CORAZONES ROTOS

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    Titulo original: Break of hearst
    Año: 1935
    País: EE.UU.
    Duración: 78 min.
    Dirección: Philip Moeller
    Guión: Victor Heerman, Sarah Y. Mason y Anthony Veiller, basado en un argumento de Lester Cohen.
    Música: Max Steiner. Temas musicales: Sinfonía No. 9 en E Menor: El nuevo mundo, de Anton Dvorák, Träumerie, de Kinderscenen, de Robert Schumann, interpretado por Katharine Hepburn al piano, Sinfonía No. 8 en B Menor, de Franz Peter Schubert, Sinfonía No. 6 en B. Menor, Opus 74, Patética, 3er. movimiento, Allegro molto vivace, de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, The Sidewalks of New York, La marcha nupcial, de Felix Mendelssohn-Bartholdy, interpretada al piano por John Beal y al trombón por Jean Hersholt, Jingle Bells, The Continental, Auld Lang Syne, Toccata y Fuga en D Menor, BWV 565, de Johann Sebastian Bach y Sinfonía No. 1 en C Menor, Opus 68, 4º movimiento, Allegro Con Spirito, de Johannes Brahms.

    Intérpretes

    Katharine Hepburn, Charles Boyer, John Beal, Jean Hersholt, Sam Hardy, Inez Courtney, Helene Millard, Ferdinand Gottschalk, Susan Fleming, Lee Kohlmar, Jean Howard, Anne Grey, Lowden Adams, Egon Brecher, Gino Corrado, Jay Eaton, Dick Elliott, Gavin Gordon, Sam Hayes, Eddie Kane, Cornelius Keefe, Ray Mayer, Torben Meyer y Bert Moorhouse.

    Sinopsis

    Franz Roberti (Charles Boyer) es un célebre director de orquesta con una dilatada carrera amorosa. En la casa de su antiguo maestro conoce a Constance (Katharine Hepburn), una joven aspirante a compositora, que toca en la orquesta, con quien se casa. Los problemas empiezan a surgir cuando se dan cuenta de que comparten muchas ocupaciones y la felicidad de su vida en común acaba cuando Constance le descubre con otra mujer y se ve forzada a abandonarlo.

    Comentario

    Un melodrama de ambiente musical en la línea de Intermezzo que relata la azarosa relación entre una concertista con escasa fortuna y un afamado director de orquesta, papeles incorporados por Katharine Hepburn y por el refinado Charles Boyer. Tras la cámara, el poco conocido director Philip Moeller (en la que fue su segunda y última película) que se beneficia, además del buen reparto, de la fotografía de Robert De Grasse y la partitura de Max Steiner.