamento que le paga el seguro médico. Él simplemente la ayuda, sin compasión o lástima. La lleva a la playa, la ayuda a darse un baño en el agua, le ayuda con sus piernas ortopédicas, mantienen una relación sexual… Y ella vuelve a vivir. Pero Ali se mueve por un mundo peligroso. En su trabajo ha conocido a Martial (Bouli Lanners), un tipo poco recomendable que por las noches se dedica a colocar cámaras de seguridad secretas en las empresas que le contratan, para espiar a los trabajadores, mientras que de día participa en apuestas de peleas clandestinas. Martial convence a Ali para que participe en una de estas peleas como púgil, donde podrá dar rienda suelta a su violencia, con la promesa de que puede ganar mucho dinero.

    Comentario

    Muchos de los personajes de Jacques Audiard trasmiten pura angustia, viven al borde del precipicio; y algunos -como en esta ocasión- hasta se instalan directamente en el infierno, en lo más duro. El caso es que justamente desde ahí, desde ese punto de aparente no retorno, inician su mejor recorrido, el que en definitiva será para ellos su gran viaje de regreso. La redención. Este esquema narrativo le viene asegurando al realizador francés dos ingredientes muy eficaces: intensidad y dramatismo. La cuestión, claro, es cómo los conjuga, sin caer en excesos. Por supuesto que la extraña (estrafalaria?) historia de amor entre los protagonistas da bastante juego; y en medio de su tremenda, violenta, situación siempre hay un hueco para la ternura y el hasta para el humor (el “opé”, es todo un hallazgo). Y eso que existe entre ellos un mundo de contrastes y distancias, alejamientos que, en la primera parte de la película, están muy bien contados. Lo malo es cuando, en la segunda parte, garantizada la intensidad, hay que sujetar el dramatismo y cerrar el círculo. Pero “De óxido y hierro” aguanta a pesar de todo el tipo, entre otras razones por el descomunal trabajo de la pareja protagonista, dos actores tan dispares pero tan bien combinados. Sin llegar a la casi perfecta “Un profeta”, puede decirse que Audiard mantiene el apreciable nivel de su filmografía, en la que ha tocado tantos palos, casi siempre con el sello de lo agónico y lo profundo. Pero también de lo grande y bello.