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Sinopsis
Esta historia gira alrededor de una caja. Desde afuera, la vieja caja de madera no tiene nada de especial. En su interior, sin embargo, contiene un mundo de historias. En su interior hay objetos aparentemente insignificantes que han sido perdidos, olvidados o tirados por gente desconocida: desde un pedazo de encaje hasta un recado de una colegiala, desde un fragmento de cristal hasta una fotografía descolorida. La caja pertenece a Esmeralda (Paulina Gaitán), una adolescente enrabiada y defensiva. Esmeralda está harta de todo: de su familia, de sus responsabilidades, de su vida. Entonces, se refugia en su caja de objetos. En sus manos estos objetos cobran vida: a través de ellos inventa historias que no vive, emociones que no siente, gente que no ama. El filme cuenta la historia de tres de estos objetos y de la gente detrás de ellos, todos de alguna manera incapaces de conectarse con quienes más aman. Estos objetos representan tanto la ausencia de la comunicación como su posibilidad. Uno de ellos es una hoja de papel que tiene escrito a mano un nombre y un número de teléfono. Pertenecía a Augusto Gabrieli (Fernando Luján), un viejo psicólogo de niños que perdió a su hija, que huyó de la casa cuando era adolescente. La caja contiene también un caballito de mar hecho de un mantel de papel de un restaurante chino. Esmeralda lo encuentra en el restaurante donde trabaja, abandonado por Iván (Carmelo Gómez), un pediatra que es incapaz de hacer el amor con su pareja, Eli (Lucía Jiménez). Iván guarda un secreto, el descubrimiento de la existencia de Vaquerito, su hijo, con Paola (Bárbara Mori), una infidelidad que ha corroído la capacidad de Iván de relacionarse físicamente con la mujer que ama. Cuando Iván descubre que su hijo está gravemente enfermo, su angustia se traduce en un hermetismo total con su mujer. Por último, en el interior de la caja hay también una flecha hecha de tarjetas de presentación del doctor Gabrieli, hecha por una paciente con cáncer que logró vencer la barrera de su rencor y enojo con la ayuda del viejo psicólogo. Cuando Vaquerito es diagnosticado con leucemia, el mundo superficial y artificioso de Paola se derrumba. Ella se da cuenta que nunca ha sabido ser madre y es cuando, con la ayuda de la flecha, decide acudir al psicólogo. En manos de Esperanza estos objetos cobran vida y a través de ellos inventa las historias que no vive, emociones que no siente, gente que no ama.